Análisis sin Fronteras

Complejo de inferioridad como política exterior

La comunidad internacional no confía en México, además de que ahora aporta poco en materia de liderazgo en asuntos importantes.

“Hay una relación buena pero no sumisa, basada en el respeto”, dijo Marcelo Ebrard en las comparecencias de esta semana. “Muchos resultados”, aseguró el canciller al tratar de explicar la política exterior de México ante Estados Unidos. Por estos comentarios recibió hasta aplausos. Defender la soberanía a toda costa. Y sobre todo defender la visión setentera de la política exterior de Andrés Manuel López Obrador. Este es el costo que tiene que pagar Ebrard, por ser una de las corcholatas del presidente.

En un retroceso de décadas en la relación bilateral, la política exterior de la 4T parecería ser asegurarles a los líderes autoritarios, de unos cinco países, y a un número reducido de seguidores y allegados a López Obrador, de que México no es “colonia, no somos protectorado… México es un país independiente y soberano”. Estos fueron los comentarios del presidente en marzo del año en curso, como antesala de una visita de funcionarios estadounidenses para conversar sobre la crisis migratoria.

Y esta política, de ‘complejo de inferioridad’ ante Estados Unidos, es un retroceso fundamental y tal vez trágico, que tomará años cambiar la dinámica bilateral. ¿Cuándo regresará México a la mesa de negociación con Estados Unidos, Reino Unido, Unión Europea, Rusia y China, con confianza y herramientas que le recuerden al resto del mundo que México puede sentarse con las economías más avanzadas y defender los intereses estratégicos del gobierno y de la población?

Y a diferencia del pasado, México dejó de buscar pertenecer e influir en las discusiones sobre los temas que no solo afectan a América del Norte, sino al resto del planeta, para ahora liderar el club de los gobiernos autoritarios y países en vías de implosión. En la entrega de la semana pasada especulaba sobre cuáles eran los objetivos de Andrés Manuel López Obrador para acercarse pública y vergonzosamente a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia, si era pagar ‘deudas’ o ‘favores’ que le debía a los gobiernos de esis países, que lo apoyaron en diferentes formas en los últimos 15 años, o una respuesta a personas cercanas a él, que exigían que, por razones históricas y doctrinarias, tenía que darle un reconocimiento especial la 4T a Cuba, a los hermanos Castro.

Pero obviamente no es una estrategia de política exterior que pueda defender México en algún foro internacional. Y aunque en otros momentos, México buscaba participar en la organización de los ‘No Alineados’ (que incluía países como una estrategia para negociar con Estados Unidos y otras naciones del ‘primer mundo’). Pero ser el líder de los ‘cuatro amigos’: Venezuela, Cuba, Bolivia, y Nicaragua , no le aporta nada a México, excepto críticas del resto del hemisferio y del mundo. Y aunque en décadas pasadas, esta estrategia fortalecía al gobierno de México, ahora, de hecho, debilita su capacidad de negociar con los vecinos del norte.

¿Cómo negociar con Estados Unidos, usando una estrategia multilateral? Abundan los ejemplos: el pasado 22 de enero entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, donde un grupo de diplomáticos mexicanos, con sus pares de un puñado de países, jugaron un papel fundamental en la búsqueda de un desarme mundial. Otro ejemplo es la Convención Interamericana contra la Fabricación y el Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivos y Otros Materiales Relacionados (CIFTA) negociado y aprobado en la OEA, a pesar de fuertes presiones por parte de Estados Unidos. También en este esfuerzo, la diplomacia mexicana jugó un extraordinario papel, enfrentando las presiones estadounidenses.

Y aunque el canciller esta semana haya asegurado que la comunidad internacional escucha a México porque tiene “autoridad política y moral”, además de tener una “buena relación con Estados Unidos”, y de tener un buen vínculo con América Latina y el Caribe, el canciller se equivoca. México está en el peor de los escenarios.

La comunidad internacional no confía en México, además de que ahora aporta poco en materia de liderazgo en cuestiones importantes como el cambio climático. No puede México, ni quiere, ser un líder hemisférico, por el simple hecho que López Obrador se rehúsa a viajar fuera del país. Y su política exterior parecería estar fundamentada en un complejo de inferioridad, y no en buscar la responsabilidad histórica de México ante los grandes problemas globales.

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