Energía con H al Final

Sin repetir errores

En el interés de conseguir la soberanía energética con una contrarreforma, el gobierno de la #4T debe anteponer los intereses de la nación y alcanzar un consensos.

Ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto sobre la mesa llevar a cabo una contrarreforma energética, hay que hacer un repaso por los grandes errores de la reforma peñista que hoy prácticamente está enterrada.

Quizá el más grande fue haberla empujado por la fuerza en medio de tanta oposición. Circunstancia que, de acuerdo con las declaraciones del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, requirió de algo más que voluntad política por parte de los entonces legisladores.

Así, una contrarreforma de ese nivel de profundidad, como la que requeriría la #4T para materializar sus planes de soberanía energética, debe llevarse a cabo mediante el consenso de una mayoría no sólo calificada en términos legislativos, sino una mayoría que realmente esté de acuerdo y respalde el proyecto, con la finalidad de darle continuidad después de su gobierno.

En este sentido (y ahora sí) valdría la pena echarle un ojo al modelo noruego, que tanto ha servido como ejemplo a nivel operativo y contractual, pero del cual también se puede replicar algo importante, y es que cuando se llevó a cabo la negociación del marco legislativo que le dio la gran abundancia que goza ahora, no fue sino hasta que todas las facciones políticas estuvieron de acuerdo, en un verdadero pacto que los llevó hoy a ser el mejor lugar para vivir.

Helge Ryggvik, investigador del Centro de Tecnología, Innovación y Cultura de la Universidad de Oslo, en su libro "Construcción de una industria petrolera nacional calificada: la experiencia noruega", relata cómo representantes de Phillips llegaron en octubre de 1962 a las oficinas de Trygve Lie, quien después de ser secretario general de la ONU tomó las riendas de una comisión encargada de decidir qué harían con los recursos petroleros que comenzaban a asomarse en el Mar del Norte. La propuesta de los neerlandeses era clara: conseguir la exclusividad en la explotación de esos recursos, tal cual lo habían hecho otras petroleras en Dinamarca. Sin embargo, Lie tomó una decisión sabia: esperar y turnar el asunto a una discusión nacional. Así comenzó la aventura.

Con un consenso total, se publicó en 1963 el 'Acta de Actividades Petroleras' de Noruega, a la cual se le han realizado muchas modificaciones, según requieran ajustarse a las necesidades del mercado. Una flexibilidad que le ha permitido, por ejemplo, generar una estructura institucional transparente y sólida que ha permeado a la sociedad la renta petrolera, y recientemente migrar de una empresa de hidrocarburos a una de energía.

El gran reto es ponerse de acuerdo, no tomar decisiones arrebatadas. Cierto es que en la reforma peñista hubo dolo al planear un debilitamiento sistemático de Pemex y CFE, pero es mejor detenerse a pensar en ese mercado internacional que no se debe ignorar en aras de alcanzar ideales. De ninguna forma, ni por poco representativa que sea, ni por lo 'moralmente derrotada' que se exprese y se le califique, el gobierno del presidente López Obrador debe incluir a la oposición. La estructura política sobre la cual está cimentando su proyecto de nación no será eterna. Ese fue el principal error de la administración pasada, no lo repitan y antepongan en todo momento el interés de la nación.

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