Clemente Ruiz Duran

Rediseño estratégico de América Latina

Se requiere contar con una transformación digital que permita mantener los procesos productivos en la frontera de la innovación, de acuerdo con José Manuel Salazar-Xirinachs.

El jueves pasado, el secretario general de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs al aceptar la Cátedra Maestro Ricardo Torres Gaitán que le confirió el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, hizo una reflexión sobre el desarrollo latinoamericano en las últimas décadas, delineando un programa de reformas para transformar a la región.

En su diagnóstico señaló que en las últimas décadas se perdió el impulso de las grandes transformaciones al iniciarse un período de lento crecimiento económico, que en el período 2014 a 2023 sólo alcanzo un 0.8 por ciento, lo que limitó a los países a realizar transformaciones estructurales sostenibles. Señaló que el crecimiento económico bajo y volátil es excluyente y no sostenible, se acompaña de una baja creación de empleo formal, fomentando la informalidad en el mercado laboral. Señaló, asimismo, que el bajo crecimiento reduce los espacios fiscales y provoca que los gobiernos de la región tengan que asumir altos costos de financiamiento, que conllevan a bajas capacidades institucionales y gobernanza poco efectiva. En su diagnóstico señaló que la región enfrenta tres trampas principales: un crecimiento bajo, volátil, excluyente e insostenible; una elevada desigualdad, baja movilidad y cohesión sociales; y bajas capacidades institucionales y gobernanza poco efectiva.

Frente a esta situación señaló que la región debe navegar con éxito los cambios que viven las relaciones internacionales de hoy, aprovechar las oportunidades que se abren, y también influir con posiciones regionales en las negociaciones multilaterales para evitar escenarios desfavorables y fortalecer el sistema multilateral. Pero, además, debe pasar del análisis sobre los ¿qué hacer? a los ¿cómo hacerlo? Es decir, superar las listas de objetivos y aspiraciones, y abordar los retos de gobernanza, capacidades institucionales, diálogo social y economía política, para gestionar exitosamente las transformaciones en la práctica.

Para lograr un desarrollo productivo, inclusivo y sostenible, propuso 11 grandes transformaciones en el modelo de desarrollo. Para empezar propuso que la región impulse un crecimiento alto, sostenido e inclusivo, que el marco macroeconómico para el desarrollo debe impulsar una fiscalidad sana y fuerte. Enfocar los esfuerzos a reducir la desigualdad, aumentar la movilidad y cohesión social, ampliar la protección social y el estado del bienestar; educación efectiva para todos y dar acceso amplio a la formación profesional; avanzar hacia la igualdad de género y la sociedad del cuidado; dar un gran impulso ambiental para promover la sostenibilidad para enfrentar el cambio climático.

En esta apretada agenda señala que en un mundo en transformación se requiere contar con una transformación digital, que permita mantener los procesos productivos en la frontera de la innovación, ya que las grandes transformaciones estarán acompañadas de un nuevo impulso a la economía digital, que cada vez serán mas los retos conforme se incorpore la inteligencia artificial a la comunicación cotidiana.

En esta apretada agenda de transformación señaló que la falta de transformación productiva ha llevado a procesos migratorios que han sido desordenados y que han afectado grandes grupos de población en la región. En esta perspectiva anota la necesidad de una mayor integración económica regional que permita enfrentar con políticas de cohesión las transformaciones productivas, de forma que se ponga en marcha una macroeconomía para el desarrollo fundamentada en una fiscalidad sana y fuerte, lo que abrirá el espacio para un crecimiento alto y sostenido, sostenible e inclusivo, con un aumento de la productividad, que permitirá fortalecer productividad y el empleo.

Para impulsar las transformaciones detalladas, mencionó que todo esto requiere de capacidades técnicas y operativas, para lo cual se demandan políticas y prospectivas que den espacio a las instituciones las capacidades necesarias para impulsar las grandes transformaciones en el modelo desarrollo. En este proceso señaló que el diálogo social es un instrumento clave para gestionar y orientar las transformaciones, sugiriendo que es necesario negociar pactos macroeconómicos, fiscales y distributivos, que permitan negociar mejores remuneraciones, y un desarrollo productivo basado en un aumento de exportación, fundamentada en la inversión en innovación que conlleve a un aumento de la productividad, señalando que son procesos no sólo de negociación sino de gobernanza de largo plazo para lograr metas comunes. Para finalizar, apuntó la necesidad de definir estrategias regionales que permitan romper con tradición centralizada de toma de decisiones, para lo cual es necesario impulsar la gobernanza multinivel.

Estas reflexiones son sumamente oportunas para México, ya que es momento de discutir las propuestas de políticas que habrán de seguirse en la nueva administración, es momento de reflexionar y de proponer agendas tan ambiciosas como las discutidas por José Manuel Salazar-Xirinachs.

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