El Preguntario

¿Qué significan los murales de la Biblioteca Central de la UNAM?

Los murales de la Biblioteca Central de la UNAM están llenos de referencias históricas de México y de la cosmovisión universal.

El campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuenta con más de 100 espectaculares murales creados por los tres grandes representantes del muralismo mexicano: David Alfaro Siqueiros, Juan O’Gorman y Diego Rivera.

Cada uno de ellos representa algún momento de la historia de México y de la UNAM y se encuentran en las fachadas de la Torre de Rectoría, de la Biblioteca Central y del Estadio Olímpico Universitario.

Sin embargo, el mural más grande de todos los tiempos, la joya de la corona, fue realizado por el arquitecto y pintor Juan O’Gorman, el cual embellece la Biblioteca Central.

El mural cubre los cuatro lados de la Biblioteca (cuatro mil metros cuadrados), mismos que están revestidos en su totalidad por piedras naturales, 10 mil piedras de colores y resistentes a la intemperie, provenientes de todos los estados del país.

En cada uno de los cuatro muros que conforman la superficie del edificio de la Biblioteca Central se desarrolla una referencia histórica de México y también universal, desde el pasado prehispánico, colonial, mundo contemporáneo, la Universidad y el mundo actual.

Estos son sus elementos y significados:


Muro Norte: El pasado prehispánico

En la cara norte del mural, Juan O’Gorman usó imágenes del Códice Borbónico y el Códice Mendocino para representar la época prehispánica, pues su propósito era que semejara una especie de amoxcalli, que en náhuatl significa “casa de libros”; o sea, el lugar donde se guardaban los códices precolombinos

El muro está dividido por un eje vertical al centro y dos ejes transversales, marcados por corrientes acuáticas de color azul, en las que aparecen canoas, peces, caracoles y culebras, elementos que hacen referencia al carácter lacustre de la antigua capital mexica, área que corresponde al actual Centro Histórico de la Ciudad de México.

En las partes terminales de estas corrientes están los jeroglíficos de las principales ciudades que bordeaban el lago de México: Coyoacán, Churubusco, Iztapalapa, Xochimilco, Azcapotzalco y Tacuba.

En la parte central del muro norte se observa un templo cristiano, una pirámide mesoamericana y un templo griego, todos en un mismo lugar, “porque en vez de ser una línea del tiempo lo que estamos viendo es una línea de punta”.

Muro Sur: El pasado colonial

En la cara sur, el pintor y arquitecto nacido en Coyoacán plasmó diversos aspectos de la cultura occidental y el carácter dual de la conquista española y la época colonial.

Las dos grandes circunferencias simétricas que resaltan en los dos campos laterales, hacen alusión a la concepción heliocéntrica de Copérnico y geocéntrica de Ptolomeo.

Hacia los lados y debajo de éstas hay muchas figuras que subrayan los dos aspectos de la conquista española, el civil y el religioso, destacando de uno y otro lado las figuras del conquistador Hernán Cortés y del primer arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga.

También se aprecian escenas de las batallas durante la Conquista y del triunfo de la Iglesia sobre las creencias de los pueblos indígenas, que provienen del llamado Lienzo de Tlaxcala, un códice colonial producido en la segunda mitad del siglo XVI”.

Muro Oriente: El mundo contemporáneo

El el muro que mira al Oriente se localiza un átomo en el centro de la nueva cosmovisión, aparece como el principio generador de la energía vital de los vegetales, las aves, los peces, los reptiles y el hombre, y de la energía potencial de los minerales.

Alrededor del átomo se observa el Sol, la Luna, el caballero águila; el movimiento de tierra y libertad, la Revolución Mexicana, de nuevo el nopal con la serpiente, los obreros, las fábricas; o sea, un mural de alto contenido social.

En la parte superior del mural aparece nuevamente la dualidad eterna, el sol y la luna, sólo que aquí su única correspondencia simbólica es con la vida y con la muerte.

Muro Poniente: La Universidad y el México actual

En la parte central, por encima del paisaje del Valle de México, domina la composición el escudo de la UNAM, creado en 1921 durante el rectorado de José Vasconcelos, con el lema: “Por mi raza hablará el espíritu”.

Arriba y a la izquierda, en las páginas de un libro abierto, aparecen las iniciales de la Biblioteca Nacional y en el lado derecho, a la misma altura, están en un pergamino las de la Hemeroteca Nacional.

También lee: