Ciencia

Este parásito ayuda a los lobos a ser líderes de manada y tener conductas más atrevidas

De acuerdo con un estudio, el parásito Toxoplasma gondii infecta a lobos, y otras especies, a las cuales les genera cambios en los comportamientos.

Aunque podría parecer que un parásito es el peor enemigo para cualquier ser vivo, para los lobos resulta ser uno de sus mejores aliados, ya que les permite liderar una manada.

De acuerdo con Nature, los lobos infectados con un parásito común tienen más posibilidades de liderar una manada que los animales no infectados, según un análisis a 200 lobos norteamericanos.

Se trata del parásito Toxoplasma gondii, el cual hace más atrevidos a sus huéspedes, al activarles un mecanismo de supervivencia.

El parásito tiene repercusiones en distintos animales, incluso en humanos, pues se ha visto que para reproducirse requiere infectar un cuerpo, lo cual llega a alterar el comportamiento del huésped, el cual puede presentar un comportamiento más temerario.

Los resultados de la investigación son mixtos, por ejemplo, en los roedores se ha correlacionado con una disminución del miedo a los gatos y un aumento del comportamiento exploratorio.

Asimismo, también se han encontrado cambios físicos y de comportamiento en las personas, en las que se aumenta la producción de testosterona y dopamina, aunque se corren más riesgos.


Nature indica que los mamíferos de sangre caliente pueden contraer el parásito al comer un animal infectado, o mediante la aspiración o ingesta del T. gonfi a través de las heces de gatos contaminados.

Se cree que hasta un tercio de los humanos podrían estar infectados de manera crónica. El análisis indicó que después de un periodo de infección aguda se forman quistes semidormidos en el tejido muscular y cerebral, los cuales se quedan por siempre con el huésped.

Los datos del parásito Toxoplasma gondii

Se tienen registros de que el parásito infecta en vida silvestre, aunque los estudios sobre sus efectos en el comportamiento son pocos. En uno de los trabajos al respecto, las hienas infectadas en Kenia tenían más probabilidades de ser devoradas por leones.

Los científicos Connor Meyer y Kira Cassidy, ecólogos de vida silvestre de la Universidad de Montana en Missoula, pensaron en vincular la infección con el comportamiento de los lobos salvajes.

En el Parque Nacional de Yellowstone, en Wyoming, durante 27 años se han recopilado datos sobre los lobos grises, ya que en este lugar los cánidos conviven con pumas, que se sabe son portadores del parásito, y a través del robo de presas o de comerse a los propios felinos, podrían infectarse.

Los científicos analizaron 256 muestras de sangre de 229 lobos y descubrieron que los lobos infectados tenían 11 veces más posibilidades que los no infectados de dejar a su familia para comenzar una nueva manada, así como 46 veces más probabilidades de convertirse en líderes de manada.

Para Meyer, la moraleja de la historia es que los parásitos pueden ser actores importantes en los ecosistemas. “Los parásitos pueden tener un papel mucho más importante de lo que generalmente se les atribuye”, dice.

Sin embargo, los lobos son conocidos por matar pumas, por lo que es poco probable que incluso los lobos audaces y arriesgados infectados con el parásito terminen como almuerzo para los gatos, dice Meyer.

Él especula que en el pasado, los lobos infectados podrían haber sido presa de los leones americanos (Panthera atrox), enormes depredadores felinos que pesaban alrededor de 200 kilogramos, que merodeaban por América del Norte hasta que se extinguieron hace más de 11,000 años.

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