Los empleados que pasan el confinamiento en casa se están acostumbrando a usar ropa más cómoda durante la jornada laboral. Cuando llegue el momento para volver a la oficina, es posible que no estén tan ansiosos por sacar del armario sus trajes holgados y vestidos.
"Veremos a personas caminando de regreso a la oficina y diciendo '¿por qué estoy tan bien vestido? Podría usar mezclilla hoy perfectamente'", comentó el director ejecutivo de Kontoor Brands, Scott Baxter, en una entrevista.
Puede ser una ilusión para el jefe de las marcas Wrangler y Lee, pero existen motivos para pensar que la cuarentena por la pandemia del nuevo coronavirus podría ser otro clavo en el ataúd de la vestimenta formal de oficina.
Las compañías ya habían estado aflojando las reglas sobre la ropa de trabajo. Los chalecos se han convertido en prendas básicas en Wall Street y en Silicon Valley.
Las mujeres han cambiado los trajes sastres y pantalones de vestir por ropa más relajada. Con millones de estadounidenses que ahora usan sus salas como oficinas, ponerse camisetas o sudaderas para atender videollamadas se ha convertido en la norma.
El cambio en este paradigma podría darle a Kontoor un impulso muy necesario. Al igual que muchas otras empresas de ropa, por las restricciones de la pandemia, se vio obligada a cerrar temporalmente las tiendas físicas, y Kontoor retiró su guía de todo el año en marzo debido a la "incertidumbre y los impactos en los negocios" causados por la pandemia.
Las ventas no han parado por completo. La compañía mantiene su presencia en línea que, según Baxter, se está beneficiando de la tendencia hacia la ropa casual.
Puede haber límites a la informalidad de la oficina, agregó Baxter.
"No creo que lleguemos al punto en que las personas usen pantalos de yoga en la oficina", apuntó. "¿Pero podríamos pensar en un blazer con pantalones de mezclilla?, ¿en una camisa de vestir y algo de denim? Creo que es apropiado".