ANA BÁRBARA MUNGARAY, Coordinadora General del Programa Nacional de Financiamiento a Micro empresarios, no ha de recordar la letra de esa canción de "Chava" Flores que hacía alusión a la capacidad adquisitiva del peso mexicano por aquellas épocas en la que la funcionaria no habría nacido, supongo, a pesar de que ella se las tendrá que arreglar con los "dos pesos" que el Gobierno de la 4T le ha dejado sobre la mesa.

De los miles de millones de pesos que tuvo en otro momento la política pública para las Micro y Pequeñas Empresas para soportar las responsabilidades del INADEM, ahora la tarea recaerá sobre PRONAFIM y sobre la mesa le dejan 156 millones de pesos.

Con esa cantidad de dinero la institución tendrá que ejecutar la política nacional de apoyo a los emprendedores y además a las MiPymes, arreglar lo necesario para establecer un fondo de garantía para acceso al financiamiento.

Además tendrá que garantizar el sano desarrollo del OBSERVATORIO NACIONAL DEL EMPRENDEDOR que en realidad, y bajo la óptica del columnista, fue siempre un buen deseo llevado al extremo de la "vacilada" ya que nunca se tuvieron deseos ni voluntad política para ejercer una verdadera política de defensa de las empresas Pyme. Eso del Ombudsman Pyme acabó siendo un cuento que pocos creyeron y nadie tuvo los tamaños para ejercer.

Por si los 156 millones de pesos anuales sirvieran para mucho, le dejan también al PRONAFIM el reto de capacitar a las Pymes. Tendrá que buscarse muchos aliados Ana Bárbara si quiere llegar a algún lado con resultados positivos en algunos de los renglones.

Se equivoca el Presidente de México si cree que puede cubrir las necesidades complejas y estructurales que aquejan a las micro y pequeñas empresas con un "suelto" que deja sobre la mesa del PRONAFIM como presupuesto anual.

Contrario a lo que pudiera haber esperado , AMLO no tuvo un planteamiento estratégico para las Pymes y su posible incorporación a cadenas de valor. No pensó en procesos de mejora continua basados en la capacitación y nunca, al parecer, ocupó en su inquietud de gobierno planteamientos estratégicos basados en esas empresas. Es una pena que haya hoy un tremendo vacío de políticas públicas hacia emprendedores, micro y pequeñas empresas.

Es triste contemplar cómo en función de otras prioridades, algunas de las cuales pueden ser justas y necesarias, políticas públicas acaban siendo ridiculizadas cuando se les asignan cantidades que no dan margen alguno para trabajar.

Si dividiéramos el dinero del presupuesto del organismo, en la que poca o nula responsabilidad tiene Ana Bárbara, entre el número de Pymes legales registradas por la autoridad Federal a cada una correspondería 39 pesos para atender las necesidades diversas y complejas que implica la vida empresarial de las unidades pequeñas.

Todo un récord. Les toca menos de lo que hoy cuesta una torta decente.

En honor a "Chava" Flores, por supuesto. Y mi pésame por la tarea titánica que tendrá que atender Ana Barbara y su equipo de trabajo.