Todavía enfrentados en la retórica, Estados Unidos y Siria ya trabajarían en secreto para contener el avance de IS, pues como señaló ayer el canciller del gobierno de Damasco, Walid el Moallem, repetidamente se advirtió del peligro a Washington y la necesidad de cortar el flujo de recursos para los fundamentalistas, "pero nadie nos escuchó".
De acuerdo al diario As-Safir, con sede en Beirut, Estados Unidos proporciona datos a Siria sobre las posiciones de los insurgentes, lo que ha permitido a sus cazas MiG-29 bombardear blancos selectivos en su bastión de Rakka con misiles.
Ghaleb Kandil, periodista libanés muy cercano al régimen de Bashar el Assad, sostiene además que Occidente se verá forzado a negociar tarde o temprano con el presidente sirio, que a cambio de su cooperación en seguridad pedirá su "plena rehabilitación política", ya que "el Estado sirio es el único organismo que dispone de inteligencia adecuada sobre los terroristas".
La bitácora Moon of Alabama coincide en lo anterior y descarta que la aviación norteamericana incursione en Siria, pues dejará que su propia fuerza aérea aseste golpes definitivos a los rebeldes empleando su inteligencia, así como el material y el entrenamiento aportados por Rusia e Irán, los dos principales socios de Damasco.
Con los datos suministrados, insiste, "al menos se llegó a un acuerdo informal".