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Tenemos que hablar del otro tren que propone AMLO

Los reflectores se los lleva el Tren Maya, y poco se habla del Transoceánico, que podría detonar económicamente el sureste del país, y 'robarle' mercado al Canal de Panamá.

La segunda consulta ciudadana del próximo Gobierno entrante se realizará este 24 y 25 de noviembre, un ejercicio en el que se pondrá a votación 10 de los proyectos calificados como prioritarios por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Los ciudadanos mayores de 18 años podrán mostrar su apoyo o rechazo a dichas propuestas, entre las que se encuentran una nueva refinería para Pemex, o el Tren Maya, del cual el presidente electo ha publicado una serie de promocionales este viernes.

Sin embargo, es el Tren del Istmo el que podría reportar los mayores beneficios para el Gobierno entrante, por el impulso al comercio, y eventualmente en el crecimiento económico y generación de empleos.

Este proyecto, de acuerdo con expertos y el mismo López Obrador, haría que México compitiera y atrajera parte del mercado del Canal de Panamá.

La propuesta del presidente electo es la siguiente: conectar a los océanos Pacífico y Atlántico con un corredor de 300 kilómetros de largo, que tendría como terminales los puertos de Salina Cruz, en Oaxaca, y Coatzacoalcos, en Veracruz.

Se construiría basándose en vías de ferrocarril que actualmente ya existen, pero que son prácticamente obsoletas.

De concretarse, el tren de López Obrador podría reactivar la zona económica sur del país, que históricamente ha tenido altos índices de pobreza, pues varias empresas podrían asentarse en la región.

Otro efecto colateral sería el ahorrar el viaje de dos mil kilómetros hacia Panamá para varios cargueros que buscan llevar sus mercancías entre la región Asia-Pacífico y el este de Estados Unidos.

Durante una gira hecha en septiembre, el mandatario electo barajó el 2019 como año de inicio para el proyecto, con una inversión de mil 100 millones de pesos, que comenzaría como tren de carga para dar paso al transporte de pasajeros.

"Es necesaria (la inversión) porque el tren va a paso de tortuga, porque la línea no está en condiciones y además hay muchas curvas en la parte de la Sierra. Se va corregir para que tenga más velocidad, que sea un tren de carga y, en su momento, un tren de pasajeros, en todo el Istmo, desde Salina Cruz hasta Coatzacoalcos", dijo.

Durante esa gira señaló que la zona del tren sería franca, es decir, contará con importantes reducciones en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto sobre la Renta (ISR). Sin embargo, no detalló de cuánto serían dichos descuentos.

La construcción del tren es una idea que ha estado en la cabeza de López Obrador por algún tiempo.

Fue en 2016 cuando, en un viaje a Panamá, el exjefe de Gobierno de la Ciudad de México afirmó que de ganar la presidencia buscaría llevar a cabo el proyecto, en cuya ruta se instalarían fábricas ensambladoras con el objetivo de detonar el empleo en la zona.

La idea ya ha despertado la atención de inversores en el extranjero.

En una reunión en la casa de transición el pasado mes de agosto con embajadores y representantes de Asia, el presidente electo comentó que uno de los objetivos del próximo Gobierno será fortalecer los lazos comerciales con ese continente.

"Nosotros reafirmamos el compromiso de mantener estas relaciones con sus países, para que podamos incrementar nuestros vínculos comerciales (…) Vamos a ponernos de acuerdo para preparar también las comunicaciones. Uno de los proyectos principales del nuevo gobierno será el desarrollo del Istmo de Tehuantepec (con el tren)", afirmó.

En el horizonte, China se asoma como uno de los potenciales inversionistas para esta propuesta, al tener en cuenta que el gigante asiáticos invierte en corredores comerciales de este tipo como parte de la iniciativa 'Un cinturón. Una ruta'.

"Es el tipo de proyecto en el que China seguramente querrá invertir, porque son proyectos de infraestructura a largo plazo con rendimientos positivos", explicó en junio pasado Gerardo Esquivel, futuro subsecretario de Egresos en el Gobierno de AMLO.

Sin embargo, además de contar el voto a favor de los ciudadanos este domingo, el tren necesita también de las garantías de seguridad que el actual Gobierno no pudo brindar al sector ferroviario.

El robo a trenes de carga generó para compañías como Grupo México Transportes pérdidas por más de 300 millones de pesos e incluso obligó a Mazda a enviar algunos de sus vehículos por carretera para evitar que llegaran incompletos. Audi, que cada día transporta hasta 3 mil 300 automóviles al puerto de Veracruz desde su planta en Puebla, afirma que los robos han tenido un "alto impacto" en sus operaciones de distribución. "Cada auto que fabricamos tienen un cliente que lo espera".

El fenómeno de robos creció después de que las autoridades federales adoptaron medidas más enérgicas para combatir otra delincuencia, la del mercado del combustible, que había azotado la misma región del país. Tan pronto como algunos huachicoleros se vieron fuera del negocio del combustible robado, se pasaron al robo de trenes.

"Vimos una mutación en el crimen organizado en la región de Veracruz y Puebla", comenta Benjamín Alemán, titular de la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario. "El crimen se trasladó al ferrocarril".

Las cifras de este crimen en 2018 tampoco son halagüeñas, después de que se registrará un aumento del 19 por ciento en el primer trimestre del año..

Para sacar adelante el Tren Interoceánico, la ayuda de la agencia se asoma como fundamental, aunque en la actualidad este órgano apenas cuenta con 70 empleados que se dedican a recopilar estadísticas, monitorear y regular el sector.

Benjamín Alemán, titular de la agencia, señala que si se quiere controlar el robo de trenes, la reducción de salarios propuesta por López Obrador se convertiría en un obstáculo.

"Sería muy desafortunado, porque como regulador naciente, lo que necesitamos es fortalecer al regulador", explicó.

Con información de Bloomberg

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