Marco Pérez

Marco A. Pérez Valtier: Pensiones, la tarea pendiente

Se estima que el flujo anual de recursos que salen del Presupuesto de Egresos de la Federación, ya va a rebasar el Billón de pesos.

Después de la quiebra técnica en 1976, de la rama de seguro de Invalides, Vejez, Cesantía en Edad Avanzada y Muerte (IVCM) que manejaba el IMSS desde 1942 y que obligó al Gobierno Federal a replantear el esquema pensionario de los trabajadores afiliados al IMSS, migrando de un esquema de beneficios definidos, a otro de contribución definida, donde prácticamente se elimina el pasivo contingente a cargo del Gobierno Federal, mediante el sistema de ahorro para el retiro, a cargo de las AFORES, la persistencia de generosos esquemas pensionaros en la administración pública federal, así como en Organismos y Empresas, gravita ya, pesadamente, en las finanzas públicas federales.

De hecho, el flujo anual de recursos que salen del Presupuesto de Egresos de la Federación, para el pago de pensiones, el cual incluye las pensiones pagadas por el ISSSTE y el IMSS, (incluyendo también las pensiones de sus trabajadores, el denominado RJP) así como también las que están a cargo de PEMEX, de la CFE, de la Banca Gubernamental, del Ejército, de la Marina y demás obligados de pago, se estima que estas erogaciones ya va a rebasar el Billón de pesos, acusando una tasa de crecimiento anual de dos dígitos, desde hace ya algunos años.

Adicionalmente, si le sumamos el costo de la pensión universal para adultos mayores, cuya erogación en este año 2021 podría superar los $150 mil millones de pesos, esto debido a la ampliación en el número de beneficiarios y a los mayores montos ofrecidos, así como las pensiones a personas discapacitadas, menores a 64 años, la perspectiva luce complicada, por lo que se deben instrumentar medidas oportunas para, en lo posible, enfrentar este gran reto presupuestario.

En este contexto, además de buscar fuentes adicionales de financiamiento al gasto público, sería conveniente explorar la factibilidad de acotar los beneficios que tienen algunos trabajadores públicos, e instrumentar el esquema de contribución definida, y viabilizar el correcto y puntual pago de estos compromisos de pago, mediante acciones y programas como el que se quiso implementar en el ISSSTE hace ya algunos años (2007) que fracasó, al presentarse como optativo, y muy pocos burócratas optaron por el esquema tipo AFORE.

El reto es importante, y se deben tomar medidas correctivas a la brevedad posible, y no esperar a que se vean comprometidas las finanzas públicas ante el incontenible avance de este compromiso de gasto, que más que gasto “programable” debería incluirse dentro del gasto “no programable” de escaso o nulo margen de maniobra.

Marco Pérez

Marco Pérez

Economista especialista en finanzas públicas, Socio Director de Econometría Aplicada SC, Conferencista y Catedrático a nivel doctorado.

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