Eduardo Guerrero Gutiérrez

Consejos al oído para gobernadores noveles (primero de dos)

En Guerrero, Héctor Astudillo logró la hazaña de reducir los homicidios en 30 por ciento. En Michoacán, sin prioridades claras, será fácil que Alfredo Ramírez se extravíe.

1. Marina del Pilar (BC): su estado es hoy campeón nacional en asesinatos y robos de vehículos. El narcomenudeo y el robo a transeúntes también están por los cielos. Tendrán que trabajar estrechamente con la federación y los alcaldes, especialmente en Tijuana (la ciudad más violenta del país). Hay que seguir cuidando Mexicali y Ensenada; sería costosísimo que se contagiaran de la violencia de Tijuana. No se dejen amedrentar por el CJNG ni por su antecesor en el cargo. A darle con todo, pero tomen medidas estrictas de protección tanto para el equipo compacto como para círculos de cercanos.

2. Víctor Castro (BCS): revisen lo que hizo su antecesor; fue un buen trabajo en materia de seguridad. Continúen con todo aquello que dio buenos resultados, especialmente la óptima relación de trabajo con la federación, y sigan cultivando vínculos con las agencias estadounidenses, a través del Consejo Asesor de Seguridad en el Extranjero (una instancia del Departamento de Estado que apoya al sector privado estadounidense). No olviden que Los Cabos y La Paz son plazas codiciadísimas por el crimen organizado. Blíndenlas lo más que puedan, mientras continúan profesionalizando sus policías locales.

3. Layda Sansores (Campeche): el estado ya no es lo tranquilo que solía ser. Durante el trecho que lleva AMLO los asesinatos en Campeche han aumentado 130 por ciento –al compararlos con los que se registraron durante el mismo trecho previo–. Ojo también con los robos a transportistas, no han dejado de crecer. Algunos proyectos como la instauración de un modelo de policía de proximidad (con acciones como ‘denuncia a domicilio’) tendrán que experimentar ajustes para funcionar en un entorno tan distinto al de Álvaro Obregón. Por último, qué fortuna contar con el juicio y la capacidad de un fiscal general como Renato Sales.

4. Indira Vizcaíno (Colima): un pequeño estado con retos enormes: número uno en secuestro y robo a casa habitación; número dos en homicidios; número cuatro en narcomenudeo y ataques sexuales. Demasiados flancos abiertos. Tendrán que escoger bien sus batallas. Buena propuesta la de continuar fortaleciendo a la policía estatal y labrarle un perfil de proximidad social, pero dudo que con eso baste. En el estado operan tanto el CJNG como Cártel de Sinaloa, las dos organizaciones criminales más potentes del país. De ahí que sea necesario crear un grupo de operaciones especiales (tanto operativo como con capacidades de inteligencia) que combata eficazmente a brazos armados, análogo al creado tiempo atrás en Tamaulipas para perseguir a la Tropa del Infierno. Cuidado, finalmente, con el ascendente consumo de drogas sintéticas y estimulantes entre adolescentes de bajos recursos.

5. Maru Campos (Chihuahua): su antecesor tuvo buenas intenciones en materia de seguridad, pero las intenciones no bastan. Le faltó una buena estrategia. Primera lección: no conviene pelearse con el gobierno federal; una segunda: arrestar a cientos de delincuentes sin ton ni son no mejora en automático la seguridad de la gente. Ojo con Juárez; en 2011 Calderón alivió la tremenda crisis de esta ciudad con un programa que requirió una gran inversión. Ahora tendrán que echar mano de soluciones menos onerosas. Mucho de lo que han hecho los estadounidenses para domesticar a pandillas violentas puede aprovecharse, con adaptaciones, en Juárez. Cuidado también con Chihuahua capital y con Cuauhtémoc.

6. Evelyn Rodríguez (Guerrero): Astudillo logró la hazaña de reducir los homicidios en 30 por ciento durante su gestión. Trabajando hombro a hombro con el Ejército y la Guardia Nacional. Acapulco, Chilpancingo y Chilapa han mejorado, pero Taxco está tomado por el CJNG, y en Iguala aumentan mes con mes las ejecuciones por riñas entre Tlacos, Banderas y Guerreros Unidos. Acapulco podría renacer si realizan un trabajo cuidadoso de rescate del espacio en la zona turística y, sobre todo, si reducen sustancialmente el cobro de piso a bares, restaurantes y hoteles. Por último: hay que apoyar a la valiente alcaldesa de Pilcaya, Sandra Velázquez Lara, amenazada por el crimen organizado.

7. Alfredo Ramírez (Michoacán): los desafíos son varios y gigantescos. Sin prioridades claras será fácil extraviarse. Lo primero: evitar que los conflictos en Tierra Caliente se extiendan. Lo segundo: lograr un repliegue duradero del CJNG para reducir riesgos de enfrentamientos y emboscadas. Lo tercero: erosionar la base social de criminales y autodefensas (que en algunos lugares son lo mismo) mediante la activación de la oferta institucional de apoyos y servicios. Será muy importante seguir trabajando en la consolidación institucional de la policía estatal, a pesar de que tome tiempo y los recursos sean escasos.

8. Miguel Ángel Navarro (Nayarit): buena gestión la de su antecesor en materia de seguridad. Todavía hay delitos al alza pero con niveles de incidencia por debajo de la media nacional (como en los casos del homicidio, la extorsión y los ataques sexuales). Terminen de limpiar las instituciones de seguridad y justicia, corroídas por la corrupción extrema que caracterizó la infame gestión de Sandoval y su fiscal Veytia. Lo que pasó entre 2011 y 2017 con el gobierno de Nayarit no puede volver a suceder jamás. No se olviden de las cárceles estatales: los centros de Venustiano Carranza, en Tepic, y de Bucerías, en Bahía de Banderas, están entre los peor evaluados del país. Y a seguir apoyando a quienes siguen buscando a sus familiares desaparecidos.

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