Ya sea en las vaporeras del puesto de la banqueta o en la mesa de Claudia Sheinbaum, los tamales rosas nos han acompañado durante mucho tiempo en la Ciudad de México y otros estados del país donde es tradicional.
Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró este Día de la Candelaria con corundas, manea y tamal colado, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México saboreó uno de dulce rosa, uno de los favoritos de los niños, ¿pero qué es lo que le da color y sabor?
Tamales dulces y salados han dado lugar a más de 500 variedades en el territorio mexicano, pues todo es posible en un tamal. Para el siglo XIX, en las calles de la Ciudad de México los vendedores gritaban: “Tamales cernidos de chile, de dulce, de manteca, con carnitas, con manjar blanco”, según describe el cronista Guillermo Prieto, quien vio las “simétricas ollas de tamales y atole de leche” en la época.
Hay una gran diversidad de tamales dulces, desde uchepos, de fresa, guayaba, zarzamora y una lista interminable de azúcar que llega incluso a sabores como Gansito, pero el rosado es ya un clásico.
Nosotros siempre cumplimos. ¡Feliz Día de la Candelaria! pic.twitter.com/8ztU9hhh4W
— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) February 2, 2023
¿De qué está hecho el tamal rosado?
De acuerdo con el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, este platillo se elabora en el centro del país, Veracruz, Oaxaca y otros estados, es conocido también como tamal rosado y se envuelve en hoja de maíz.
Aunque algunas personas piensan que es de fresa, solo tiene en su masa el sabor del piloncillo rallado o azúcar. En el centro de México, se prepara con masa batida con manteca de cerdo, agua y piloncillo o azúcar, se pinta de color rosa o rojo.
Hoy es usual emplear colorante vegetal en su masa, pero según el Diccionario enciclopédico antiguamente se daba color con grana cochinilla, además, se le agregaba pasas o trozos de biznaga, ambos ingredientes se han vuelto poco comunes, ya que la biznaga es una especie protegida y las pasas no son del agrado de muchas personas, por lo cual tamalerías han optado por quitarlas de la mezcla.
En estados como Tlaxcala algunas comunidades aún emplean la grana cochinilla para sus tamales dulces, se trata de un colorante natural que se obtiene a partir de insectos del mismo nombre que crece en nopales como un parásito, en su interior tiene el compuesto ácido carmínico, que posee el color rojo, su uso se remonta a la época prehispánica.
Según Larousse Cocina, en ese entonces su uso estaba reservado solo para ciertos platillos como las tortillas ceremoniales; en la Colonia se volvió muy popular, se comercializaba en forma de pan en los tianguis y se exportaba a Europa.
Dicha publicación agrega que en el Virreinato se puso de moda darle un tono rojo a preparaciones como panes y galletas, lo cual mezclado con el azúcar daba un tono rosáceo. Luego comenzaron a ofrecerse tamales dulces con un toque rosa y nicuatole de tono rojo en el centro del país.
Los tamales dulces tiene algunas variantes, en la Ciudad de México se rellena de piña, en dado caso, no se colorea ni se agregan las pasas; también hay lugares que lo rellenan con yemas cocidas, piñones, acitrón, canela y ajonjolí, “se sirve en la merienda o en las fiestas infantiles, y en algunas reuniones como postre”.