ECUADOR.- Sobrevivientes del mayor terremoto que sufrió Ecuador en casi cuatro décadas pasaban la noche a la intemperie junto a sus derrumbadas viviendas, mientras otros lloraban a algunos de los 272 muertos que dejaba la tragedia.
El sismo de magnitud 7,8 desató el sábado por la noche pánico hasta en los habitantes de la capital andina Quito, y provocó devastación en pueblos a orillas del Pacífico y graves daños en Guayaquil, la ciudad más populosa del país.
El presidente, Rafael Correa, anticipó su regreso de un viaje a Italia por el desastre y recorrió a pie las localidades de Manta y Portoviejo.
Ningún ecuatoriano está solo. Somos una nación fuerte, solidaria, que está unida y saldrá fortalecida de esta emergencia.
— Jorge Glas (@JorgeGlas) 17 de abril de 2016
El gobierno también reportó la destrucción de cientos de edificios y el cierre de carreteras principales en lugares donde el terremoto se sintió más fuerte.
Decenas de replicas del sismo de magnitud 7.8 seguían sacudiendo el litoral del país de 16 millones de habitantes.
"Estamos canalizando más asistencia de forma permanente, hemos enfrentado complicaciones logísticas", dijo el vicepresidente Jorge Glas desde la localidad de Portoviejo, una de las zonas más afectadas.
"No se metan en los escombros para tratar de salvar pertenencias", agregó, pidiendo calma a la población.
El movimiento, que se desató el sábado en la noche frente a las costas de la nación andina a una profundidad de 19 kilómetros, dejó más de mil 500 heridos, provocó pánico en otras ciudades costeras y activó por unas horas alertas de tsunami en Perú, Colombia, Costa Rica y Panamá.
"Fue algo horrible, parecía que (el edificio) se desmoronaba como un cartón. Yo rezaba y me arrodillé para pedir a Dios nos proteja", dijo Galo Valle, de 56 años, custodio de un edificio en el centro de Guayaquil, la ciudad más grande del país, mientras limpiaba los vidrios y pedazos de mampostería.
Muchas casas se derrumbaron en Guayaquil, otras estaban cuarteadas, un puente colapsó aplastando un auto y los escombros obstruían varias calles. La gente pasó la noche fuera de sus hogares, temerosa de las réplicas que, según el Instituto Geofísico de Ecuador, eran más de 160 hasta el domingo.
El canal privado Televicentro (TVC) mostró imágenes de la localidad de Pedernales, cerca al epicentro, donde se veían casas destruidas y habitantes a bordo de una pala mecánica removiendo escombros en busca de sobrevivientes.
En otra toma, mientras recuperaban un cuerpo, la gente sólo atinaba a gritar y llorar desesperadamente. "Pedernales está destruido", dijo uno de los improvisados rescatistas.
El terremoto fue el más fuerte desde el sismo de magnitud 7.7 que golpeó al país en diciembre de 1979 y causó entonces unos 600 muertos y 20 mil heridos, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
Glas agradeció la rápida respuesta de países latinoamericanos y de la Unión Europea que estaban enviando ayuda.
El gobierno de Estados Unidos también estaba listo para colaborar con "el pueblo ecuatoriano en este momento difícil", escribió en Twitter el secretario de Estado, John Kerry.
El terremoto trajo más presión a la economía del miembro más pequeño de la OPEP, que ya estaba sufriendo por los menores precios del petróleo y pronosticaba un crecimiento cercano a cero para este año.
My heartfelt condolences to victims of earthquake in Ecuador. US stands ready to assist & support Ecuadorian people in this difficult time.
— John Kerry (@JohnKerry) 17 de abril de 2016
"DEVASTADOR"
El Gobierno dijo que movilizó a 13 mil 500 efectivos de las fuerzas de seguridad para garantizar el orden público y declaró el estado de emergencia en seis provincias de la costa.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, decidió regresar anticipadamente de un viaje por Italia, urgiendo a sus compatriotas a mantener la calma.
"Todo se puede reconstruir, pero no se puede reconstruir las vidas perdidas y eso es lo que más nos duele", dijo Correa desde Roma por el canal público Ecuador TV en la madrugada del domingo.
El mandatario dijo que llegará en la tarde del domingo a la golpeada localidad de Manta, a orillas del Pacífico y donde se derrumbó la torre de control del aeropuerto local.
Correa había dicho que se activaron líneas de crédito de contingencia con organismos multilaterales por 600 millones de dólares para atender la emergencia.
...Seguridad pública controlada. Albergues preparándose.
— Rafael Correa (@MashiRafael) 17 de abril de 2016
Todo el país movilizado.
Gracias al mundo entero por solidaridad.
En algunas partes de la capital Quito, a 170 kilómetros del epicentro, hubo cortes de electricidad y de los servicios telefónicos, pero no hubo reportes de víctimas.
La situación era más grave en la costa, donde se habilitaron alojamientos temporales en centros comerciales tras la destrucción de hoteles, casas y carreteras.
"Se veía como se caían las casas, los postes, se fue la luz y todo era devastador. Todas las calles se cuartearon, estaban abiertas las vías, hubo derrumbes", relató Enner Muñoz, un profesor de educación física de 40 años de Pedernales, una zona de construcciones rústicas y pequeños hoteles a la vera del mar.
"Mi familia está nerviosa, tengo dos hijos pequeños que me preguntan a cada rato qué pasa (...) la gente se vino para el sector donde vivo porque es una zona alta, por el temor al tsunami, pero ya han regresado a ver cómo están sus casas", agregó Muñoz.
Las autoridades dijeron que ya había rescatistas buscando sobrevivientes en Pedernales.
El epicentro del terremoto no estuvo muy lejos de la localidad costera de Esmeraldas, donde está la refinería del mismo nombre, que se mantiene detenida preventivamente. Los poliductos del país operaban con normalidad, según un comunicado de la petrolera estatal Petroecuador.