Economía

Trump amplía aranceles a productos de acero y aluminio; México queda exento

El mandatario estadounidense anunció esta medida para algunas importaciones de clavos, grapas, cables eléctricos y piezas terminadas para autos y tractores.

La administración de Estados Unidos expandió sus característicos aranceles al acero y al aluminio para cubrir ciertas importaciones de clavos, grapas, cables eléctricos y algunas piezas terminadas para automóviles y tractores, entre otros productos.

La decisión llega casi dos años después de que la administración aplicara aranceles a las importaciones de acero crudo y aluminio extranjeros que el presidente Donald Trump había señalado como una amenaza a la viabilidad de las industrias nacionales y, por lo tanto, amenazaban la seguridad nacional estadounidense.

Algunas importaciones de productos derivados del aluminio estarían sujetas a un arancel adicional del 10 por ciento, mientras que algunos productos derivados del acero recibirían un arancel del 25 por ciento, anunció.

Argentina, Australia, Canadá y México quedaron exentos de los aranceles adicionales al aluminio. En cuanto a los aranceles al acero, se permitieron exenciones para Brasil, Argentina, Canadá, Australia, México y Corea del Sur.

Si bien las importaciones de aluminio y acero han disminuido desde que la administración estadounidense impuso gravámenes, algunos productos derivados "han aumentado significativamente desde la imposición de aranceles y cuotas", según la declaración de Trump.

En el documento, el mandatario comentó que concordaba con el secretario de Comercio, Wilbur Ross, en que se estaban importando artículos de aluminio y de acero a EU"en cantidades y bajo circunstancias que amenazan con perjudicar la seguridad nacional".

Tras la imposición de los aranceles en 2018, los fabricantes de acero estadounidenses, incluidos Nuco, U.S. Steel y Steel Dynamics gozaron de mayores ganancias, lo que les proporcionó un catalizador para reiniciar la capacidad de acero o construir nuevas plantas en el país.

Si bien los precios del acero aumentaron inicialmente, han bajado aproximadamente 30 por ciento desde el anuncio del presidente en marzo de 2018.

Las empresas siderúrgicas, así como los productores estadounidenses de aluminio, incluidos Alcoa y Century Aluminum, han visto caer sus acciones debido a la menor demanda, sumada a una caída en la actividad manufacturera y al aumento de la oferta doméstica venidera.

Las preocupaciones de seguridad nacional con respecto al comercio están contempladas en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial.

La decisión 232, original de 2018, cubría la fabricación de metal en bruto y no incluía piezas terminadas, que se transformó en quejas entre algunos fabricantes nacionales de repuestos destinados a maquinaria pesada, automóviles, aviones y otros productos, que temían que los importadores pudieran evitar los aranceles simplemente importando productos de valor agregado.

Desde el inicio de su administración, Trump ha utilizado los aranceles —y la amenaza de imponerlos— para influir en la política.

A principios de semana, en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el mandatario advirtió a los líderes europeos de nuevas sanciones si no estaban dispuestos a alcanzar un acuerdo comercial antes de las elecciones estadounidenses en noviembre.

Trump se apartó del tono más conciliador que había manifestado a comienzos de semana, al destacar una vez más la opción de aplicar aranceles a las importaciones de automóviles y piezas europeas y al afirmar que primero se enfocó en su guerra comercial con China porque una Unión Europea desigual era más difícil de manejar.

"Tienen barreras comerciales donde no se puede negociar, tienen aranceles por todas partes, lo hacen imposible", puntualizó Trump el miércoles. "Son francamente más difíciles que China para hacer negocios".

El mes pasado, el presidente estadounidense restableció los aranceles sobre el acero y el aluminio provenientes de Argentina y Brasil, naciones a las que criticó por abaratar sus monedas en detrimento de los agricultores estadounidenses, y nuevamente solicitó a la Reserva Federal que flexibilizara la política monetaria.

Al vincular su agenda comercial con sus críticas a la Fed, Trump indicó en un tuit que ambos países sudamericanos "han impuesto una considerable devaluación de sus monedas, lo que no es bueno para nuestros agricultores".

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