Repensar

Industrias en apuros

Las tres grandes automotrices de la Unión Americana están en huelga. El sindicato United Auto Workers exige un aumento salarial de 40% y semana laboral de 32 horas.

Las tres grandes automotrices de la Unión Americana están en huelga. Siguiendo la táctica sindical conocida como “huelga de pie”, irán parando una a una las plantas, para que las compañías sientan cada vez más presión para llegar a un arreglo. Se ve difícil que sea pronto porque las demandas del sindicato (United Auto Workers) son mayúsculas.

Exigen un aumento salarial de 40% y semana laboral de 32 horas. Argumentan que mientras que el salario medio anual de los obreros va de los 68 a los 80 mil dólares, las compensaciones de los directores ejecutivos de Ford, General Motors y Stellantis van de los 21 a los 29 millones de dólares.

Alegan también que no se compensaron los sacrificios que hicieron para que las empresas sobrevivieran a la crisis financiera de 2008. Se aceptó, por ejemplo, que el personal de nuevo ingreso tuviera menor sueldo y prestaciones. Ahora piden emparejarlo.

En realidad, lo que más les preocupa son los recortes de personal previstos, debido a la reconversión de las plantas para armar autos eléctricos y autónomos. Los avances tecnológicos van reduciendo las necesidades de personal. En la industria automotriz, cada robot sustituye a cinco trabajadores.

Los empleados desplazados difícilmente encuentran trabajo en el mercado laboral de la misma localidad y requieren adquirir nuevas habilidades.

Menos empleos

Para competir globalmente, todo el sector de manufactura se hizo intensivo en capital. Sólo automatizando los procesos se pueden reducir los costos y mejorar la productividad.

Esto no es una tendencia reciente. En Estados Unidos, el empleo en manufactura como proporción del empleo no agrícola alcanzó su tope al fin de la Segunda Guerra Mundial (39%). Desde entonces ha declinado hasta llegar a 8%. En números absolutos, tuvo su máximo a fines de los setenta (20 millones de trabajadores). Luego fue bajando sostenidamente y ya en este siglo, con la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio, se precipitó dramáticamente hasta caer a 11.5 millones en 2010.

En años recientes mostró una pequeña recuperación, que Donald Trump atribuye a sus políticas para estimular el regreso de inversiones (America first) y que Joe Biden cuelga a su política industrial (Made in America).

En cualquier caso, es improbable que el empleo manufacturero (tanto en nuestro vecino del norte como en los demás países de altos ingresos) crezca sustancialmente en el futuro cercano.

Lo que sí se incrementará será el empleo en los servicios, incluyendo el relacionado con el diseño, gestión, comercialización, transporte, instalación, mantenimiento y reparación de los productos manufacturados.

Veremos también a más firmas evolucionar a la mentefactura, como pasó con Pitney Bowes que, de fabricar básculas postales y procesadores de cartas, pasó a los servicios logísticos y financieros. O como IBM, cuyo negocio principal ya no son las mainframes sino las soluciones de datos.

Carrera tecnológica

En menos de dos décadas, Estados Unidos perdió su liderazgo en innovación. Hoy ocupa el cuarto lugar en solicitudes de patentes y el quinto puesto en gasto de investigación y desarrollo. Se fue hasta la decimoséptima posición en número de investigadores por millón de habitantes.

Eso ha sido determinante para que desde 2010, China sea el principal productor mundial de manufactura: 28.4% del total global, contra 16.6% de Estados Unidos, que ya sólo es primer lugar en siete de 16 sectores. Sin embargo, son los de mayor valor agregado (químicos, farmacéuticos, computadoras, productos electrónicos y ópticos, vehículos, aviones, equipo militar), mientras que China encabeza en electrónicos y otros bienes de consumo y ropa.

Varios países están intentando ir de una economía agrícola y de materias primas a una de servicios, sin pasar por la manufactura. Difícilmente lo conseguirán.

México, en cambio, le ha apostado a la manufactura y (en valor) es el décimo productor mundial. Estamos muy cerca de Reino Unido y Francia y adelante de Indonesia, Irlanda, Canadá, España y Brasil. Ya tenemos una industria automotriz y de autopartes sobresaliente. Avanzamos también en maquinaria y alimentos.

Vamos empezando con aeronáutica. Lamentablemente no estamos aprovechando oportunidades en áreas como farmacéutica o textil, vestido y calzado.

Contamos con una masa crítica de científicos e ingenieros, pero invertimos muy poco en investigación y en desarrollo tecnológico.

Sólo creando aquí nuevos productos y modernizando los procesos productivos podremos mantener y aumentar los niveles de empleo industrial, el de mejores sueldos.

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