Revisando el indicador de confianza empresarial que publicó el INEGI hace algunos días, podemos ver que, tanto en el sector manufacturero como en el comercio, así como en el de construcción, la confianza está regresando al sector empresarial sobre la situación económica del país y especialmente la confianza para invertir.
Aunque los tres indicadores sobre la confianza empresarial muestran crecimientos importantes con respecto a abril del 2020 (como es de esperarse) aún los tres indicadores se encuentran por debajo del umbral de los 50 puntos.
Esto es importante porque el indicador fluctúa entre 0 y 100 puntos, y de acuerdo con la metodología si el indicador está por encima de los 50 puntos implica que la opinión de los empresarios va de igual a mejor y a mucho mejor; por el contrario, por debajo de los 50 puntos va de peor a mucho peor.
Así es que, aunque el indicador de confianza para el sector manufacturero haya crecido 11.8 puntos en abril en términos anuales, aún está por debajo de los 50 puntos, pues se sitúa en 48.7; el indicador de confianza para el sector comercio se ubica en 49 puntos y mejoró 10.4 puntos en términos anuales, y el indicador de confianza en el sector construcción se ubicó en 46.1 puntos, y tuvo una mejora de 7.5 puntos.
En su conjunto, el indicador global de confianza se ubica en 47.7 puntos y tuvo una mejora de 11.2 puntos en términos anuales al mes de abril.
En conclusión, aunque se está mejorando la confianza empresarial sobre la situación económica del país, aun se encuentra por debajo de los 50 puntos, es decir, en realidad no hay una opinión claramente favorable sobre la economía del país especialmente para invertir.
Ya hemos comentado en este espacio que la falta de confianza que hay en el país para que el sector privado invierta se debe particularmente a dos cosas; una, la falta de una política económica favorable para la inversión privada, y la otra, por la desconfianza que genera el discurso y la oratoria oficial desde Palacio Nacional contra el sector privado, contra las instituciones de mercado y contra todo lo que esté en contra de las creencias y ocurrencias del liderazgo de la 4T.
Pero ahora hay que agregar que, después de ciertos acontecimientos de las últimas semanas, creo que sin duda hay un tercer elemento fundamental que detiene la inversión privada, que afecta negativamente la confianza tanto empresarial como de toda la sociedad y está mermando drástica y rápidamente la relativa paz social que tenemos en el país.
Me refiero al incremento de los asesinatos de candidatos a presidentes municipales y a diputados en todo el país. Según reportes de prensa, superamos los 30 asesinatos en lo que llevamos de este proceso electoral, y aún nos faltan 20 días para el 6 de junio.
No podemos dejar pasar que el 49 por ciento de los asesinatos pertenecían a candidatos de la alianza PRI-PAN-PRD, el 17 por ciento a candidatos de MORENA y el 34 por ciento restante pertenecía a otros partidos. El tema de la inseguridad en el país sigue creciendo y no vemos ni estrategia ni resultados claros.
Analizando los datos que proporciona el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, podemos ver que durante los meses de abril, mayo, junio y julio del 2020 el número de homicidios cayó respecto a los años 2019 y 2018 esto como consecuencia del encierro y reducción de movilidad por la pandemia (15,019, 15,110 y 14,050 respectivamente); pero este primer trimestre del 2021 sumamos ya 10,879 homicidios totales.
Comparando la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes en el 2020, los estados de Baja California, Colima, Guanajuato y Quinta Roo se encuentran en los peores lugares con tasas de 84.2, 83.7, 79.3 y 79.2 respectivamente.
Nuevo León tuvo una tasa de 24 homicidios por cada 100 mil habitantes en el 2020, y no ha cambiado mucho desde el 2018; pero Sonora se empeoró de manera significativa al pasar de una tasa de 38.6 en el 2018 a 55.6 en el 2020.
Después de Yucatán, el estado de Sonora fue el que tuvo un incremento mayor en este periodo de dos años, pero hay que aclarar que Yucatán pasó de una tasa de 3.98 en el 2018 a 6.77 en el 2020, sigue siendo el estado con la menor tasa de homicidios en el país.
El asunto preocupante es que la inseguridad a nivel nacional sigue creciendo, por supuesto en unos estados más que en otros, pero la presión que los grupos criminales están poniendo a la estabilidad social y política durante estas campañas esta alcanzando niveles sin precedente, y con un alto riesgo de no poder llevar un proceso electoral libre y en paz en nuestro país.




