La leyenda del trail running, la disciplina de correr en la naturaleza, Scott Jurek, camina por las colinas onduladas del pintoresco paso Loveland, en Colorado, en un comercial cuidadosamente producido, con montañas nevadas de fondo. Está promocionando zapatos, pero no los tenis de alto rendimiento que uno esperaría. A mitad del anuncio, el ultramaratonista termina su carrera, se quita los tenis y se pone un par de clásicos Birkenstock.
“Cuando se trata de recuperación, la forma en que cuido mis pies cuando no estoy corriendo es tan importante como lo que hago mientras corro”, dice Jurek, famoso por ganar siete veces consecutivas la carrera Western States 100-Mile Endurance Run. La idea es que el característico soporte plantar de las sandalias ayude a descansar pies agotados y prepararlos para el siguiente entrenamiento.
Durante años, las grandes marcas de calzado deportivo han competido por poner sus costosos tenis en los pies de los atletas durante las horas que pasan corriendo en asfalto o montaña. Ahora han identificado una nueva oportunidad: aprovechar el largo periodo del día en que los corredores no están sumando kilómetros. Compañías —incluidas algunas que habitualmente no se relacionan con el deporte— se están lanzando al llamado mercado del calzado de recuperación. No prometen nuevos récords mundiales ni marcas personales, sino un poco de autocuidado después de cruzar la meta, tanto para atletas profesionales como para corredores ocasionales.
“Cuando terminas de correr, caminar o practicar un deporte, es ese zapato que te hace decir: ‘Ahh, esto se siente mejor’”, explica Sam Poser, analista sénior de calzado y ropa en Williams Trading LLC, con sede en Westport, Connecticut. Considera esta ofensiva de mercadotecnia dirigida a los corredores como una extensión de un fenómeno muy antiguo, familiar para cualquiera que haya pasado un largo día en las pistas de esquí, se haya quitado las botas y se prepare para relajarse. “Es una especie de après-sport”, resume.

En cierta medida, el concepto de calzado especial para después del ejercicio ha existido durante décadas. El ejemplo más conocido es la sandalia Adilette de Adidas, presentada para los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. Su fundador, Adi Dassler, la diseñó originalmente para un entrenador de fútbol amigo suyo, que se quejaba de tener que caminar descalzo hasta las duchas para hablar con sus jugadores después de los partidos.
Lo nuevo ahora es el esfuerzo coordinado de las marcas para crear todo una categoría de calzado de recuperación, aunque el tamaño exacto de ese mercado aún sea impreciso. En una encuesta reciente de la consultora Circana LLC, la mitad de los encuestados estadounidenses dijo estar interesado en calzado o ropa de recuperación, principalmente por comodidad diaria, pero también para dar soporte al pie después del ejercicio. “La definición original de ‘recuperación’ era muy específica, pero está claro que los consumidores buscan comodidad por muchas razones”, señala Beth Goldstein, analista de calzado en Circana.
Uno de los pioneros de esta tendencia es Oofos Inc., una empresa del área de Boston fundada en 2011 por veteranos de la industria del calzado. En un inicio, su objetivo era crear un zapato que impulsara a los usuarios a correr más rápido y saltar más alto.
Pero la espuma que desarrollaron produjo el efecto contrario: absorbía energía como una almohada suave, explica Darren Brown, director de mercadotecnia de Oofos y ex corredor profesional de media distancia.
La naciente marca decidió concentrarse exclusivamente en la recuperación, y hoy vende calzado diseñado para reducir el impacto y aliviar el estrés corporal. Sus productos evocan una sensación de alivio: articulaciones adoloridas que por fin encuentran consuelo en zapatos de 70 dólares llamadas OOlala o unas pantuflas de 120 dólares conocidas como OOcoozie.

Otras empresas emergentes también buscan aprovechar el auge, entre ellas Topo Athletic, con su modelo Rekovr sin agujetas, y Kane Footwear, una marca de cuatro años de Westport que produce el Revive, un zapato tipo slip-on cubierto de agujeros que recuerdan al queso suizo, sobre una gruesa capa de espuma diseñada para promover la “estimulación, circulación y flujo sanguíneo”. Desde su lanzamiento, Kane afirma haber registrado crecimientos de tres dígitos cada año.
Las grandes marcas también se han sumado a la tendencia. Hoka con sus sandalias Ora Recovery Slides, Crocs con su línea Mellow Recovery, y Nike con sus Rejuven8.
Mientras muchas de estas marcas apuestan por la máxima amortiguación, Birkenstock ha optado por un enfoque distinto: sostiene que lo que los pies cansados realmente necesitan es un soporte firme, es decir, su plantilla patentada. Birkenstock fabrica normalmente sus sólidas y voluminosas suelas en corcho, aunque también ofrece versiones de plástico. Corredores, golfistas y otros aficionados al aire libre representan una nueva clientela que la marca alemana busca atraer para mantener su impulso.
La compañía asegura que su facturación aumentará más de un 17 por ciento cuando publique los resultados del año fiscal, gracias a una combinación de precios más altos, crecimiento acelerado en Asia y la incorporación de este nuevo público deportivo. En las cuatro tiendas Fleet Feet de calzado para corredores en el centro de Ohio, el franquiciatario Jeff Henderson confirma que la recuperación “se ha convertido de repente en un gran negocio”. Oofos ha sido una de las marcas que ha tenido un crecimiento muy rápido en la década y podría algún día unirse a los gigantes de ventas como Brooks, Hoka, New Balance y Asics, afirma.

Desde que comenzó a vender Birkenstock a principios del año pasado, sus ventas aumentaron más del 60 por ciento. “Birkenstock le está quitando parte del mercado a Oofos, pero Oofos sigue siendo muy fuerte”, comenta Henderson. “El segmento de la recuperación, en general, realmente ha despegado”.
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