Parteaguas

¿Quién es el enviado a Alemania?

Cuando Francisco Quiroga Fernández trate con alemanes en su calidad de embajador, el lenguaje sintético que domina puede sumar.

Está entrenado para hablar al grano. A la hora de hablar de negocios, no había otro modo en Monterrey, en donde forjó su carrera entre acereros.

Los regios suelen empalagarse con el proceso ceremonial en el que incurre quien, viniendo del centro del país, pretende ganar su confianza.

El lenguaje sintético que domina, puede sumar cuando Francisco Quiroga Fernández trate con alemanes en su calidad de embajador ratificado hace dos semanas por el Senado para representar a México en el país de Ángela Merkel. Atención, es la nación más poderosa de Europa, en buena medida porque el tamaño de su economía supera ampliamente a la de Francia o la del Reino Unido, con todo y la opulencia que emana de la Abadía de Westminster.

Recuerden que las cosas cambiaron desde que llegó Andrés Manuel López Obrador a la presidencia. Los embajadores de México en cada nación no solo lidian con trámites de personas que van o vienen, y resuelven conflictos que surgen todos los días entre naciones.

Desde el inicio de 2019, este equipo a cargo de la Secretaría de Relaciones Exteriores también debe traer dinero de inversiones en días en los que, siendo francos, México batalla mucho para atraerlas.

Pero si a Marcelo Ebrard le toca ir a conseguir vacunas pese a que se trata del canciller, la gente que le ayuda en la tarea de la diplomacia bien puede hacer el intento por seducir empresarios para que vengan al país.

¿Puede un embajador atraer inversiones además de encargarse de las relaciones entre dos naciones? “Eso es lo que sé hacer”, contesta sin tropiezos Quiroga. Disfruta de desarrollar mercados, armar cadenas de valor y conseguir financiamiento accesible.

Él viene de la desaparecida subsecretaría de Minería de la disminuida Secretaría de Economía que encabeza Tatiana Clouthier. Sugiero no dejarse engañar por el contexto.

El nuevo embajador en Alemania reúne una experiencia atípica en el equipo del gobierno federal morenista.

Expuso al presidente razones por las cuales conviene defender la industria minera en México, pese a que ese discurso resulta antipático para quienes hoy caminan por los pasillos del Palacio Nacional.

En ese sector impulsó un nuevo modelo de actividad basado en la seguridad en el trabajo; la inclusión social de las comunidades anfitrionas; la protección de los ecosistemas locales y el respeto a la legalidad y el pago de impuestos. Así, sí, le contestó el presidente, quien a la fecha no ha embestido oficialmente a las empresas mineras, como sí lo hizo contra las petroleras a través de una iniciativa de reforma de ley en materia de hidrocarburos que tiene sus inversiones en el limbo.

Quiroga se mueve hábilmente en el gobierno que le ha conferido la relación con la nación más relevante de Europa. Es economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León; tiene una maestría en economía internacional y desarrollo por Yale, y otra en Ciencias en Investigación de Operación por la Universidad de Auckland.

Tuvo éxito como directivo empresarial. Dirigió el desarrollo estratégico de Grupo Villacero; la planeación de ArcelorMittal México y encabezó la acerera Coutinho & Ferrostaal AG (luego C&F International). Los empresarios son menos permisivos que los burócratas. Quiroga viene de esa cultura y parece convencido de la urgencia de vincular a México con la industria 4.0 que ofrece Siemens, entre otras alemanas, como la gigante del software, SAP.

Antes de viajar a su nuevo destino, el funcionario pasó por una planta que la productora de autopartes Leoni tiene en Yucatán. La compañía enfrenta pérdidas netas desde 2019, a las que podría darles la vuelta en función de que aumente su eficiencia, para lo cual incrementa su producción mexicana.

Ése es uno de los nombres que Quiroga tiene en la mira. Hay otros más conocidos: Porsche, Volkswagen, BMW y Audi también son alemanas y están urgidas de eficiencias como las que podrían conseguir en México. No es arriesgado esperar sorpresas provenientes de esa nación. El sureste mexicano luce como un nuevo destino factible, curiosamente propiciado por alguien que viene del norte nacional.

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