Desde San Lázaro

El camino de Frenaa son las elecciones intermedias

La conglomeración de mexicanos ocurrida en la principal plaza del país el pasado domingo, más allá de la cantidad de asistentes y que por supuesto rebasó a cien mil personas, no debe subestimarse.

Independientemente de estar o no de acuerdo con los propósitos de Frenaaa en el sentido de pedir la renuncia del presidente López Obrador, su movimiento y estoica resistencia, mediante un plantón en el Zócalo capitalino, es digna de encomio ya que sin ser profesionales de las manifestaciones, como sí lo son las bases y líderes de Morena, antes PRD, han empezado a despertar conciencias y jalar los reflectores de algunos medios de comunicación nacionales e internacionales y ello ha permitido que cada vez más mexicanos externen su malestar contra el nativo de Tabasco.

La conglomeración de mexicanos ocurrida en la principal plaza del país el pasado domingo, más allá de la cantidad de asistentes y que por supuesto rebasó a cien mil personas, no debe subestimarse, al contrario, ya es motivo de gran preocupación en Palacio Nacional, ya que este movimiento representa la punta del iceberg del enojo social colectivo contra un gobierno que ha sido totalmente incapaz de estar a la altura de las expectativas generadas en campaña.

Todos los indicadores económicos están en declive y por contrario, la inseguridad pública va en aumento, y la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros está mermada, a pesar de los anuncios espectaculares de inversiones en planes de infraestructura, lo cierto es que nadie en su sano juicio va a invertir mientras no se restaure el respeto irrestricto al Estado de derecho.

Ante un gobierno fallido, sólo queda la protesta y la inconformidad, ante la incapacidad para gobernar, resta, por las vías democráticas, exigir el relevo del gobierno en turno y este empezará a suceder en las elecciones intermedias del próximo año.

Mientras tanto a Frenaaa le quedan tres opciones: una, mantener su plantón en el Zócalo, aguantando todo tipo de agresiones físicas de esos mercenarios de las manifestaciones que creen que ya tienen patente de corzo para hacerlas, y con el riesgo que algún día ocurra una víctima mortal.

Dos, levantar el plantón pero seguir con su lucha con otras estrategias de resistencia, y tres, buscar el apoyo de esos sectores de la sociedad que están enojados, por decir lo menos, con un gobierno que ya despidió a buena parte de ellos, o les quitó el servicio médico o de guarderías o sus medicamentos o, peor aún, ya perdieron familiares y amigos por el manejo irresponsable de la pandemia.

Pedir la renuncia del presidente no es una causa que comparten muchos mexicanos inconformes con López Obrador, pero sí sumaría pedir el apoyo en las urnas, para cerrarle el paso a los candidatos de Morena y sus aliados que van por una curul en la Cámara de Diputados federal o por una gubernatura, allí sí tendrían más posibilidades de éxito.

El poder se quita a través de las elecciones democráticas y para que éstas ocurran solo faltan ocho meses, tiempo suficiente para enterrar a un partido que sólo fue flor de un día.

La causa por la renuncia presidencial es una empresa con pocas posibilidades de éxito, por decir ninguna, en cambio, buscar el cambio a través de la participación en los comicios del próximo año, es una opción viable y a todas luces, provocaría ese relevo anhelado, toda vez que al quitarle la mayoría en la Cámara baja a Morena, se estaría acabando la sumisión del Poder Legislativo al Ejecutivo y con ello, se impediría seguir cambiando la constitución y las leyes a capricho de un solo hombre.

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