Opinión

La marcha de la India hacia el Aatmanirbharta

La India celebra su capacidad de autosuficiencia y de reacción ante la pandemia de COVID-19.

Fue en mayo de 2020 cuando el primer ministro indio Modi hizo un llamamiento a una India que fuera “Aatmanirbhar”. Es importante aclarar qué significaba esto y qué no. Aunque una traducción aproximada de la palabra es, sin duda, “autosuficiente”, no es el tipo de autosuficiencia en el que la India posiblemente creía y practicaba en los primeros años de su independencia hasta los años setenta y ochenta. Es fácil decir lo que no es.

Desde luego, no es una autarquía; desde luego, no está orientada hacia el interior; y desde luego, no es detener las importaciones y fabricar todos los productos en casa. Tal vez sea más prudente pensar en el “Aatmanirbharta” como la autosuficiencia 2.0.

En este marco de autosuficiencia 2.0, el Primer Ministro aclaró que, en lugar de centrarse en sí misma, India se abrirá aún más al mundo exterior, guiada por su lema: Vasudhaiva Kutumbakam, o “nuestra Tierra es una sola familia”. El PM Modi continuó diciendo que Aatmanirbharta se apoyará en cinco pilares: economía, infraestructuras, tecnología, demografía y demanda. El Primer Ministro explicó la razón de ser de Aatmanirbharta diciendo que esto debería preparar a India para participar en las cadenas de suministro globales y que esta es una batalla que India no puede permitirse perder.

No cabe duda de que la pandemia mundial, es decir, el COVID-19, desempeñó un papel importante en el impulso de la India hacia la autosuficiencia 2.0. Tomemos el simple ejemplo de los equipos de protección personal (EPP) y las mascarillas N-95. Al principio de la pandemia, India no fabricaba ninguna mascarilla N-95. Hoy, fabrica al menos 200,000 máscaras N-95 al día, si no más.

Más impresionante aún es el récord de India en la vacunación de su gigantesca población. En 2020, cuando surgió el COVID, casi nadie creía que la India pudiera llegar a vacunar completamente a su población y que tal ejercicio llevaría años y años. Sin embargo, en julio de 2022, unos 18 meses después del inicio de la primera vacunación, la India completó 2.000 millones de dosis de vacunas aplicadas a sus ciudadanos.

La historia de cómo se logró esto es digna de un estudio de caso que abarcará cuestiones vitales como la asociación entre el sector público y el privado, la cooperación entre el centro y el estado y, sin mencionar, la concienciación de los ciudadanos y su participación de buena voluntad en este ejercicio. De hecho, la OMS y otros organismos han elogiado a India y sus buenas prácticas serán emuladas en todo el mundo. Demostrando que la autosuficiencia 2.0 no es sólo para los indios, India también exportó un gran número de vacunas y EPP a países de todo el mundo.

Las últimas estadísticas del sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores (MEA) hablan de 240 millones (aproximadamente) de vacunas que se han entregado a 101 países, de los cuales hay países desarrollados y en vías de desarrollo. La historia de India como farmacia del mundo es muy conocida como para repetirla aquí. Todo esto es un verdadero “aatmanirbharta” en funcionamiento.

La plataforma COWIN que la India utilizó para distribuir las vacunas a su gigantesca población fue notable. COWIN es esencialmente una solución informática basada en la nube para planificar, aplicar, supervisar y evaluar la vacunación COVID en el país. En julio de 2021, India decidió poner esta plataforma abierta, a disposición de todos los países para su uso. En el cónclave mundial de COWIN organizado en julio de 2021, aproximadamente 142 países del mundo expresaron su interés en adoptar esta plataforma. Una vez más, esto es Aatmanirbharta en funcionamiento.

La guerra en Ucrania ha tenido un profundo impacto no sólo en Europa, sino sobre todo en los países en vías de desarrollo. En concreto, la guerra ha repercutido negativamente en los precios de los alimentos, la energía y los productos básicos. Se espera que la escasez de trigo, en particular, afecte de manera significativa a África y Oriente Medio. En un momento como éste, es reconfortante saber que la posición de India en lo que respecta a la seguridad alimentaria de su enorme población es satisfactoria. Es una manifestación más de la autosuficiencia 2.0.

De hecho, India no sólo fue capaz de regalar granos y lentejas a 800 millones de sus ciudadanos como parte del Pradhan Mantri Garib Kalyan Yojana, sino que también fue capaz de realizar modestas exportaciones de granos a países de bajos ingresos que lo necesitaban. De nuevo, Aatmanirbharta en acción.

Otra sorprendente historia de éxito de Aatmanirbharta es el caso de la Interfaz de Pagos Unificada (IPU), que es un portal de pago digital centralizado respaldada por el gobierno, muy popular en la India. Para entender la importancia de la IPU, considere lo siguiente: en 2021, la India realizó el mayor número de transacciones digitales en todo el mundo, con la impresionante cantidad de 48,000 millones, una cifra casi tres veces mayor que la de China (18,000 millones) y al menos seis veces mayor que las transacciones de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia y Alemania juntas. En Estados Unidos hay voces que dicen que debemos aprender de India, que está dando un salto hacia el futuro. Una vez más, Aatmanirbharta en acción.

Lo anterior no quiere decir que todo sea de color de rosa. India se enfrenta a retos monumentales en lo que respecta a la erradicación de la pobreza, la creación de empleo y la inversión en sanidad/educación/capacidades de su inmensa población. Pero las lecciones son claras: India es sui generis y sólo un modelo “indio” funcionará para India y los indios. De ahí la importancia capital de Aatmanirbharta. Al fin y al cabo, como hemos visto anteriormente, “Aatmanirbhar India” no sólo es bueno para la India, sino también para el mundo en general.

***

El embajador Mohan Kumar es un embajador indio en retiro y ahora es académico de tiempo completo.

COLUMNAS ANTERIORES

Balance Migratorio 2023: Lecciones y Perspectivas para 2024
México a futuro: un país libre de plomo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.