Análisis sin Fronteras

Tips para negociar con los Dos Amigos

Con la llegada de Trump a la presidencia hubo un cambio del comportamiento del inquilino de la Casa Blanca tan dramático, que era mejor evitar negociar con Estados Unidos.

No es la primera vez que en este espacio subrayamos lo difícil que es negociar con el vecino del norte. Y lo fácil que es, por falta de no entender la política estadounidense, cometer errores básicos. De hecho, cuando llega Donald Trump a la presidencia hubo un cambio de paradigma tan dramático del comportamiento del inquilino de la Casa Blanca, que para México (y el resto del mundo) era mejor evitar, dentro de lo posible, negociar con Estados Unidos.

Probablemente lo más difícil de negociar con Trump era impulsivo, sorpresivo y grosero uso de su cuenta de Twitter. Y el segundo problema es que no había una política coordinada de Estados Unidos hacia México. Las decisiones de política exterior estaban sujetas al mal humor del mandatario y su uso de la frontera y los flujos migratorios como plataforma para su reelección. De hecho, en una entrevista que hice el año pasado con el embajador John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional, él confirma el desorden que había en la Casa Blanca. Los funcionarios de carrera no tenían claridad sobre cuáles eran las cambiantes prioridades de la política exterior de Trump. Obviamente era casi imposible negociar con el irascible presidente con una visión a mediano y largo plazos de los mecanismos de cooperación que requieren vecinos con 3000 kilómetros de frontera. Pero ahora que es residente Joe Biden, ¿cuál debería de ser la estrategia de negociación?

En primer lugar, evitar cometer errores de principiantes. Negociar eficazmente con el presidente de Estados Unidos requiere experiencia, análisis histórico y sobre todo preparación. A diferencia de la administración Trump, el mismo Biden y su equipo tienen décadas de experiencia en la política exterior de su país alrededor del mundo. Y estos funcionarios conocen a México y no son improvisados. A diferencia de la administración Trump, que improvisaban a diario, la visión de Biden y su equipo es a largo plazo y doctrinario. Creen en el liderazgo fundamental que debe de jugar Estados Unidos ante las crisis globales. Por eso, tiene que evitar a toda costa tener un vecino desordenado y no dispuesto a soportar demasiado desorden por parte del vecino del sur.

Otro aspecto es que en la mesa de negociación no solo está el Ejecutivo federal, también están negociando los intereses de los estados, los legisladores federales y hasta la misma rama ejecutiva. El presidente López Obrador parece olvidar que en el vecino tiene un Estado de derecho, donde los pesos y contrapesos de las diferentes ramas pesan en las decisiones de la política exterior de Joe Biden.

Por eso fue tan, tan, tan extraño el comentario de Andrés Manuel López Obrador, asegurando durante su conferencia mañanera, literalmente horas antes de viajar a su reunión de los ‘tres amigos’ del TMEC, que ‘balconeará' a los legisladores estadounidenses que no apoyen la iniciativa del presidente Biden de legalizar a 11 millones de paisanos.

De nuevo el presidente demostró su total desconocimiento de cómo funciona la democracia estadounidense. Una de las reglas universales de la relación bilateral es buscar evitar tener conflictos con otra rama del poder, en este caso los legisladores. Con la ‘amenaza’ de AMLO, incrementa enormemente las dificultades que tendrá el equipo de Biden de buscar un acuerdo con legisladores demócratas y republicanos para legalizar a millones de connacionales. También dificultará que se apruebe los dineros y recursos que pedirá la Casa Blanca para el famoso Entendimiento Bicentenario con este ataque tan innecesario.

También el presidente de México y su equipo demostraron su ignorancia al sugerir que los migrantes mexicanos, al igual que los cubanoamericanos, podrían formar un bloque político para presionar a la Casa Blanca en temas que sean de interés del gobierno de México. Nada podía ser más lejano. Aunque el presidente López Obrador continúa siendo un presidente popular en México, eso no necesariamente se traduce en un apoyo automáticamente de los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Y sí es un agravio que AMLO se ponga las medallitas políticas por el histórico flujo de remesas.

Una última sugerencia para López Obrador: prepararse bien para la reunión trilateral y bilateral que tendrá en Washington con Joe Biden y Justin Trudeau. En otros foros el presidente de México controla la dinámica de las preguntas y puede evitar demostrar su desconocimiento de los temas que más impactan la relación de México ante el mundo, hasta la misma fotografía de los tres mandatarios podría ser catastrófica para un presidente que no conoce la importancia del contexto internacional para México.

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