El entorno global que enfrentan las aseguradoras en 2025 se caracteriza por una combinación compleja de presiones macroeconómicas y transformaciones estructurales. La persistencia de la inflación, los elevados niveles de tasas de interés y las tensiones geopolíticas delinean un panorama que exige a los inversionistas institucionales ajustar sus estrategias con mayor precisión y flexibilidad. En este contexto, la edición más reciente del BlackRock Global Insurance Report 2025 revela un punto clave: lejos de adoptar una postura defensiva, el sector asegurador está redefiniendo su forma de operar y adaptándose activamente a las nuevas condiciones del mercado.
De los 463 ejecutivos encuestados en 33 mercados, el 87% está modificando su modelo operativo, combinando capacidades internas con alianzas externas y una inversión creciente en tecnología. Esta tendencia responde a una necesidad urgente: construir portafolios más eficientes, resilientes y alineados con los grandes cambios estructurales del mundo financiero.
Aunque el interés por los activos privados se mantiene sólido, el apetito general por riesgo ha disminuido de manera significativa en los últimos años.
En un entorno donde la volatilidad se volvió estructural, las aseguradoras han entendido que la resiliencia no implica inmovilidad, sino adaptación estratégica. Este fenómeno es particularmente relevante en mercados emergentes como América Latina, donde los ciclos financieros y la volatilidad cambiaria tienden a ser más pronunciados.
Cautela ante el contexto macroeconómico, pero con visión estratégica. Las aseguradoras latinoamericanas muestran un nivel de prudencia superior al promedio global: más de la mitad anticipa un escenario de “hard landing”, frente a solo 10% a nivel mundial. Pese a ello, mantienen un apetito sólido por activos públicos y privados, reflejando una visión de largo plazo y confianza en los fundamentos de la región.
La inflación ha resurgido como la principal preocupación macroeconómica (63%), y aunque el riesgo de recesión ha disminuido en la lista de las cinco principales, la incertidumbre persiste. En este escenario, las aseguradoras buscan una mayor diversificación y un menor riesgo dentro de sus carteras, optando por activos privados que ofrecen rendimientos atractivos y protecciones estructurales.
En América Latina, el compromiso hacia activos privados es aún más marcado: 63% planea mantener su exposición y 28% aumentarla, particularmente en crédito e infraestructura.
Por otro lado, el compromiso con la inversión sostenible y de transición se mantiene firme. Por segundo año consecutivo, la infraestructura de energía limpia (55%) es la oportunidad más atractiva, seguida de la infraestructura básica (51%) y los bonos verdes (38%).
Entre otros hallazgos, el uso de inteligencia artificial y analítica avanzada en la gestión de portafolios y en el proceso de suscripción se acelera: el 73% ya invierte en software y herramientas de IA. Los casos de uso más citados son la selección de valores y evaluación de oportunidades de inversión (70%) y la suscripción de riesgo (68%). El reporte enfatiza que el valor de la IA depende de una base sólida de datos y de infraestructura tecnológica capaz de integrar, estandarizar y modelar información en mercados privados.
Digitalización y adopción de tecnología. En la región, al igual que a nivel global, las aseguradoras están incrementando su inversión en inteligencia artificial y herramientas de análisis con foco en optimizar la gestión de riesgos y la eficiencia operativa. Esta transformación tecnológica está sentando las bases de una mayor competitividad y resiliencia para los próximos años.
Las aseguradoras en América Latina avanzan hacia modelos híbridos, fortalecen capacidades tecnológicas y mantienen un enfoque prudente ante los riesgos macroeconómicos, privilegiando la diversificación y el crecimiento en mercados privados. Estas tendencias reflejan un sector enfocado en navegar escenarios complejos con mayor resiliencia y eficiencia operativa.
Con ello, el sector asegurador avanza hacia un modelo más flexible, eficiente y preparado para navegar escenarios inciertos. En un contexto de volatilidad estructural, la capacidad de adaptarse e innovar no solo permite mitigar riesgos, sino aprovechar las oportunidades de largo plazo que surgen en un entorno global en transformación. La lección del reporte es clara: en un entorno de alta volatilidad, la flexibilidad es la nueva forma de fortaleza. Las aseguradoras que abracen modelos híbridos, integren tecnología de datos y amplíen su mirada hacia los activos privados estarán mejor posicionadas para no solo resistir la incertidumbre, sino convertirla en oportunidad.