El sucesor que un empresari@ elige para su negocio es parte trascendental de su legado. Por ello, la razón, y no la emoción, debe guiar su decisión. Una pregunta esencial que los dueños de empresa deben hacerse sobre los potenciales sucesores o líderes empresariales es: ¿Sabe y puede manejar la riqueza y el poder? Y es que, al tener dinero y poder, algunas personas pierden el equilibrio. “Se subió a un ladrillo y se mareó”.
Ocupar una posición de poder en la empresa familiar implica entender el negocio y a sus socios, mantener un alto desempeño, desarrollar la diplomacia familiar y utilizar la capacidad de liderazgo para crecer el patrimonio conjunto. Para ello, se requiere no solo tener habilidad y conocimiento, sino también madurez profesional, inteligencia emocional, disciplina y voluntad para tomar decisiones acertadas y enfrentar la presión sin caer en vicios.
Y es que, si el potencial sucesor o líder empresarial no está preparado, podría involucrarse en hábitos “placenteros” (redes sociales, alcohol, adicción al sexo, cocaína, juegos de azar) como una forma de escapar a las preocupaciones y/o mostrar un comportamiento impulsivo, autoritario e impositivo, excediendo sus funciones y tomando decisiones unilaterales (abuso de poder, conflicto de interés, tráfico de influencias).
En mi trabajo como consultora internacional de familias empresarias multigeneracionales, he comprobado, a lo largo de los años, dos cosas: 1) Que cuando se maneja de forma equivocada, la riqueza daña más de lo que beneficia, y 2) Que sólo un adecuado balance de poder en los órganos de gobierno frena los vicios de los miembros de la familia.
Y es que, independientemente del género, la edad o la profesión, tener riqueza y poder—sin supervisión o control—puede transformar los comportamientos y el sentido de la realidad de los individuos. Por eso, para que la empresa familiar pueda crecer y progresar, ésta necesita tener estructuras de gobierno fuertes, independientes y “balanceadas”. El Consejo de Administración y la Asamblea de Accionistas deben ejercer sus (diferentes) funciones y limitar los vicios de quien dirige. Cuando el poder en la empresa está “balanceado” (distribuido correctamente) se fomenta un ambiente de cooperación porque nadie es tan poderoso como para pasar por encima de otros.
Sin embargo, si los órganos de gobierno únicamente funcionan en papel, si los socios y consejeros no participan activamente, si no votan, el poder se pierde. La forma más común en que la gente renuncian a su poder es pensando que no tiene ninguno. ¡Grave error! El poder en la empresa siempre procede de alguien, y así como se otorga, se puede retirar. Por eso, cuando por más que se le ayuda a reflexionar y a ver la realidad, el líder no rectifica, su destitución está asegurada. “El que siembra vientos, cosecha tempestades”. ¿Cómo saber si estamos en este punto?
Un potencial sucesor o líder empresarial que ha perdido el piso y no sabe manejar la riqueza y el poder, exhibe 5 actitudes y comportamientos que afectan su juicio.
1. No Muestra Empatía. Presenta una baja capacidad de enfocarse en los intereses y emociones de otros. Considera a los demás “piezas” que puede usar o mover a su antojo. No ostenta sensibilidad con sus colaboradores o socios. Pierde la paciencia y las formas continuamente. No tiene control de su lenguaje no-verbal.
2. No Sabe, Ni Quiere, Escuchar: Siente que tiene la verdad absoluta. No es flexible ni adapta sus ideas. Minimiza a los que lo cuestionan. Desprecia las críticas, las quejas, las inquietudes y los consejos de los demás. Recurre a la imposición.
3. Se Hace el Yo-Yo: Manifiesta una excesiva necesidad de reconocimiento. Se enfrasca en proyectos individuales para demostrar su valía—aunque la empresa no los requiera. Calla a la gente o habla por encima de ellos. Quiere ser protagonista y que le agradezcan su trabajo.
4. Se Auto-Engaña y Cae en Vicios: No aceptar los vicios (adicciones o abuso de poder) en los que se ha caído, creerse lo que un enjambre de aduladores le dicen o negar la verdadera realidad es auto-engañarse. Tanto así que termina pensando que todos aquellos que se oponen a sus ideas o que lo critican son enemigos, no lo quieren o le tiene envidia. “No hay peor ciego, que el que no quiere ver”.
5. No Tolera Críticas: Aprender a soportar la crítica sin sentirse irritado u ofendido es un reto. Un buen líder no debe tomarse las cosas personales. Quienes se aferran al error y a la ignorancia, se dañan a sí mismos. Hay que mostrar gratitud NO a quienes nos halagan, sino a quienes nos reprenden.
En resumen: Saber manejar la riqueza y el poder, sin caer en vicios (alcohol, drogas, tráfico de influencias, conflicto de interés o abuso de poder), es un arte que requiere práctica continua y equilibrio constante. Y es que, mientras la riqueza se hereda, el poder y la autoridad se ganan.
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