Monterrey

Bipolaridad en la Empresa Familiar

OPINIÓN. Este padecimiento se presenta cuando los socios-operadores manifiestan comportamientos que carecen de consistencia, no tienen clara una estrategia de negocio sólida y/o entran en zona de confort y “no se enteran”.

La empresa familiar, como organismo social, vivo y complejo, puede enfrentar ciertos padecimientos en su psique empresarial—forma de ser y hacer—que afectan sus procesos de aprendizaje y su capacidad de adaptación al entorno. En las últimas columnas hemos visto dos de estos padecimientos; hoy, trataré el tercero (y último de esta serie): la bipolaridad.

En el ámbito médico, la bipolaridad es un desorden crónico que produce oscilaciones extremas en el estado de ánimo de una persona: desde depresión e irritabilidad hasta euforia; en la energía que ésta exhibe: desde falta de interés, atención y concentración hasta comportamientos temerarios y de grandiosidad; y en la habilidad que presenta para funcionar: niveles varios de acuerdo al subtipo/fase y evolución del trastorno. Y, aunque últimamente diversos famosos han vuelto común el término al declarar su padecimiento (i.e. Mel Gibson; Catherine Zeta-Jones), existe aún muy poco conocimiento sobre el mismo. Por ello, un diagnóstico acertado y a tiempo, aunado al uso de fármacos y a la psico-educación son básicos para que el individuo pueda llevar una vida normal.

De manera análoga, en el ámbito de la empresa familiar, este padecimiento se presenta cuando los socios-operadores manifiestan comportamientos que carecen de consistencia, no tienen clara una estrategia de negocio sólida y/o entran en zona de confort y "no se enteran". Algunas manifestaciones de lo anterior (síntomas evidentes de bipolaridad en la empresa familiar) son:

1.Bicefalias mal entendidas y/o acuerdos bizarros.
En aras de alcanzar "justicia", negociamos bicefalias mal entendidas o acuerdos bizarros. Una bicefalia donde los co-directores no tienen sus roles y áreas definidas, no funciona. Un acuerdo donde la presidencia del consejo o la dirección del negocio familiar se alterna y cada socio trae su estrategia, ¡tampoco! Al contrario, sólo causa confusión y colaboradores frustrados. Y es que, pareciera que sistemáticamente los dueños van en dirección opuesta.

2.Estrategias "sacadas de la manga".
Cuando los socios definen su estrategia de negocio o sus actividades dependiendo del "humor" en que amanecieron o de las "oportunidades" que ése día ven en el mercado; cuando no se apegan a un plan definido de trabajo y cambian de opinión y diligencias constantemente; cuando "explotan" sin razón aparente y niegan la incongruencia de sus decisiones, sin duda alguna tenemos un problema organizacional. Y es que, ¡nadie sabe qué esperar!

3.Socios volátiles que hacen de todo… Y al final, no se encargan de nada.
Sucede en ocasiones, que los dueños (especialmente hermanos o primos) quieren encargarse y estar enterados de todo—no definen áreas de influencia—, y con el fin de demostrar que están presentes y tienen la razón (mostrar su poder), opinan en todo, mandan en todo y obviamente, cruzan líneas jerárquicas. La cuestión es que al final, no le dan seguimiento a nada. No priorizan. No concretan los proyectos. No recuerdan acuerdos tomados y mucho menos compromisos alcanzados. Por si fuera poco, acusan a los demás de no hacer su trabajo, de ocultarles información y de no querer hacer las cosas "como se debe" (es decir, como ellos piensan que se han de hacer).

La bipolaridad en la empresa familiar es un trastorno que causa un alto estrés organizacional, pérdida de colaboradores valiosos y desgaste entre los socios. Y, de no tratarse a tiempo, lleva en el mejor de los casos, a una separación patrimonial dolorosa y económicamente difícil… ¡Distingue los síntomas y busca ayuda!


SOBRE LA AUTORA:
Socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Minero, Petrolero y de Retail.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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