Benito Solis

Invasión a Ucrania provoca impactos económicos globales y en México

En el nuevo entorno con tasas de interés más elevadas habrá miles de proyectos que dejarán de ser rentables. Esto se reflejará en menor crecimiento económico en la mayoría de los países.

GINEBRA, Suiza.– En esta tranquila ciudad, sede de la Liga de las Naciones, que posteriormente se transformaría en las Naciones Unidas, existe una preocupación sobre el riesgo de que la invasión que realiza el Ejército ruso no se quede solo en Ucrania, sino que abarque a otros países. Esto queda claro después de escuchar la amenaza de Putin a Finlandia y Suecia. Además, el hecho de que el gobierno ruso tenga armas nucleares y que insinúe que las podría utilizar eleva el nivel de preocupación de la población. Aquí se comenta que cuando se tuvo la guerra en la antigua Yugoslavia, llamada también de los Balcanes entre 1991 y 2001, resultó en una importante emigración al resto de Europa, muchos de los cuales todavía están en Alemania, Suiza, Francia y el resto del continente. Es frecuente escuchar a la gente en la calle y en restaurantes una gran preocupación por amigos, padres o hermanos que siguen en Ucrania, que no pueden salir del país y que no saben su situación. A diferencia de lo que sucede en México que uno se entera por las noticias de que hay una invasión a un país, aquí es un tema que se percibe muy cerca y que seguramente habrá que ayudar a la población que está siendo desplazada de sus casas.

Aunque Rusia es una economía mediana, en tamaño del PIB es más cercana a España o incluso a México, el hecho de que tenga armamento atómico le confiere un gran poder destructor. Su PIB en 2020 en dólares fue de 1.4 billones, mientras que el de México fue de 1.2 billones; por su parte el de la Unión Europea fue de 13.9 billones, mientras que Estados Unidos llegó a 19.3 billones. Sorprende que el PIB por habitante en Rusia haya tenido una baja importante en años pasados, al pasar de 16 mil dólares per capita anual en 2013, a solo 10 mil dólares en el año de 2020 (esto en moneda de 2013)). Esto seguramente está provocando descontento en el país y una reducción en la popularidad del gobierno.

El 23 de febrero pasado es una fecha referente que marca el fin de una época de auge económico global, que empezó con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. En estos 32 años se tuvo una reducción en el gasto militar de la mayoría de los países desarrollados, recursos que se pudieron utilizar en investigación y en educación, en menores impuestos o en incremento en programas de salud. Además, este periodo se caracterizó por una expansión en el comercio mundial, lo que significó una importante fuente de crecimiento económico, con menores costos de producción e incremento en la productividad. Esto se pudo reflejar en desarrollo económico y drástica caída de la pobreza, en la medida en que las naciones tomaron medidas para beneficiarse de este periodo, como incrementar la inversión de infraestructura, en reducir o eliminar monopolios y en proporcionar mejor educación, seguridad pública y crear infraestructura como lo confirman los casos de China, Singapur o Chile. En este sentido, México no pudo aprovechar en la misma medida este ciclo de crecimiento global, al no realizar todas las reformas estructurales que se requerían.

Hoy la invasión de Rusia a Ucrania cambia este escenario. En la medida en que se alargue la guerra, o peor incluso si Rusia decide invadir otras naciones, como ha amenazado a Finlandia y a Suecia, el resto de Europa Occidental y los demás países integrantes de la OTAN dedicarán mayores recursos a incrementar su capacidad militar. Sin embargo, todos estos países ya tienen un elevado déficit fiscal y altas deudas públicas, como resultado de sus programas de salud que tuvieron los pasados años para enfrentar la pandemia.

El mundo lleva más de una década de tener políticas gubernamentales expansivas, que se han caracterizado por incrementos en el crédito y bajas tasas de interés. Millones de personas y familias, de empresas y de proyectos, de inversionistas y de gobiernos se han beneficiado de recursos con muy bajo o sin costo financiero. Sin embargo, esto está llevando a un nuevo periodo de inflación y los bancos centrales han anunciado que paulatinamente está política se reducirá y acabará. En el nuevo entorno con tasas de interés más elevadas habrá miles de proyectos que dejarán de ser rentables, personas y familias que no podrán pagar sus créditos y sus hipotecas y gobiernos que no podrán cubrir el servicio o de su deuda pública, por lo que deberán de incrementar sus impuestos, resignarse a mayores tasas de inflación o proporcionar menores servicios públicos. Todo esto se reflejará en menor crecimiento económico en la mayoría de los países.

México debe de llevar a cabo programas para evitar que este entorno perjudique a la población. Incluso por su situación geográfica, sus convenios internacionales de comercio, su posibilidad de generar energía limpia y más barata, así como por el tamaño de su población podría iniciar un nuevo periodo de elevado desarrollo que los demás países no podrán lograr.

El autor es economista.

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