La Cuarta Transformación

El ingrato López Obrador

Si el presidente guarda algún tipo de aprecio por su extitular de la UIF, le concederá la protección que necesita, señala Darío Celis.

EN LOS CASI tres años que estuvo al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto recibió cuatro amenazas de muerte, todas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La más estremecedora fue a inicios del 2020, cuando fueron a hacer una pinta en la casa de su padre en Querétaro. El mensaje fue: “bájale a tus investigaciones”. Ese mismo año recibió otra vía WhasApp.

También ese año fue advertido por el director del Centro Nacional de Inteligencia, Audomaro Martínez, de la intercepción de una llamada del mismo grupo delictivo que planeaba un atentado contra su persona.

Los posibles objetivos eran, en este orden, Santiago Nieto; el Secretario de Seguridad de la CdMx, Omar García Harfuch; el entonces Secretario de Seguridad Federal, Alfonso Durazo; el propio Audomaro Martínez, y el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

A inicios del 2021 el ahora ya ex titular de la UIF recibió una cuarta amenaza de muerte también mediante un mensaje a su teléfono celular. Como funcionario, Nieto se trasladaba en una camioneta blindada y una escolta atrás.

Contaba con la asistencia de seis elementos de la Guardia Nacional, la Policía Bancaria Industrial y de la Fiscalía General de la República. Pero hoy esa seguridad se redujo a solo tres escoltas y le quitaron la camioneta de seguimiento.

El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene en sus manos no nada más el futuro político de Nieto Castillo. Tiene en sus manos su vida. Por la protección que le brinde en los próximos años se podrá corroborar qué tan cierto es el aprecio que asegura guardarle.

Por razones de seguridad o por los compromisos adquiridos durante sus respectivas gestiones, los titulares de áreas gubernamentales sensibles como la Procuraduría General de la República (PGR), el Centro de Investigación en Seguridad Nacional (Cisen) o la UIF han necesitado de la protección del Estado una vez culminados sus encargos.

Un claro ejemplo es la lista de ex procuradores que han salido del país para ocupar cargos en el servicio exterior, sin ser diplomáticos de carrera, más en el ánimo de proteger sus vidas, que de esperar de ellos una contribución a las relaciones internacionales de México.

Del sexenio de Carlos Salinas de Gortari se recuerda a Ignacio Morales Lechuga y a Jorge Carpizo MacGregor, ambos encargados de la procuración de justicia a nivel federal y que ocuparon, de manera consecutiva, la Embajada de México en Francia.

Los dos llegaron a la oficina de la rue de Longchamp sin hablar el francés y con muy escasos recursos diplomáticos para poder calificar de exitosa su gestión.

Jorge Madrazo Cuéllar fue Procurador de la República de diciembre de 1996 hasta noviembre de 2000, cuando culminó el gobierno de Ernesto Zedillo. En 2001, y hasta el fin del sexenio de Vicente Fox, este abogado de la UNAM ocupó la titularidad del Consulado General de México en Seattle, Washington.

El ex titular de la PGR tuvo que enfrentar una andanada legal en su contra, acusado de encubrimiento en las investigaciones relacionadas con la matanza de Acteal, ocurrida en el municipio de Chenalhó, Chiapas, en 1997.

Del sexenio del panista Vicente Fox se recuerda a su primer procurador, el general Rafael Macedo de la Concha, quien, ya en la administración de Enrique Peña Nieto, fue enviado a la agregaduría militar en la Embajada de México en Italia, en cuya capital encontró refugio durante varios años.

A este alto mando se le recuerda por haber encabezado la estrategia legal que el foxismo puso en marcha en contra del entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador por un supuesto caso de desacato que no logró su cometido de frenarle el paso a la candidatura presidencial por el PRD.

Eduardo Medina Mora ocupó lo más altos cargos en materia de seguridad a nivel federal. En el gobierno de Fox, fue titular del Cisen y de la Secretaría de Seguridad Pública, para, posteriormente en la administración Calderón, fungir como Procurador de la República.

En 2009 renunció y fue designado como Embajador de México ante el Reino Unido. En 2013, al inicio del gobierno peñista, el que fuera ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue enviado a Washington para representar a nuestro país ante la administración Obama.

Su gestión en esta última adscripción fue muy criticada por su falta de transparencia y deficiente comunicación, dos habilidades poco conocidas en este experto en temas de inteligencia.

Otra procuradora calderonista, Marisela Morales, fue enviada al Consulado de México en Milán, que expresamente para ella fue modificado de General a Consulado de Carrera, una desclasificación que le evitó a la ex funcionaria pasar por la pena de ser ratificada en el Senado.

De su gestión en aquella ciudad existen escasos recuerdos, ya que era sabida su baja asistencia a la oficina, además de no hablar el italiano. Apanicada, prefirió guardar bajo perfil hasta su regreso a México.

