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Guatemala: en camino hacia el crecimiento sostenido

‘Guatemala no se detiene’ tiene el objetivo de inversión extranjera para canalizar a áreas productivas específicas.

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La pandemia devastó América Latina por el impacto que tuvo en sus principales socios comerciales (Estados Unidos, China y la Unión Europea). La caída en los precios de las materias primas, la interrupción de las cadenas de producción a nivel mundial, la fuerte afectación al turismo, la salida de capitales y la pérdida de ingreso y consumo explican la crisis económica mundial.

A partir de ahí, hay una palabra que domina la conversación en los pasillos de los ministerios y palacios de gobierno latinoamericanos: recuperación. Algunos gobiernos ya tienen planes claros para superar la crisis global y potenciar su crecimiento en el futuro. Guatemala es uno de ellos.

El gobierno de este país tomó medidas desde inicios de la contingencia para preservar su estabilidad y amortiguar el impacto de la pandemia. Una vez superada la peor parte de la crisis sanitaria, los dirigentes guatemaltecos se abocaron a definir el camino que permitirá hacer crecer su economía en la siguiente década. El gobierno de Alejandro Giammattei ha nombrado este proyecto ‘Guatemala no se detiene’, que tiene el objetivo de inversión extranjera para canalizar a áreas productivas específicas, en las que ya destaca Guatemala, al mismo tiempo que desarrolla el talento humano que hará realidad la visión de un país atractivo para sectores de alto valor agregado.

El proyecto parte de la idea de que, en los próximos meses, continuaremos viendo un cambio en las cadenas globales de suministro, las cuales buscan mayor resiliencia y menor riesgo ante un mundo cada vez más complejo. Países con recursos humanos capacitados, estabilidad económica, infraestructura competitiva y una ubicación geográfica cercana a los grandes centros de consumo y producción, tendrán ventajas sobre su competencia.

‘Guatemala no se detiene’ es un plan que busca incentivar la economía del país al concentrar la inversión en sectores como el textil, agropecuario, productos alimenticios y químicos y la atracción de empresas ancla en los productos para la salud, aparatos electrónicos y los servicios para BPO+ITO. Al focalizar los recursos disponibles en estas áreas estratégicas, se aspira a un crecimiento acelerado y bien organizado que generará 340 mil nuevos empleos en el 2023, lo cual transformaría la trayectoria actual de crecimiento y potenciará las capacidades productivas.

La economía de Guatemala está superando los pronósticos. El Banco Central del país pronosticaba un IMAE (índice mensual de actividad económica) de -12 por ciento para mayo 2021; sin embargo, de acuerdo a la misma institución, éste fue de -10.8 por ciento, lo cual representa un decrecimiento menor al esperado y pronostica una recuperación más rápida que lo previsto.

El plan del gobierno actual pretende construir sobre lo que el país ha hecho bien y fortalecer tres pilares claves para incrementar la competitividad: capital humano, clima de negocios e infraestructura. Las autoridades calculan que al desarrollarlos, las exportaciones podrían crecer 40 por ciento en los próximos 10 años, sobre todo productos como camisas, blusas, trajes, pescado congelado y hortalizas, plástico y caucho, productos de limpieza, entre otros.

El reto es grande para el gobierno del Dr. Alejandro Giammattei, quien aspira a tener éxito ahí donde muchos de sus predecesores no lo encontraron. Él y su equipo tienen un objetivo claro: que el crecimiento económico se sienta en los bolsillos de la gente y así, gobierno y sociedad construyan un futuro estable y prometedor. El camino está trazado, ahora solo falta convencer a los inversionistas internacionales de que Guatemala no se detiene.