Comisionado del INAI

Un, dos, tres por mí, por ti, por todas y todos

Todos y todas podemos sumar, incluso de a poco, con pequeños cambios que se reflejen en un gran impacto sustancial en la lucha de cualquier persona por no ser minimizada.

El lenguaje es la forma en que todos los seres humanos nos exteriorizamos a través de sonidos, signos o escritura; es por ello, que a la hora de comunicarnos debemos saber que hay formas y expresiones que pueden promover discriminación en contra de las personas e, incluso, intensificar estereotipos y roles que ya no deben estar encasillados solo para algún tipo de género.

Hoy en día, somos más conscientes de que el lenguaje neutro e inclusivo es una forma de reconocer la importancia que juega el rol de las mujeres en los sectores de la sociedad en las que se desarrolla; se trata pues, de hacerlas aún más visibles, apostando así a la eliminación de cualquier tipo de discriminación en todas y cada una de sus formas, como lo puede ser sin duda el uso del lenguaje.

Muchas variantes han surgido como propuesta para evitar un lenguaje en donde, incluso a veces de manera no intencional, se hace referencia al sexo masculino como si no existiera otra forma de expresarnos. El uso del “tod@s”, “todes” o “todxs”, son solo algunos ejemplos que tienen, por supuesto, sus creyentes y rivales.

El tema no es menor cuando de escribir resoluciones o documentos oficiales se trata. Cualquier autoridad puede y debe utilizar un lenguaje no sólo sencillo, sino un lenguaje que incluya a todas las personas posibles. Así, para facilitar la lectura, apuesto primero a la utilización de un lenguaje neutro, en donde con el cambio del sustantivo se inhiba el uso masculino genérico innecesario en muchas ocasiones, ¿Por qué no en vez de referirnos a los niños, lo hacemos a la niñez? O bien ¿Por qué no ocupamos mejor la frase personas servidoras públicas en lugar de los servidores públicos, para hacer visibles también a todas aquellas mujeres que dignamente desempeñan un cargo público?

Como otra opción para cumplir con esto, podemos también hacer uso del desdoblamiento en el lenguaje, que implica utilizar la versión masculina y femenina de la misma palabra, hacer alusión entonces al uso del “las y los” a fin de no limitar y suponer que la expresión masculina va a incluir a todas las personas. Y a su vez, sí precisar el género cuando se conozca la identidad y el género de la persona, por ejemplo, si sabemos que es una mujer quien ostenta algún cargo o empleo o función, llamémosle así: presidenta, jueza, arquitecta, mecánica, médica, etcétera.

Recordando la gran frase de George Steiner “Lo que no se nombra, no existe” se realza la importancia que tienen las palabras en todos sus sentidos y de cómo se necesita la generación de un lenguaje que no oculte la presencia de las mujeres y que, por el contrario, las visibilice y las sitúe desde cada una de las trincheras en donde se encuentren.

Todos y todas podemos sumar, incluso de a poco, con pequeños cambios que se reflejen en un gran impacto sustancial en la lucha de ellas por el reconocimiento de sus derechos; en la lucha de cualquier persona por no ser minimizada al grado de pretender hacerla invisible.

Tratándose de los derechos de acceso a la información y de protección de datos personales, garantizados por el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, debemos incorporar el lenguaje neutro e inclusivo no solo en la emisión de nuestras resoluciones, sino en cada una de las políticas que se implementan, logrando así transitar a una cultura institucional con perspectiva de género.

Ejemplo de ello es la Guía de comunicación incluyente y no sexista publicada por el INAI, la cual busca contribuir, a través del uso de un adecuado lenguaje oral y escrito, a la eliminación de diversas formas de discriminación, desigualdad o la exclusión de personas, poblaciones o grupos, a fin de que todas las personas puedan tener acceso a los derechos humanos que tutela en igualdad de condiciones.

No escondamos a nadie en el lenguaje, seamos mejor quien gana a las escondidas, gritando muy fuerte: un, dos, tres por mí, por ti, por ella, por todas y todos.

Por un INAI para todas y todos.

COLUMNAS ANTERIORES

Mejorar la información para todos
Un nuevo impulso para el gobierno abierto

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.