En Tijuana no visitan Estados Unidos, ‘cruzan al otro lado’. 51.6 millones de cruces al año para ser precisos, lo que hace de ‘la esquina de México’, la ciudad con la mayor población flotante del país y la zona metropolitana más visitada de América Latina.
Pero no sólo eso, su vecindad con San Diego, California, y sus cinco principales clústeres de manufactura la convierten en un centro industrial especializado que representa por lo menos 2 por ciento del PIB nacional.
No obstante, en términos electorales, con 1.5 millones de posibles votantes –prácticamente la mitad de los sufragios bajacalifornianos–la elección por el ayuntamiento se vuelve una jornada competida, donde el principal rival a vencer está en el abstencionismo, que cuenta ya con un lugar en la boleta: siete de cada diez no acuden a votar.
Y sin duda un factor que influirá en la fiesta de la democracia será el ‘tequila, sexo y mariguana’, himno urbano otorgado por el cantautor Manu Chao a una ciudad de centros nocturnos y casinos, que, junto con el narcotráfico y el incremento de la actividad delictiva asociada con el tráfico ilegal de indocumentados, lo convirtieron en uno de los municipios más violentos del país, con 428 homicidios dolosos entre enero y marzo de este año.
Para administrar la ciudad y sus problemáticas, la oferta electoral recae en siete propuestas, aunque las preferencias ya están divididas en tres: mantener al partido en el poder, Morena; elegir a un gobernante de los partidos de oposición (PRI-PAN-PRD), que ya gobernaron, o simplemente, recurrir al abstencionismo, y es esta última opción la que se ha vuelto costumbre, quedando registrada en 2016 con el 32.65 por ciento de la participación ciudadana y en 2019, con un 27.7 por ciento, según autoridades electorales.
A casi un mes de la elección, encuestadoras como Mitofsky o Demoscopia ubican a la morenista Monserrat Caballero, con hasta 38 puntos de las preferencias, 18 más que el segundo lugar, el exalcalde panista Jorge Ramos, hoy representante del PRI-PAN-PRD, que sólo obtendría la victoria si logra convencer a los electores de los partidos satélites o al 25 por ciento de los indecisos.
Así lo dejó ver en el primer debate, realizado por el instituto local el viernes, en el que el panista pidió los votos de los simpatizantes del teniente coronel Julián Leyzaola, luego de que el Instituto Estatal Electoral le negara su registro como candidato del PES ante una orden de aprehensión por presuntos actos de tortura; incluso, dijo estar “abierto a morenistas auténticos”.
La morenista Montserrat Caballero canceló su participación 40 minutos antes del encuentro, acusando una supuesta inequidad que representaría el formato del debate.
Tampoco asistió el representante del Partido Encuentro Solidario, Ranier Falcón. Estuvieron Katia Bustillos, del Partido de Baja California; Gina Soler, de Redes Sociales Progresistas; Adriana Millanés, de Movimiento Ciudadano, y Lourdes Inzunza, de Fuerza por México.
La propuesta más relevante fue el planteamiento del exalcalde de Tijuana de recuperar hasta 600 millones de pesos de fondos federales, que estarían siendo retenidos por el gobierno de Jaime Bonilla y que sería resuelto, dijo, a través de una demanda federal.




