Análisis sin Fronteras

La guerra en casa

La detención de Gerardo Treviño Chávez, ‘El Huevo’, probablemente es un ejemplo de que con algunas organizaciones criminales la estrategia es de ‘balazos’, mientras otras reciben ‘abrazos’.

Las imágenes de la quema de automóviles y tráileres, los ataques a instalaciones militares y edificios diplomáticos no eran imágenes de la sangrienta guerra que se está llevando a cabo en Ucrania. No, las imágenes de esta ‘guerra’ provienen de celulares de pobladores que viven en Nuevo Laredo después de que el Ejército mexicano detuviera esta semana al supuesto líder del Cártel del Noreste (CDN), Gerardo Treviño Chávez, El Huevo. Según reportes en El Financiero, después de la detención del sobrino de Miguel Ángel Treviño Morales, exlíder de Los Zetas, llegaron comandos armados, conocidos como la Tropa del Infierno, y por siete horas (si, siete horas) atacaron e incendiaron edificios y transporte particular. Hay que subrayar que, de nuevo, las autoridades dejaron los ciudadanos de Nuevo Laredo a merced de la furia y la violencia del CDN.

Aunque no es la primera vez que un grupo del crimen organizado toma una ciudad completa, lo importante de lo que sucedió esta semana es que pudieron detener e inmediatamente transportar fuera de la zona el detenido, en este caso El Huevo. A diferencia de lo que sucedió en el ‘Culiacanazo’ en 2019, cuando elementos de las Fuerzas Armadas detuvieron y después soltaron a Ovidio Guzmán López. Una vez más, México le echó mano a una de las armas más poderosas que tiene el gobierno federal al detener criminales peligrosos: literalmente en horas Treviño Chávez fue enviado a Estados Unidos para enfrentar un juicio en Texas. La rapidez se debe a que el detenido es ciudadano estadounidense y no fue necesario extraditarlo, simplemente fue deportado.

Pero la mayoría de los criminales que ejercen violencia desbordada en el país no solo no son detenidos por el gobierno federal, sino que en los pocos casos se envuelven en procesos de extradición que son interminables y que generalmente permite que continúen delinquiendo. Porque hay que decirlo, son pocos los líderes de organizaciones criminales que son detenidos y enfrentan un juicio en México.

El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en continuar con su estrategia de ‘abrazos, no Balazos’ durante su conferencia mañanera. Muchos nos preguntamos que si la detención de Gerardo Treviño Chávez es un cambio de estrategia. Probablemente es un reconocimiento de que con algunas organizaciones la estrategia es de ‘balazos’. Otras son beneficiadas de los ‘abrazos’ de López Obrador.

Y en los últimos años, cuando analistas de seguridad (y yo me incluyo) apuntamos que hay partes del país en que se vive una violencia que asemeja situaciones de guerra, el presidente se ha ofendido y de nuevo ha señalado a las anteriores administraciones como culpables.

En los estados de Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Sonora, Guanajuato, Tamaulipas, la población fue secuestrada por el crimen organizado y López Obrador ha sido claro en que no hará nada al respecto, porque la responsabilidad es de Felipe Calderón. También, de ser cierta las preocupaciones que se plasmaron en un análisis de riesgos publicado por el gobierno de Estados Unidos, tal vez la participación de grupos criminales en los procesos electorales imposibilite una reacción del gobierno federal.

Y ante la insistencia de que también debe compartirse la responsabilidad con los gobiernos locales y estatales, mi respuesta es: ¿por qué cederle la responsabilidad de la seguridad pública a la Guardia Nacional, el Ejercito y la Marina? Con las capacidades que tiene las Fuerzas Armadas debería ser su prioridad enfrentar a las organizaciones criminales que aterrorizan, secuestran y matan a la población. Por más recursos que se le den a los policías estatales y municipales, jamás podrán enfrentar organizaciones, entre las más violentas del mundo, con una extraordinaria capacidad bélica y que en muchos casos están coludidos o protegidos por las autoridades locales. Ojo, no es cuestión de iniciar una ‘guerra’ contra los criminales, sino es un llamado a proteger a la población. Función intrínseca de las Fuerzas Armadas.

Y sí, seguramente la comunidad internacional volverá a llamarle la atención al presidente López Obrador por el asesinato de otro periodista, al colega Armando Linares, el octavo crimen contra la prensa en México este año. Pero también es hora de que empiecen a tomar nota del control que tienen las organizaciones criminales de la vida y gobernanza del país. Y el secuestro de poblaciones completas.

Sí es importante entender la crisis en Ucrania, y seguir de cerca el sufrimiento y la valentía del pueblo ucranio. Pero no olvidemos la guerra que hay en casa.

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