Hiram Peón

Hiram Peón: El calvario de la educación, como vamos gobernador

La apertura de las escuelas mueve a toda la sociedad.

El día de ayer estuve platicando con un buen amigo involucrado, por accidente, con la problemática que tienen las escuelas, privadas y públicas, para abrir sus instalaciones e invitar a los padres de familia a que decidan como quieren que sus hijos continúen su educación.

Sobre este tema he escuchado muchas opiniones. Hay quienes dicen que no quieren arriesgar la salud de sus hijos tomando clases presenciales y por lo tanto decidieron que sus hijos seguirán tomando clases a través de la interface digital, la computadora, la Tablet o el teléfono celular.

Hay otras personas, las menos, que aceptan enviar a sus hijos a las escuelas. Probablemente mucho ha influido tenerlos en casa más de un año y medio, y la rutina ha terminado con la paciencia de ambos, padres e hijos.

El drama en las escuelas públicas es igual que en las privadas. Rehabilitar las instalaciones, muchas veces impermeabilizar, reponer vidrios, darle mantenimiento a los equipos de aire acondicionado o calefacción, verificar que no haya fugas de agua (claro las que tienen agua; porque, en la mayoría de las escuelas públicas, la falta de agua es un problema). Limpiar, ese también es un problema serio, y luego, una vez limpios los salones y demás instalaciones, sanitizar.

Yo le pregunto, ¿Usted sabe cómo se sanitizan 10 o 15 salones de clase y oficinas? ¿Cuántos botes de Lysol se necesitan? y una vez que se vaciaron ¿No le quedará la duda de si está lo suficientemente limpio y ausente de virus y bacterias?

Bueno este drama es igual para escuelas públicas y privadas.

En las escuelas públicas todo se resuelve desde la secretaría y ahora además se cuenta con el impulso económico de programas de apoyo como el de “adopta una escuela”. En este programa han participado, con generosidad, cientos de empresas de Nuevo León. Destacan entre ellas HEB, Heineken, Arca Continental y FEMSA. Una vez más la empresa privada substituyendo en su responsabilidad al gobierno

Las otras escuelas, las privadas, eses dependen del dinero de los padres de familia y de los dueños. Para ellas no hay estado benefactor.

Durante la pandemia cientos de estas escuelas cerraron sus puertas ante la imposibilidad de seguir pagando los sueldos de los maestros y gastos fijos como las rentas de los locales donde operan esos pequeños colegios.

En esta revolución caótica del regreso a clases, se nota la agenda del gobierno del ex gobernador. Las escuelas públicas lucen abandonadas y las escuelas privadas oprimidas.

Ellas, las escuelas privadas, todavía tienen que pasar el calvario de presentar sus planes de apertura para que la secretaria de educación les autorice la apertura.

En el caso de las escuelas públicas de un plumazo se decreta la apertura y la única presión que reciben es la de los padres de familia que se resisten a pagar uniformes y cuotas adicionales, pero que finalmente saben que es para el bien de sus niños.

Mantengamos la esperanza. Hasta la próxima.

El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.

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Twitter: @Hirampeon

Hiram Peón

Hiram Peón

Politólogo de la Universidad Autónoma de Chihuahua con Maestría en Administración de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Consultor de negocios y estrategias de comunicación.

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