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¿Hay condiciones para volver a las clases presenciales?

Es difícil entender el empecinamiento del primer mandatario por el regreso a clases presenciales.

El regreso a clases presenciales, la pandemia por Covid-19, la vacunación anti-Covid y la variante Delta del nuevo coronavirus son los elementos que le ponen ‘la sal a la mantequilla’ desde hace un mes, sobre todo por la insistencia del presidente Andrés Manuel López Obrador de volver a la presencialidad.

Es difícil entender el empecinamiento del primer mandatario ante este inevitable regreso a clases presenciales justo en medio del tercer repunte de la pandemia por Covid-19 en nuestro país, que ha dejado hasta el momento más de 700 defunciones de niños y adolescentes en un contexto de 60 mil 928 contagios. En los últimos dos meses y medio, alrededor de 60 menores que recibieron atención hospitalaria, fallecieron.

Lejos de disminuir los casos, durante la última semana de julio se contabilizaron mil 637 nuevos infectados entre niños, a decir del reporte más reciente del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) con datos de la Secretaría de Salud (Ssa).

La razón de este aumento en los contagios de Covid-19, hospitalizaciones y fallecimientos de niños y adolescentes, a decir de los infectólogos, se debe a dos razones: la famosa variante Delta del nuevo coronavirus, la cual es mucho más contagiosa, y por otro lado, el aumento en la movilidad del que hemos sido testigos en los últimos meses.

Todo lo anterior da un oscuro panorama previo al regreso a clases a finales de agosto, a lo cual se suma el ridículo protocolo sanitario de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la cual dio a conocer 10 medidas que pecan de obvias, no ofrecen nada nuevo, y lo peor es que dejan la responsabilidad de los posibles contagios a los padres de familia, dado que habrán de firmar una carta para eximir al gobierno de cualquier demanda.

Pero esto no termina aquí, como parte de este improvisado regreso a clases presenciales, las autoridades educativas están pidiendo que los propios alumnos, como parte de su lista de útiles, lleven a diario su gel y cubre nariz y boca a la escuela. Está de más decir que es obvio que muchos no lo llevarán porque no tienen las condiciones económicas para ello, pues como sabemos algunos ni siquiera pueden desayunar antes de salir de su casa.

Por si fuera poco, a pesar de todo el tiempo que este gobierno tuvo para prepararse para el regreso a las clases presenciales, como hemos dicho en este espacio, muchos planteles escolares fueron abandonados durante el confinamiento, y a pesar del trabajo que se ha venido realizando desde hace algunas semanas, muchos todavía no están en condiciones óptimas, sobre todo por los saqueos del que fueron objeto. No es que antes todas las escuelas estuvieran relucientes, pero ahora muchas ni agua corriente tienen ni se ha invertido un peso en mejorar la ventilación de sus salones. A esto también se suma la negativa de este gobierno de inmunizar al grupo de 12 a 17 años de edad, con el pobre argumento de “no hacer el caldo gordo a las farmacéuticas”, como si la nueva enfermedad no fuera algo real que está afectando a esta franja de la población, como dijimos anteriormente.

Ya ni para qué hablar de la vacuna CanSino aplicada al sector educativo, que ha sido la mar de polémica, desde la parte estrictamente técnica-científica, hasta la de la firma de contratos con el gobierno de la autoproclamada 4T, de la cual seguramente habrá que reforzar con una segunda dosis, como sugirió el fabricante la semana pasada.

En suma, no hay las mínimas condiciones para el regreso a clases presenciales. Y está en los padres de familia decidir qué es más importante ahora: arriesgar la salud, e incluso la vida de sus hijos, o bien que sigan con un aprendizaje a medias mientras termina de pasar esta terrible pandemia, que ha dejado una gran estela de muertos en México y en el mundo entero.

El botiquín

No está de más recordar que nuestro país ostenta uno de los primeros lugares en obesidad infantil, lo cual es una comorbilidad que aumenta el riesgo en este grupo etario que no ha sido vacunado contra la Covid-19. Además, la Unicef asegura que en México una de cada ocho niñas y niños menores de cinco años padece desnutrición crónica… ¿Así o más razones para mantener a los niños y adolescentes en sus clases a distancia?

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