Mis Finanzas

¿Gastas más en home office?

A pesar de la modificación a la ley laboral en México para proteger al trabajador remoto, pocas compañías compensan los pagos adicionales.

La aceptación del home office por parte de las empresas podría ser de las cosas buenas que surgieron con la pandemia. Permitió eliminar el tiempo de traslado; elevar la productividad; un menor gasto de transporte y alimentación; además de acercar a las familias a la convivencia. Sin embargo, a otros les ha acarreado serios problemas, afectando negativamente sus finanzas. Es necesario valorarlo para definir si se continúa en esa modalidad.

A pesar de la modificación a la ley laboral en México para proteger al trabajador remoto, pocas compañías compensan los pagos adicionales de energía, internet e implementos de oficina que las personas han sufragado. Más aún, ha sido una excusa para congelar el salario o incluso bajarlo.

La mayoría no estaban preparados para ejercer su ocupación desde el hogar y lo han realizado en forma incómoda, utilizando el comedor, sala o el cuarto, en viviendas reducidas y en medio del hacinamiento con el resto de la familia, que también se quedó en casa.

Está documentado que la pandemia ha provocado episodios de depresión. Tal vez sea un tema de personalidad, pues hay quienes les guste trabajar solos. Por desgracia, para algunos a incidido en conflictos, hasta llegar a tener que recurrir a profesionales de la salud mental.

Aunque son ocho horas laborables, es fácil faltar a esa regla y tiende a trabajarse en exceso. Sin un orden, las organizaciones alargan las jornadas, bajo el pretexto de “márcale, al cabo esta en su casa”

Para muchos fue un ahorro de transporte y alimentación, pero para otros implicó más gastos. Un reportaje del Wall Street Journal señala que los millennials son especialmente vulnerables a las compras por agotamiento.

Sin familias que mantener, les imponen la tarea de las últimas horas y con la promesa del ascenso largamente esperado a cambio de una asignación exigente. Gastar en exceso cuando se está cansado puede ser peligroso para un joven quien todavía está acumulando ahorros de emergencia y otras redes de seguridad financiera. Aumentan su propensión a comer fuera porque no tienen fuerza para cocinar ellos mismos, además de generar adquisiciones compulsivas en línea.

Es importante hacer una reflexión de lo que ha significado el home office en lo bueno y lo malo, para que empresas y trabajadores busquen la mezcla adecuada entre productividad, convivencia familiar, salud y finanzas personas.

¿Qué opinas del home office? Coméntame en Instagram: @atovar.castro

Twitter: @albertotovarc

Alberto Tovar

Alberto Tovar

Economista, especializado en negocios y finanzas personales; certificado como coach de vida y equipos. Actualmente es el Director Regional de la Zona Norte de El Financiero. Ofrece conferencias, consultoría y coaching a organizaciones diversas.

COLUMNAS ANTERIORES

‘Silver surfers’: más allá de los 40 en el trabajo
Menopausia y liderazgo: rompiendo el silencio corporativo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.