Desde que inició su periodo constitucional, el gobierno de la 4T demostró su ignorancia acerca de la compra masiva de medicamentos. Y no solo no sabían cómo, sino que ni siquiera quisieron entenderla. Raquel Buenrostro, jefa de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) estaba empezando a aprender los cómos de esta compleja labor, pero de pronto la promovieron como jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y ahí se acabó el encanto.
Más adelante, con el surgimiento del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) a inicios de 2020, justo antes de la llegada de la pandemia, se le trasladó la tarea de la compra masiva de medicamentos, y por tanto, se ha venido arrastrando la cobija en este tema tan importante para la vida de los mexicanos.
El gobierno, ni tardo ni perezoso, desde el primer trimestre de 2019 culpó a las distribuidoras de medicamentos de concentrar el mercado y a las compañías farmacéuticas de corruptas, sin ofrecer prueba alguna ni levantar una sola acta al respecto, pero el ataque ha continuado, de forma sistemática, sobre todo desde las conferencias mañaneras, es decir, la tribuna presidencial.
¿Un gran ahorro?
En julio del año pasado el gobierno anunció que la compra de medicamentos se haría fuera del país, porque eso traería un gran ahorro y se evitaría la corrupción imperante en el sector. Para ello, contrataría a la UNOPS, la Oficina de Servicios para Proyectos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que no se dedica a ello, además de que cobraría una comisión millonaria.
Sin embargo, este asunto tampoco se ha resuelto con la UNOPS, cuyo contrato se firmó en octubre de 2020, la cual no solo no ha cumplido en tiempo y forma, sino que ha venido retrasando los procesos cada vez más, al colocarlos en el punto donde estamos ahora, en el cual el desabasto de medicamentos ya es mayúsculo. Y sería todavía mayor si no se hubieran extendido los contratos a las farmacéuticas, con el añadido de que nadie sabe en cuánto se han comprado los medicamentos ni cómo se han distribuido.
En la última semana de mayo el presidente López Obrador presumió que su gobierno ha ahorrado 11 mil 880 millones de pesos, 20 por ciento en medicamentos, lo que es una gran mentira, una más a su colección. Y si ha sido un ‘ahorro’, bien podría aplicarse el dicho aquel de que “a veces lo barato sale caro”, pero no es el caso.
Todavía, sin contratos firmados
Jorge Alcocer Varela, secretario de Salud, afirmó que el gobierno de México ha adquirido 723 millones de medicamentos a través de la UNOPS, por 43 mil 278 millones de pesos. No obstante, a la fecha, como confirma el Instituto de Investigación e Innovación Farmacéutica (Inefam), no hay contratos firmados todavía. Los laboratorios todavía no aceptan ni firmas las llamadas Cartas de Intención, donde, por cierto, existen un mar de errores, como lo siguientes:
1. A veces se omite el total de las piezas.
2. Asignación de claves incorrectas.
3. No hay programación de las entregas.
Inefam afirma que, en el primer trimestre de 2021, el sector público compró 40 por ciento menos medicamentos que en el mismo periodo de 2020, pero 10 por ciento más caro, sobre todo por dos motivos: que las compras se han hecho por doquier y ha habido un sinfín de asignaciones directas, muchas de ellas a las farmacéuticas que operan en el país, sí, las mismas que el presidente ha acusado en diversas ocasiones.
Tanto a la UNOPS como al gobierno de México se les olvida que las cartas no son contratos, además de que la agencia de la ONU no ha recibido los pagos por parte de esta administración como se estipula en el acuerdo firmado. Y una vez que se firmen los contratos, como hemos insistido en este espacio, hay un tiempo para la producción de medicamentos, que es algo que tampoco se ha contemplado por esta administración…
Otra bomba que no tardará en explotar
Otro tema del que también hemos hablado mucho en esta columna es que las licitaciones no incluyen la distribución, que será otra bomba que no tardará en explotar. Ya hemos dicho que el gobierno no tiene la capacidad de distribución que demanda esta compleja tarea que antes hacían distribuidores privados especializados.
Se supone que en esa labor ayudará la empresa estatal Biológicos y Reactivos de México (Birmex), cuya naturaleza es producir vacunas, pero ahora está muy ocupada en la distribución de las diferentes vacunas anti-Covid que le llegan de las farmacéuticas del exterior, e incluso, las que ya se empiezan a producir en nuestro país.
Por ello, la UNOPS recomendó al gobierno no marginar a los distribuidores locales, pero fiel a su costumbre de no escuchar a los demás, solo ha hecho oídos sordos.
La falta de medicamentos ya afecta a todos
El desabasto de medicamentos continúa en todo el país, tanto en sector público como privado, porque la falta de medicamentos en las instituciones de salud públicas ya empezó a afectar al mercado privado, pues la gente, al no tener sus medicamentos, va y los compra en su farmacia de preferencia, lo que ha ocasionado una sobredemanda.
Empero, los únicos ahorros que ha habido hasta ahora se han ocasionado por no comprar los medicamentos, que sería como no llevar la quincena a la casa y dejar de comprar alimentos y luego decir que hemos ahorrado todo ese dinero, así de ilógico es todo este asunto.
Los procesos de esta compra de medicamentos están siendo conducidos por funcionarios sin ningún conocimiento de esta especialidad, además de que nunca antes se había visto tanto caos y falta de transparencia en la adquisición de medicamentos para el sector público.
El botiquín
Una pregunta al subsecretario Hugo López-Gatell: ¿Cuándo empezará a operar efectivamente el nuevo modelo que la Cofepris ha anunciado con bombo y platillos? Alejandro Svarch, nuevo comisionado de la agencia regulatoria, anunció que se resolvería el rezago y que se reducirían los tiempos de los trámites sanitarios en general, pero los buenos deseos solo han quedado en eso y recordemos que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”...