Rotoscopio

Cristiano Ronaldo: el ídolo solitario

 

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Antes de darles mi opinión de Ronaldo, el documental sobre el astro del Real Madrid, confieso: Cristiano Ronaldo no me simpatiza. Me parece un genio, pero también un ególatra, un futbolista de gambeta biónica y empeine letal que juega, primero que nada, para CR7.

Ronaldo ha roto récords en el Real Madrid con una mano en la cintura: su rendimiento es indiscutible, como es indiscutible que se ha apropiado del manchón penal como si sólo él supiera cobrar ese tiro libre y a menudo se ofende si un compañero le "roba" una anotación. La final de la Champions contra el aguerrido Atlético de Madrid, de Diego Simeone, englobó sus virtudes deportivas y sus defectos personales.

Ronaldo jamás bajó la cabeza y fue instrumental para que los merengues llevaran a cabo esa remontada histórica. Pero no tuvo empacho en restregarle su cuarto gol (de penal) a la tribuna rojiblanca, abdomen de lavadero al descubierto, como si esa anotación, y no las tres anteriores, le hubiera dado la orejona al Real Madrid. No culpo a Simeone por invadir la cancha en busca de pleito. CR7 se merecía el trofeo y un buen puñetazo en la cara.

El documental de Anthony Wonke es, sobre todo, una celebración del ídolo portugués. Trazando su vida desde su infancia en un barrio de bajos recursos en la isla de Madeira hasta su traslado a Lisboa, su éxito en el Manchester United y su transferencia millonaria al Real Madrid, Ronaldo insiste en convencernos de que CR7 es un padre amoroso, un hijo ejemplar y el mejor jugador en la historia del deporte. Wonke jamás logra zafarse por completo del tono publicitario, digno de un comercial de Nike, que un documental autorizado por el equipo de CR7 le debe haber exigido. No obstante, la película vale la pena gracias a las opiniones que el director logra filtrar a través de su cometido hagiográfico.

No faltará quien se queje de que Ronaldo cuenta una versión sesgada –apenas plural– de la vida de Cristiano. ¿Dónde están las entrevistas a Alex Ferguson, Florentino Pérez, sus compañeros del Manchester y el Real Madrid? ¿Por qué sólo contamos con los testimonios de su agente lamebotas, su hermano taciturno y su madre abnegada? Así haya sido decisión de Wonke o del siete madridista, la omisión dice muchísimo de la estrella, dentro y fuera del campo. El hombre que sólo trabaja para la gloria individual no necesita de la ayuda de otros para narrar su vida. En un momento dado, Ronaldo admite su soledad con orgullo. El documental, sin embargo, revela un aislamiento patológico.

Cristiano pasa las tardes encerrado en su mansión, levantando pesas en un gimnasio o nadando en la alberca. Sólo lo acompaña su hijo pequeño, a quien cría sin ayuda de una madre, cuya identidad desconocemos. Cristiano no necesita compañía ni para criar a un niño.

Ronaldo
Año: 2015
Director: Anthony Wonke
País: Reino Unido
Productores: James Gay-Rees,
Asif Kapadia y Paul Martin
Duración: 102 mins.
Cines: Cinépolis

Estos momentos reveladores vienen intercalados con un exceso de montajes de Ronaldo en las canchas, siendo Ronaldo. El astro dribla, corre y anota solo, como si el Real Madrid fuera únicamente él. CR7 nos pide que lo festejemos; atrás de la cámara, Wonke nos sugiere que miremos con atención. Vean a su hermano alcohólico, encargado de curar y administrar el museo de CR7. Escuchen a Ronaldo siempre hablar en tercera persona. Observen el estrellato kitsch de este supermán merengue, al papá soltero en su casona de muros grises, rodeado de lambiscones y coches último modelo.

Como el propio Cristiano, el documental de Wonke tiene una bipolaridad interesante: el éxito en los estadios llenos contrasta con la soledad de un tipo que nada más se siente cómodo consigo mismo. Quizás Ronaldo no sea una gran película, pero es un retrato fiel tanto del hombre como del ídolo. ¿Hay diagnóstico más preciso de un narcisista que un documental que se niega a contar con las opiniones de otros sobre el susodicho ególatra?

Twitter:@dkrauze156

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