El origen del Festival Fringe de Edimburgo se remonta a 1947, cuando ocho compañías de teatro que no habían sido invitadas presentaron sus espectáculos al margen del Festival Internacional de Edimburgo, creado para celebrar las artes y la cultura tras la Segunda Guerra Mundial.
Fringe es actualmente el festival más grande de Europa. Los únicos eventos presenciales de gran escala en los que se han vendido más boletos han sido los mundiales de fútbol y los Juegos Olímpicos. En agosto pasado se realizaron 54,474 representaciones de 3,853 espectáculos; de estos, 3,352 estaban registrados en el programa impreso y 501 se añadieron posteriormente. Además de que en esta última edición, celebrada del 1 al 25 de agosto, participaron artistas de 63 países. Latinoamérica estuvo representada por Colombia, Chile, Panamá y México, además de una importante delegación de Brasil. México destacó con una adaptación de Romeo y Julieta, titulada Romeo and Juliet: Out of Pocket.
Es uno de los momentos culturales más relevantes del mundo. En paralelo, en la ciudad se llevan a cabo el Festival de Arte, el Festival Internacional y el Festival Internacional del Libro. A su vez, en cientos de ciudades alrededor del planeta se celebra el Día Mundial del Fringe cada 11 de julio. Grandes figuras de las artes escénicas iniciaron o pasaron por este festival: actrices como Emma Thompson, reconocida por su participación en películas como Harry Potter; comediantes como Stephen Fry o Hugh Laurie, famoso por su papel en Doctor House; o la legendaria Judi Dench, quien también participó en ediciones anteriores. Más recientemente, Phoebe Waller-Bridge presentó en Fringe la primera versión de Fleabag. Incluso Robin Williams formó parte en su juventud, cuando aún era estudiante de teatro.
El festival genera una derrama económica superior a los 300 millones de libras para la economía escocesa, no sólo en la capital, sino también en ciudades cercanas. Además, cada año, crea cerca de 3,000 empleos que estimulan al comercio local y respaldan a los trabajadores de la región.
Lo que comenzó como un evento alternativo de una semana se ha convertido en un ritual de iniciación para miles de artistas y comediantes que llegan a Edimburgo a mostrar su talento, movidos únicamente por el amor al arte, la risa y el aplauso del público. Hoy Fringe es una vitrina de innovación artística y un motor económico para Escocia, que también se ha consolidado como un espacio de libertad creativa que trasciende fronteras. Cada año en agosto, Edimburgo se transforma en el epicentro mundial de la cultura, recordándonos que el arte, en todas sus formas, sigue siendo el lenguaje universal que nos conecta a pesar de las fronteras.