Clemente Ruiz Duran

Estados Unidos, una sociedad que envejece: Necesidad de repensar el proyecto de América del Norte

EU está entrando en una era de crecimiento demográfico sustancialmente menor, asemejándose a los países de Europa y Asia oriental que enfrentan serios desafíos con poblaciones que envejecen.

El lunes pasado se dieron a conocer los resultados del Censo de Población de Estados Unidos de 2020 arrojando una población de 331 millones 449 mil 281 estadounidenses al 1 de abril de 2020. El total aumentó solo 7,4 por ciento con respecto a la década anterior. Lo que es resultado de una población que envejece, combinado con la disminución de la afluencia de inmigrantes y los cambios demográficos de edad (ahora hay más estadounidenses de 80 años o más que de dos años o menos), lo que parece mostrar que Estados Unidos está entrando en una era de crecimiento demográfico sustancialmente menor, asemejándose a los países de Europa y Asia oriental que enfrentan serios desafíos a largo plazo con poblaciones que envejecen rápidamente.

Estos resultados censales ponen una presión adicional al actual gobierno estadounidense, sobre su política migratoria, ya que deberá buscar una política que sea capaz de inyectar vigor a la dinámica poblacional. Más de 44.9 millones de inmigrantes vivían en Estados Unidos en 2019, el máximo histórico desde que se mantuvieron los registros del censo. La proporción de inmigrantes en la población general de Estados Unidos ha aumentado significativamente desde el mínimo histórico de 4.7 por ciento en 1970. En 2019, los inmigrantes constituían 13.7 por ciento de la población total. Una cifra que permanece por debajo del récord de 14.8 por ciento en 1890 cuando se estableció la burocracia de registro migratoria por parte del presidente republicano Benjamín Harrison.

El presidente Biden en su discurso sobre migración en marzo señaló que “durante generaciones, los inmigrantes han fortalecido nuestra ventaja competitiva más valiosa: nuestro espíritu de innovación y espíritu empresarial, se estima que la contribución anual total de los trabajadores nacidos en el extranjero es de aproximadamente 2 billones de dólares. Los sectores clave de la economía estadounidense, desde la agricultura hasta la tecnología, dependen de la inmigración. Los inmigrantes en edad laboral mantienen nuestra economía en crecimiento, nuestras comunidades prosperando y el país avanzando”.

En esta perspectiva Estados Unidos requiere plantear un gran acuerdo sobre migración para que el país pueda atajar el proceso de envejecimiento de su población como se perfila en los censos. Sin embargo, el planteamiento requiere que Estados Unidos rediseñe su estrategia internacional, no se trata de simplemente dar una cuota de migración al año, como anunció el presidente Biden, sino que es necesario avanzar hacia un proceso de integración con sus socios de América del Norte a través de la creación de un mercado común que sustituya a la limitada iniciativa de tratados comerciales. La región, para tener viabilidad en el contexto global, tiene que atreverse a pensar en ideas de cooperación innovadoras, las fronteras requieren abrirse progresivamente, como se hizo en el caso europeo, en donde se busco a través de la creación de un mercado común dar un paso hacia un proyecto más ambicioso como es el de la Unión Europea, que ha logrado crear un espacio común para ciudadanos de diferentes nacionalidades.

En la próxima reunión que mantendrán la vicepresidenta Kamala Harris con el presidente López Obrador se podría aprovechar la oportunidad para plantear la necesidad de un proyecto más amplio para América del Norte, uno en donde se rediseñe la región, no en una visión de pequeños presupuestos sino en una visión de largo plazo, de lo que se requiere para toda la región de América del Norte, que debe resolverse en una visión multilateral no bilateral, que podría incluir a los países de Centroamérica como una parte integral del proyecto.

La creación de un espacio común basado en acuerdos multilaterales no es un proceso fácil de construir, se requiere pensar en el largo plazo, en donde en el año 2050 la región pudiera compartir una nacionalidad común, presupuestos comunes y sobre todo un proyecto común de una sociedad del bienestar. Para muchos esto es un sueño inalcanzable, pero pensemos cómo se encontraba Europa después de la Segunda Guerra Mundial, en situación realmente difícil, pero hubo mentes que se atrevieron a proponer un proyecto de esta naturaleza como Adenauer, Schuman, Spaak, Spinelli entre otros. La región es una gran región que merece darse la oportunidad de construir una visión de largo plazo con un futuro común, tal vez la vicepresidenta Harris pueda retomar un proyecto de esta naturaleza, ya que su vitalidad podría generar la dinámica para revitalizar a la región, es una visión no mercantilista, sino cómo una zona una zona de coprosperidad compartida.

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