Clemente Ruiz Duran

Una guerra que no acaba, el reto para México

Lo que ha quedado en evidencia es la debilidad institucional global para resolver por la vía pacífica conflictos regionales, que ahora amenazan con tener impactos globales.

Una guerra que no acaba. Primero Ucrania y su efecto sobre el abastecimiento a Europa con los efectos para la economía mundial. La guerra sigue sin que se den visos de una solución negociada, a esto se ha sumado el conflicto de Medio Oriente que amenaza en irradiarse de una manera imprevista sobre la economía regional y global. Hoy ambos conflictos se han multiplicado y afectan con extenderse, con grandes impactos sobre la economía global, afectando a miles de ciudadanos de varios países y con efectos negativos sobre las organizaciones internacionales. Como es el caso de Naciones Unidas, que no ha podido convocar a un diálogo de paz en ninguno de los casos, su papel de mediador ha quedado cuestionado. En Ucrania la perspectiva es indefinida, a lo que se suma que el Congreso estadounidense parece no estar dispuesto a otorgar mayores recursos, poniendo en jaque la situación, dejando en la indefinición al conflicto, devolviendo a Rusia una expectativa favorable sobre el desenlace.

En el caso de Medio Oriente ha quedado en evidencia que los grupos más radicales de Israel han impedido el establecimiento de una mesa de negociaciones para establecer un estado Palestino. Este proceso parece no tener fin, ya que al involucrarse los países circunvecinos ha creado la imagen de un conflicto regional más allá de los actores iniciales, involucrando al Líbano, Irán, Irak, Yemen y otros países de la región. En este caso, las potencias como Estados Unidos no han podido negociar una solución diplomática, sino que incluso se ha involucrado en el conflicto atacando a Yemen bajo el argumento de salvaguardar el tráfico marítimo en la región, esto en lugar de amedrentar ha encendido las alarmas y ha tenido un efecto negativo. Lo que ha quedado en evidencia es la debilidad de la arquitectura institucional global para resolver por la vía pacífica conflictos regionales que ahora amenazan con tener impactos globales.

Las implicaciones globales se han multiplicado con las disrupciones en el comercio marítimo, a través del canal de Suez. Los recientes ataques de los rebeldes hutíes en el mar Rojo ya han comenzado a afectar significativamente las actividades comerciales, especialmente en el segmento de contenedores. Con el comienzo del nuevo año, la crisis parece estar afectando el número de buques que utilizaban esta ruta, especialmente en el segmento de petroleros de crudo, mientras que las tarifas al contado en las rutas del Atlántico se han disparado y despertado el interés del mercado, lo que indica una escalada de la crisis con tarifas diarias y la aparición de nuevos ataques.

En el segmento de graneles secos, el mercado aún no ha experimentado un impacto significativo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, la amenaza de ataques hutíes al comercio marítimo, tanto seco como húmedo, parece estar aumentando. Suezmax y Aframax, y Supramax y Panamax representan más de la mitad de los cruces totales en buques cisterna y graneles secos, respectivamente. Pero, ¿qué sucede si los efectos que ya se sienten claramente en el tráfico de contenedores comienzan a tener un impacto más profundo también en los productos a granel húmedos y secos? La ramificación obvia, es decir, el desvío de barcos a través del cabo de Buena Esperanza, ciertamente puede aumentar aún más, incluso más del 50 por ciento, ya que cada vez más nos topamos y anticipamos anuncios de suspensión de envíos a través del mar Rojo. Varias compañías navieras importantes ya han anunciado la suspensión de los envíos, mientras que otras dicen que están siguiendo de cerca la situación y están a punto de tomar una decisión.

Entonces, ¿en qué medida se verían afectadas las distintas clases de buques si aumentara la suspensión de los cruces? El 20 por ciento del comercio mundial de fertilizantes pasa por el canal de Suez, de igual forma, los productos petrolíferos limpios también están expuestos con el 13 por ciento. Aunque se ha especulado que los ataques hutíes se han centrado más en contenedores, cualquier situación de este tipo es tan volátil que nadie puede predecir cómo se desarrollará. Por lo tanto, hay pocos motivos para sostener que el redireccionamiento podría basarse en consideraciones de segmento y/o carga. Más bien, como siempre es el caso, es probable que el riesgo versus el costo y el beneficio determinen hacia dónde vamos a partir de aquí.

El cambio en el tráfico implicará que se busquen salidas a esta situación y esto motivaría un uso más intensivo del canal de Panamá, sin embargo, esta ruta tiene sus problemas que se han traducido en un caos, por la grave sequía que reduce la operación de las esclusas, lo que está llevando a las empresas transportistas a tomar medidas desesperadas, a tal punto que ya hay transportistas pagando millones de dólares para saltarse la cola y atravesar el canal. Incluso, algunos navieros están analizando la posibilidad de cruzar el canal por la vía del ferrocarril.

Este caos abre una ventana para que México aproveche la oportunidad para acelerar el proyecto transístmico de cruce de mercancías, bajo la perspectiva de reducir las toneladas-milla en las principales rutas comerciales que se vean afectadas por la guerra de Medio Oriente, y por el efecto de lo que acontece en Panamá. Es momento estratégico para avanzar, esperamos que los responsables del proyecto sepan aprovechar esta ventana de oportunidades.

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