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La madrugada de este domingo en Tijuana, Baja California, fueron desalojados más de 380 migrantes de las inmediaciones de la garita de El Chaparral.
Las familias que pernoctaban en la zona fueron enviadas a distintos albergues de la ciudad. Sin embargo, en la zona aún siguen varias familias que no quieren ir a esos sitios debido a que no podrán llevar consigo muchas de sus pertenencias.
Entre las cosas que había en el campamento están estufas, asadores, colchones, ropa, casas de campaña, alimentos, etcétera.
La alcaldesa de Tijuana, la morenista Montserrat Caballero, dijo que las familias que así lo desean serán enviadas a los albergues o apoyadas para ser llevadas a sus lugares de origen, pero no podrán quedarse en la zona ni en la calle.
Policía municipal de Tijuana, Guardia Nacional, Guardia Estatal y el Instituto Nacional de Migración (INM) participaron en el operativo.
“Era necesario moverlos, sobre todo por la niñez, por salud mental y pública. Identificamos los núcleos familiares, es decir quienes son familias completas, hombres solos, para enviarlos a los albergues”, refirió la presidenta municipal de Tijuana.
El secretario general de gobierno estatal, Catalino Zavala, dijo que serían enviados al Centro Estatal del Migrante, al Proyecto Salesiano, entre otros.
“El Gobierno federal nos está apoyando y el estado busca que los migrantes estén en condiciones dignas por tiempo indefinido con todo el acompañamiento”, apuntó.
Agregó que el operativo fue una decisión de las autoridades mexicanas y que se va a mantener vigilancia en la zona para evitar que vuelva a formarse otro campamento.