Miguel Moreno Tripp

Miguel Moreno: Índice de Progreso Social

Es una medición del desempeño social que complementa a las mediciones económicas.

El Índice de Progreso Social es una medición del desempeño social que complementa a las mediciones económicas. Su página, que es la de México Como vamos, nos indica que el modelo de este índice “sintetiza una gran cantidad de investigaciones, que enfatizan la importancia de ir “más allá del PIB”. Este índice está basado en varios indicadores sociales y ambientales para capturar tres dimensiones del progreso social: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades.

Las preguntas que busca responder tendrían que estrujarnos: ¿tengo un hogar que me brinde protección? ¿tengo suficiente para comer? ¿tengo acceso a educación?

Este estudio es el tercero llevado a cabo. Los resultados entre 2019 y 2020, muestran que dos tercios de las entidades disminuyeron en su Índice de Progreso Social. Las que más: Ciudad de México, Oaxaca y San Luis Potosí. La Ciudad de México es la entidad con mayor pérdida en el puntaje del IPS entre 2019 y 2020, con una caída de -3.18 puntos, atribuida a la pandemia y su manejo. A nivel nacional se redujeron los índices de Necesidades Humanas Básicas y Fundamentos del Bienestar. Solo las Oportunidades se incrementaron tanto a nivel nacional como estatal.

A nivel nacional el puntaje es de 62.9 puntos. Por estados el primer lugar es Nuevo León con 72.5 puntos (incrementó 0.72 puntos), sigue Querétaro con 70.5 (incrementando 1.53 puntos) y Aguascalientes con 70.3 puntos.

Un segundo grupo, digamos entre 60 y 70 puntos, abarca 20 de las 32 entidades: CDMX con 69.7); Yucatán (68.8); Sinaloa (68.4); Baja California (68.3); Jalisco (68.1); Sonora (67.4); Tamaulipas (67.2); Coahuila (67); Durango (66.6); Quintana Roo (65.9); Colima (65.6); Baja California Sur (64.6); Chihuahua (63.7); Nayarit (63.3); Hidalgo (62.9); Campeche (62.3); Estado de México (62), Tlaxcala (61.9) y Guanajuato (60.9).

Un tercer grupo, entre 50 y 60 Puntos lo conforman San Luis Potosí (59.8); Morelos (58.9); Michoacán (58.3); Zacatecas (58.3); Puebla (58); Tabasco (56.8); Veracruz (56.2) y Oaxaca (51.0).

Las dos entidades con el menor índice son Chiapas (49.9) y Guerrero (48.4). Sin considerarlas, el promedio nacional subiría a 63.8 puntos. Hay un dicho americano: catch up and keep up. Algo así como no solo es necesario alcanzar sino mantener el paso. Eso se necesita en esos estados.

Comparativamente con el mundo, medido por la organización Social Progress Imperative, estamos mucho mejor en Agua y Saneamiento e Inclusión, Derechos Personales (con deterioro) y Calidad Medioambiental. Mejor en Índice de Progreso Social, Nutrición y Cuidados Médicos Básicos (el puntaje más alto que logra México), Vivienda, Acceso a Conocimientos Básicos, Acceso a Información y Comunicaciones y Salud y Bienestar. Básicamente igual en Libertad Personal y de Elección y Acceso a Educación Superior y mucho peor en Seguridad personal, mantenido desde el 2011.

Noruega ocupa el primer lugar, Sudán del Sur ocupa el ultimo puesto y nosotros el lugar 68, desafortunadamente manteniéndose también desde el 2011.

Regresando a nivel nacional, las conclusiones referidas a estudios de años pasados pero vigentes son: “… el crecimiento económico es condición necesaria para el desarrollo … sin crecimiento económico el progreso de las personas será insuficiente … el crecimiento económico por sí mismo no es garantía si no viene acompañado de aplicación de buenas administraciones … aún con crecimiento moderado es posible mejorar ampliamente el bienestar si se administran bien los recursos”. Esta ultima versión del estudio incluye tendencia de seis años y nos muestra una triste realidad auto infligida: “en México las cosas cambian muy poco a lo largo del tiempo”. ¿Qué es lo más importante? ¿El gobierno en turno, la ideología que quisieran imponer o México?

COLUMNAS ANTERIORES

Miguel Moreno Trip: Teoría prospectiva
Miguel Moreno Tripp: Códigos de monedas

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.