Alberto Muñoz

La inversión privada en investigación básica. Un imperativo para la competitividad de México

La investigación básica, que es fundamental para el desarrollo de nuevos conocimientos y avances científicos, ha experimentado un cambio significativo en su estructura de financiamiento.

México es desde hace algunas fechas el socio comercial más importante de los EU. Hace 25 años que trabajé en Conacyt, la elaboración de políticas públicas para el impulso al crecimiento endógeno usaba como parámetros las asimetrías entre México comparadas con Brasil, España y Corea del Sur, países que se consideraban ‘cercanos’ en cierto sentido a nuestras aspiraciones funcionales. Pero esa comparación es ciertamente inoperante en la actualidad y nos guste o no, necesitamos cambiar de marco de referencia y apuntar a Norteamérica de manera más determinada. En sentido estricto, se puede decir que nuestra economía y la de EU se complementan, sin dejar de decir que también compiten, con las asimetrías correspondientes.

Las razones para este cambio de marco de referencia tienen un fundamento puramente práctico: el mercado. Salvo en aspectos de defensa y militarización, hasta ahora las economías de ambos países tienen mucha más afinidad que seguir considerando como referencias a España, Corea y Brasil, por más coincidencias ideológicas que queramos identificar como similares.

Para empezar, aunque los flujos migratorios en ambas direcciones explican la creciente disparidad entre las alternativas que los connacionales de ambos países buscamos en dichas interacciones, hay un flujo constante de personas y de productos. Pero el mercado del conocimiento, si bien cada vez es más etéreo gracias al internet, tiene barreras básicas.

En el año 2022, se estima que la financiación total para la investigación y desarrollo (I+D) en EU alcanzó la impresionante cifra de 885.6 mil millones de dólares¹. Este monto provino de diversos sectores, entre los que destacan empresas, el gobierno, la educación superior y organizaciones sin fines de lucro. En las últimas décadas, el sector empresarial ha superado al gobierno federal como el mayor financiador de I+D en ese país, marcando una tendencia que revela la creciente importancia del sector privado en el avance de la ciencia y la tecnología.

En particular, la investigación básica, que es fundamental para el desarrollo de nuevos conocimientos y avances científicos, ha experimentado un cambio significativo en su estructura de financiamiento. En el año 2000, el gobierno federal de EU financiaba el 60 por ciento de la investigación básica, pero para el 2022, esa cifra había disminuido al 40 por ciento. En contraste, la participación del sector privado en el financiamiento de la investigación básica aumentó al 37 por ciento, duplicándose desde el año 2000. Este cambio subraya la creciente responsabilidad del sector privado en la promoción de la investigación fundamental.

Si bien la proporción del financiamiento federal ha disminuido, el monto total en dólares ha aumentado, especialmente en campos clave como las ciencias de la vida y las ciencias físicas. Este aumento en la inversión privada ha permitido que el panorama de la investigación básica en EU siga siendo dinámico y competitivo. Sin embargo, esta tendencia no es exclusiva de Estados Unidos, y plantea un reto significativo para países como México.

La urgencia de la inversión privada en México

En México, la situación del financiamiento público para la investigación básica no es muy diferente. La disminución de los recursos públicos destinados a la ciencia ha hecho que sea cada vez más apremiante que las empresas privadas intervengan y llenen este vacío. Aquí se presentan algunas razones clave por las que la inversión privada en investigación básica en universidades es crucial para el desarrollo del país:

  • Reducción de financiamiento público: Al igual que en EU, en México ha habido una reducción en los fondos públicos para la investigación básica. Esta tendencia amenaza con frenar el avance científico y la capacidad del país para generar nuevos conocimientos. Sin la intervención del sector privado, muchas investigaciones fundamentales podrían quedar sin financiamiento, afectando el progreso en áreas clave para el desarrollo nacional.
  • Fomento de la innovación: La inversión privada en investigación básica puede ser un catalizador de la innovación en diversas industrias. Al apoyar a las universidades en la investigación fundamental, las empresas pueden beneficiarse directamente de las nuevas tecnologías y soluciones que se desarrollan en los laboratorios académicos. Este enfoque no solo mejora la competitividad de las empresas, sino que también contribuye al crecimiento económico del país al generar productos y servicios innovadores.
  • Colaboración academia-empresa: Las universidades son a menudo el origen de ideas disruptivas y descubrimientos científicos. Al invertir en investigación básica, las empresas privadas pueden establecer relaciones estratégicas con las instituciones académicas, accediendo a conocimientos de vanguardia que pueden ser aplicados en el desarrollo de sus propios productos y servicios. Esta colaboración también permite que las universidades se beneficien de los recursos y la experiencia del sector privado.
  • Desarrollo de capital humano: La inversión en investigación básica también tiene un impacto directo en la formación de talento altamente capacitado en ciencia y tecnología. Al apoyar a las universidades, las empresas privadas contribuyen al desarrollo de capital humano que es esencial para abordar los desafíos tecnológicos y científicos de México. Este talento, a su vez, alimenta el ecosistema de innovación del país y fortalece su capacidad para competir a nivel global.
  • Sostenibilidad y competitividad: En un mundo cada vez más globalizado y competitivo, las empresas que invierten en investigación básica están mejor posicionadas para liderar en innovación. Este tipo de inversión no solo asegura la sostenibilidad a largo plazo de las empresas, sino que también les permite mantener su relevancia en mercados internacionales. En México, donde la competencia global es intensa, la capacidad de innovar es clave para la supervivencia y el crecimiento de las empresas.

Conclusión

La inversión privada en investigación básica es fundamental para que México mantenga su competitividad en el escenario global. Al promover la innovación, fortalecer la colaboración academia-empresa, y desarrollar capital humano, las empresas privadas pueden desempeñar un papel crucial en el avance científico y tecnológico del país. En un entorno en el que el financiamiento público está disminuyendo, la participación activa del sector privado en la investigación básica es más importante que nunca. Esta inversión no solo impulsará el progreso de México, sino que también asegurará su posición en la vanguardia de la ciencia y la tecnología en el futuro si es que dichas empresas quieren mantener sus niveles de competitividad.

[1] https://ncses.nsf.gov/pubs/nsf24332

COLUMNAS ANTERIORES