Colaborador Invitado

Acertar para que haya continuidad

Todos los presidentes han tratado que su “obra” tenga continuidad. Para eso eligen a su sucesor. El presidente López Obrador, por lo que ha hecho, no apunta a ser una excepción.

Óscar Mario Beteta

La elección de un presidente en México, históricamente ha determinado la situación y proyección del país por los seis años que dura su administración. Si tiene un buen desempeño, será una fortuna; si su gestión es mala, será una desgracia. Y lo uno o lo otro, en buena medida, se reflejará en el siguiente sexenio. ¿Cómo será eso en el caso de AMLO?

Todos los presidentes han tratado que su “obra” tenga continuidad. Para eso eligen a su sucesor. Además, alientan siempre el deseo de ejercer el poder tras el trono para seguir haciendo, por interpósita persona, su idea de país, su voluntad y hasta su capricho. Plutarco Elías Calles fue quien tuvo más éxito. Hasta que se topó con Lázaro Cárdenas.

El presidente López Obrador, por lo que ha hecho, no apunta a ser una excepción. De manera legítima, buscará que su Proyecto de Nación, contenido en la 4T, siga adelante, se profundice y se institucionalice.

Sea quien fuere el candidato a sucederlo, con toda certeza esgrimirá los “logros” de su gobierno y prometerá ampliarlos y consolidarlos. Será un ofrecimiento de campaña infaltable, con independencia de que, el tiempo, las circunstancias y hasta la necesidad, obliguen a adoptar cambios.

Del grupo de aspirantes a la postulación, no hay uno solo que no crea que la 4T es la plataforma que, teniendo como base a su creador, no le abra expectativas seguras de triunfo en su momento.

Sin un discurso-promesa político-electoral asociados a la figura de AMLO, sería dudable la victoria de un candidato presidencial morenista. Esta, eventualmente, será el fundamento, la motivación y el resultado en 2024. Es lo importante. Lo demás, lo dirá el tiempo.

El necesario rompimiento presidente-candidato que algunos “teóricos” han supuesto como condición de victoria para este, es ahora menos que imaginable. Este, sin aquél, no irá a ningún lado. De ahí la entrega pública en todas las formas, de unos a otro.

En ese punto, justamente, es donde se halla la gran incógnita. Porque la fidelidad y lealtad que pueden mostrar ahora quienes buscan el favor del designio presidencial, podrían perderse, como ha sucedido en otras ocasiones.

Hoy, observan incondicionalidad y obediencia, y se ajustan a la voluntad única. Pero lo ideal es que esa relación se mantenga más allá del sexenio.

Para que no haya cambios una vez que el próximo presidente o presidenta tenga cruzado(a) el pecho con la banda presidencial, AMLO, y únicamente él, tiene la posibilidad y la oportunidad de valorar al, o a la elegida. De cómo sea su vida transexenal, dependerá del acierto de su Gran Decisión.

Lo mejor que podría pasar es que, si quien lo suceda se ve en la necesidad de hacer cambios en la 4T, lo haga para mejor. Con ello, cumpliría el propósito ético-político de fortalecer el proyecto actual, responderle a la democracia y al electorado y, sobre todo, ser leal a México.

En otro escenario, hasta hoy improbable, es que, de suceder el “milagro” sobre el triunfo de un candidato o candidata de la oposición, el cambio radical de rumbo sería inevitable. Pero tendría que sustentarse en bases muy sólidas que dieran viabilidad a un nuevo Proyecto de Nación.

Sotto Voce.–  Para la oposición, de cómo se alínee y se comporte el PRI en el futuro inmediato, y del resultado de la elección en el Estado de México en 2023, dependerá la suerte de Enrique Peña Nieto… La investigación que se sigue contra el llamado Cartel Inmobiliario de la alcaldía Benito Juárez, podría derivar en el involucramiento de otros panistas de primer nivel… Esta participación dejará de publicarse las próximas dos semanas. Reaparecerá el 26 de agosto.

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