Colaborador Invitado

El cultivo de berries y el tipo de cambio

Esto se comporta como un juego de precios: si el precio de la fruta es alto pero el tipo de cambio es bajo, la rentabilidad disminuye y viceversa.

Nicolás Eguiarte Corona, director cambiario México en Banco BASE

Desde hace poco más de 10 años en muchos lugares de México, especialmente en el occidente, comenzó un proceso de transformación en el campo que dio paso a la producción de berries, cultivos sofisticados especialmente en el uso intensivo de tecnología, recursos materiales y talento.

De acuerdo con cifras de la Sader, durante el 2021 en México se sembraron 55 mil hectáreas de berries (frambuesas, arándanos, fresas y zarzamoras) y la exportación de estos frutos alcanzó una cifra récord por 2 mil 759 millones de dólares, con crecimientos promedio en el valor de su producción de doble dígito durante los últimos 5 años y la tendencia no cambiará pronto.

En ese sentido, debemos de llamar la atención a un detalle clave para todos los productores de berries: la rentabilidad de producción dependerá de dos factores principales que no están en control del productor.

El precio de la fruta: Normalmente el precio se determina de forma semanal para la liquidación de la producción en curso y cambia constantemente a lo largo de la temporada de cosecha. Está dado en dólares por unidad y depende también de la determinación de calidad que dé el comercializador.

El tipo de cambio (TC): Dado que un porcentaje de los gastos en los que incurren los productores son en pesos, existe una relación directa entre el tipo de cambio al que venden sus dólares y la rentabilidad en pesos de sus cultivos. A mayor tipo de cambio, menor será la cantidad de dólares que requerirán vender para pagar la misma cantidad de pesos.

Ninguno de los precios de estos componentes depende de los productores: sin importar qué tanto rendimiento se haya tenido en el campo, si alguno de los dos juega en contra pondrá en riesgo las ganancias.

Parecería entonces que esto se comporta como un juego de precios: si el precio de la fruta es alto pero el TC es bajo, la rentabilidad disminuye y viceversa. El gran problema surge a raíz de que podríamos tener indicios de cuándo existiría un mayor precio para las berries, por ejemplo, cuando existen menos productores cosechando, pero no podríamos hacer la misma aseveración para el TC: en los mercados financieros no existen temporadas.

Un ejemplo del precio promedio semanal de la frambuesa en caja de 6 onzas al precio de cruce por Texas, California y Arizona (Fuente: ProducePay.com) y del tipo de cambio promedio durante la misma semana:

Esto revela que existe una muy leve correlación inversa entre el precio de la fruta y el TC: cuando el precio de la fruta estuvo en su nivel más bajo, el cambio USD/MXN (pesos por dólar) estuvo por encima de los 21 pesos.

El ingreso total por caja de 6 onzas se maximiza cuando el TC está por encima de los 20.50 pesos y el precio de la fruta por encima de los 18 dólares.

En los mercados financieros existen instrumentos (conocidos como coberturas) que permiten fijar un precio futuro a un activo financiero. Su uso se ha extendido a empresas de diversos giros porque ayudan a minimizar el riesgo que supone el movimiento en el precio de la divisa, en este caso, el riesgo de que una apreciación afecte la rentabilidad. Estos instrumentos se ejecutan de la mano de una institución financiera para recibir asesoría oportuna; en el medio financiero existen especialistas en coberturas que ayudan a proteger el valor de los dólares y a minimizar los riesgos.

Es importante tener en cuenta que tanto el TC como el precio de la fruta son asíncronos, no porque el primero esté “alto” quiere decir que el precio de la fruta lo estará, porque la decisión de una cobertura cambiaria dependerá más del precio del dólar que del de la fruta. Para que estas coberturas cambiarias tengan un mayor y mejor efecto sobre la rentabilidad de los cultivos, se debe tener en cuenta lo siguiente:

1. Elegir coberturas flexibles: Aquellas que se puedan activar cuando el productor lo requiera son las más idóneas, porque permitirán aprovechar oportunidades en el momento indicado.

2. Cubrir hasta el 60 por ciento de los compromisos: Realizar una estimación de cobertura de 60 por ciento de lo que se tiene planeado pagar es muy prudente.

3. Definir un tipo de cambio objetivo y cubrir en la oportunidad: Conocer qué tipo de cambio hace sentido es básico para el éxito de cualquier cobertura.

4. Utilizar plazos amplios: Las temporadas de producción pueden rondar hasta 4 meses, por lo que tener una cobertura para el plazo donde se cobrarán las facturas facilitará la implementación de la estrategia.

5. Utilizar información de expertos: Para tener una mejor experiencia; integral y a la medida.

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