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El papa llama a tomar calles


 
 
Agencias
 
 
RÍO DE JANEIRO, Brasil, 25 de julio.–– El papa Francisco instó a miles de compatriotas argentinos a hacer 'lío', pues la iglesia tiene que salir a las calles porque "no puede ser una ONG", al tiempo que reclamó la inclusión social de los marginados y alentó contra la corrupción.
 
 
Ante miles de peregrinos argentinos que lo recibieron en la catedral de Río de Janeiro, el papa señaló: "quiero que se salgan a movilizarse y mostrarse, quiero que la iglesia salga a la calle".
 
 
"Las parroquias, las instituciones, son para salir, si no salen se convierten en una ONG, y la iglesia no puede ser una ONG", exclamó.
 
 
El pontífice, quien llegó el lunes a Brasil, admitió haber pedido un espacio para reunirse con sus compatriotas, muchos de los cuales, pese a la lluvia y el frío repentino que recorrieron la ciudad, pasaron la noche afuera de la catedral para asistir al encuentro, que fue agregado esta semana a la agenda oficial de Francisco.
 
 

En un nuevo pronunciamiento político y en directa referencia a las protestas que han tenido lugar en Brasil durante el último mes, el pontífice criticó la corrupción de aquéllos que buscan su bien personal y llamó a los jóvenes a no desanimarse porque, indicó, la realidad y el hombre mismo pueden cambiar.
 
 
"Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés", aseveró al hablar desde la favela Varginha, al norte de Río de Janeiro.
 
 
"A todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar", añadió.
 
 
De esta forma, el papa lanzó un mensaje de esperanza para los residentes de una de las zonas más pobre de Río de Janeiro. "Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo", reiteró. Por la tarde, fue aclamado por cerca de un millón de jóvenes reunidos en la playa de Copacabana, donde los invitó a participar en una "revolución de la fe".
 

Mientras, unas 400 personas que protestaban contra el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, y el gasto público por la visita del papa, marcharon hasta Copacabana, sin que hasta el momento se hayan generado disturbios.


 
 
 
 
 

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