Toda esta historia sale a colación por el alto grado de vulnerabilidad en el que está quedando Santiago Nieto tras su renuncia a la Unidad de Inteligencia Financiera, espacio desde el cual no descansó para investigar y denunciar a empresarios, artistas, deportistas y altos mandos del crimen organizado, con o sin razón para hacerlo, y con muy distintos grados de flexibilidad.

CUANDO PARECÍA QUE los tiempos en los que el ser Secretario de Gobernación era la antesala a la Presidencia, surge un destape para muchos sorpresivo, pero para quienes conocen su capacidad y sus alcances resulta algo previsible, pues Adán Augusto López Hernández es un ejemplo de un animal político reconocido por aterrizar ideas, destrabar asuntos y culminar proyectos, tal y como le gusta o exige Andrés Manuel López Obrador a sus cercanos colaboradores, aunque no todos tengan esas habilidades. En momentos donde el riesgo de polarización es alto, con una Claudia Sheinbaum corriendo a un ritmo de última milla y un Marcelo Ebrard con la condición de un maratonista, sabiendo que los años son muy largos y el desgaste es muy grande, el exgobernador tabasqueño pareciera ser una tercera vía para la candidatura morenista. Pero la verdad es que nadie quiere ser el “Plan B” de nadie, de ahí el tibio destape de Mario Delgado, que tampoco quiere quedarse sin autoridad en Morena, pues al parecer ahora las candidaturas se palomean en Bucareli.

NINGÚN PRESIDENTE HA emanado ni de la jefatura de gobierno de la CdMx, ni de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Cuauhtémoc Cárdenas logró en 1999 la candidatura por el PRD, después de haber gobernado la ciudad, y Andrés Manuel López Obrador tuvo que esperar más de 18 años después de haber ocupado el Palacio del Ayuntamiento. Del lado de la Cancillería, José Antonio Meade encabezó la diplomacia mexicana dos años antes de haber sido ungido como abanderado del PRI. Excepción fue la de Pedro Lascurain, canciller en 1913, cuando el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente Francisco Pino Suárez, se vieron orillados a renunciar a sus cargos para dejar el paso, por escasos 45 minutos, a Lascurain, quien ocupó la primera magistratura por ese breve lapso sólo para darle paso a Victoriano Huerta. Así es que Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard marcarán un hito en caso de salir vencedores en la ya compleja carrera por la Presidencia de la República.

LAS CABEZAS DE la Alianza Va Por México están conscientes que para sacar a Morena y a Andrés Manuel López Obrador de Palacio Nacional, tendrán que llegar con un candidato de unidad para las elecciones presidenciales de 2024. No quieren repetir la historia de Ricardo Anaya y José Antonio Meade que terminaron fragmentando el voto. PRI, PAN y PRD quieren subir en esa iniciativa a Movimiento Ciudadano, cosa que no va ser nada sencillo. En esa ruta emprendida por el grupo que lideran Claudio X. González y Gustavo de Hoyos la búsqueda del candidato ya inició. Los machuchones del PRI que tienen voz que se escucha en la Alianza ya pusieron en la mesa, a manera de saque, cuatro nombres: Lorenzo Córdova, José Ángel Gurría, Enrique de la Madrid y Carlos Loret de Mola. Ahí se los dejamos para el análisis.

QUE NADIE SE mueva. El relevo de Loretta Ortiz Ahlf en el Consejo de la Judicatura Federal ya está prácticamente decidido. Dicen los que conocen cómo se manejan las redes de poder al interior del poder judicial, que la nueva consejera va ser Alejandra Spitalier. Se trata de la actual Secretaria General de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La posición deberá ocuparse el próximo 15 de diciembre, último día en funciones de Ortiz. Hay otros aspirantes. Apunte al Secretario Ejecutivo de Disciplina del Consejo, Jaime Santana; al magistrado del Primer Tribunal Colegiado de Competencia Económica, Gildardo Galinzoga, y la magistrada del Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo con residencia en Querétaro, Marisol Castañeda.

A LOS CARROÑEROS políticos de Hidalgo, de Omar Fayad, se les acabó la fiesta. Justo la semana pasada pretendían cerrar la elección entre cuatro precandidatos que nada más no pintaban para ganar la elección del siguiente año. Pero ayer hubo acuerdos en Morena para abrir la candidatura entre los personajes mejor posicionados en la población. César Cravioto, delegado estatal del partido, dio el banderazo para incluir a a los 10 más reconocidos por los hidalguenses. Destaca el diputado Cuauhtémoc Ochoa, aunque también el senador Julio Menchaca, al diputado local Francisco Xavier Berganza, la diputada federal Lidia García Anaya, el excandidato en Tulancingo Óscar Damián Sosa, la legisladora local Lisset Marcelino Tovar y la regidora Hilda Miranda, principalmente.



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