Benjamin Hill

¿Funcionó la Alianza va por México?

Los partidos de la Alianza va por México no sólo han sobrevivido durante tres años en un ambiente inhóspito, sino que lograron crecer.

La respuesta a esa pregunta es un rotundo sí. La Alianza arrancó dentro de un entorno político electoral que no generaba muchas expectativas. Después de la elección de 2018, la oposición en México se encontraba derrotada no sólo en lo electoral, sino que también parecía no tener capacidad de organización ni de articulación de un discurso propio. Se percibía una crisis de liderazgos políticos y de ausencia de mística propia, de esprit de corps. En encuestas de opinión los ciudadanos reprobaban a los partidos de oposición y no tenían casi presencia mediática. Además de eso, la oposición se enfrentó desde un inicio a un gobierno hiperactivo, que utilizó y aprovechó su capacidad de proponer e impulsar cambios de alto impacto mediático y simbólico, así como un gran poder de comunicación, robustecido por la presencia mediática del presidente en las reuniones matutinas con periodistas. En todo momento antes de la elección del pasado domingo, el presidente mantuvo altos niveles de aprobación. Además, constantemente a lo largo de estos tres años hubo insinuaciones o señalamientos directos de corrupción de políticos opositores, en lo que ha sido un incesante golpeteo a la legitimidad de la oposición. Todo esto configuraba un ambiente que auguraba una derrota en 2021 equivalente o tal vez más calamitosa que la de tres años antes. En suma, hasta hace poco parecía que los partidos de oposición estaban perdidos.

Sin embargo, la conformación de una alianza electoral entre los tres partidos ‘tradicionales’, con todo y sus diferencias ideológicas y los desencuentros personales de sus líderes, tal vez logró comunicar a cierta parte de los electores la importancia de impedir el fortalecimiento y la continuidad de una agenda de reformas impulsadas por el gobierno con las que no están de acuerdo. Es posible que la formación de la Alianza haya transmitido a esos electores inconformes un sentido de urgencia que de forma separada esos tres partidos no hubieran podido comunicar.

La Alianza fue un éxito porque los tres partidos políticos que la conformaron van a aumentar el número de diputados federales que tienen hoy. El PRI pasará de 49 diputados que forman parte de su grupo parlamentario, a entre 63 y 75; el PAN de 79 a entre 106 y 117; el PRD, que corría un riesgo serio de desaparecer como partido político, pasará de 11 a entre 12 y 21 diputados. En cambio, los partidos afines al gobierno tendrán menos diputados de los que hoy integran sus grupos parlamentarios. Morena pasará de 253 a entre 190 y 203, el PT de 47 a entre 35 y 41 y el PES pasará de 21 diputados a cero. El gran ganador sin duda es el pragmático y volátil PVEM, hoy aliado de Morena, pero cuya lealtad es cambiante y tornadiza, que pasará de 11 a entre 40 y 48 diputados. MC, partido de lealtades ambiguas, se quedará más o menos igual, de sus actuales 25 diputados a entre 20 y 27.

La Alianza también puede apuntarse un triunfo programático, a pesar de sus diferencias ideológicas. El principal objetivo detrás de la motivación de los partidos que conformaron la Alianza va por México era detener la agenda de reformas del presidente y en especial, cancelar la posibilidad de que el gobierno y sus partidos aliados puedan cambiar la Constitución a voluntad y avanzar con propuestas como las de desaparecer al INE y al INAI. Ese objetivo se cumplió y solo eso justifica el argumento de que la Alianza triunfó. Si bien la Alianza no fue exitosa en gubernaturas, sí lo fue en varias alcaldías de la Ciudad de México, con lo que lograron abrir una brecha importante nada menos que en el bastión electoral por excelencia de Morena.

Los partidos de la Alianza va por México no sólo han sobrevivido durante tres años en un ambiente inhóspito, sino que lograron crecer y lograr su objetivo principal, que es detener el avance y profundización de la agenda de reformas que impulsa el gobierno federal. Eso sin duda, es haber ganado.

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