Mientras las políticas comerciales de Donald Trump dan un golpe a los productores de acero en todo el mundo, países como México, Brasil y Canadá contraatacan, pero no solo tienen a Estados Unidos en la mira.
Aunque las tres naciones buscan negociar con la administración Trump la reducción de los aranceles de hasta 50 por ciento impuestos en junio al acero importado a EU, también se concentran en estimular la demanda interna para compensar la caída en exportaciones. Eso implica frenar la oleada de acero barato proveniente de China, que amenaza con expulsar a los productores locales de sus propios mercados.
México anunció en septiembre un plan para elevar los aranceles a productos de China, incluido el acero, hasta en 50 por ciento. Canadá también ha implementado medidas proteccionistas, y en Brasil, los productores de acero piden al gobierno imponer más barreras al suministro extranjero. En conjunto, los tres países representaron 38 por ciento de las importaciones de acero de EU en julio y alrededor de la mitad el año pasado.
“Necesitamos medidas de defensa comercial rápidas y efectivas”, dijo Marco Polo de Mello Lopes, director del grupo industrial Instituto Aço Brasil, en una conferencia en agosto. El acero chino representa ya el 65 por ciento del mercado importador brasileño, añadió. “El gran reto es recuperar el tercio del mercado que perdimos ante importaciones desleales”.
Los intentos por frenar las importaciones de acero chino podrían fortalecer la posición negociadora de estos tres países frente a EU. Los aranceles de Trump a sus vecinos en América se producen en paralelo a una guerra comercial más amplia contra la segunda mayor economía del mundo, destinada en parte a contener el flujo de productos chinos baratos hacia los mercados globales. El acero chino representó más de la mitad del mercado mundial, según datos de la Asociación Mundial del Acero.
Pero el giro hacia un mayor proteccionismo en América —un retroceso tras décadas de globalización y estrechos lazos transfronterizos en la región—, puede no ser suficiente para que Trump ceda. Aunque algunos países han obtenido reducciones arancelarias y exenciones en bienes, el presidente de EU ha defendido los aranceles al acero como pieza clave para proteger la seguridad nacional y fortalecer la producción doméstica de la aleación. Sus políticas comerciales están apuntalando a la industria siderúrgica en EU mientras golpean a los productores en el extranjero y reconfiguran las cadenas de suministro, a medida que las empresas buscan evitar los elevados gravámenes sobre exportaciones. La Oficina del Representante Comercial de EU remitió las preguntas al Departamento de Comercio, que no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios.
Desde que Trump anunció los aranceles al acero, los volúmenes enviados desde Canadá y Brasil a EU se han desplomado. Las importaciones desde esos países cayeron 45 y 27 por ciento, respectivamente, en julio frente al año anterior, según datos de la Oficina del Censo de EU. México aún no ha sentido el impacto total de los gravámenes debido a los inventarios, con los envíos de acero a Estados Unidos aumentando 50 por ciento en julio.
Aun así, el daño ocasionado a las industrias de México, Canadá y Brasil ya es considerable.
Algoma Steel Group Inc., que opera una gran planta en Ontario, detuvo sus envíos de acero a EU, dijo a Bloomberg News el principal ejecutivo de la compañía. El operador ferroviario Canadian Pacific Kansas City Ltd. también se vio forzado a frenar sus embarques transfronterizos de acero, que representaban 41 por ciento de sus ingresos en metales, minerales y productos de consumo. Y Gerdau SA, de Brasil, canceló sus planes de invertir unos 600 millones de dólares en una nueva acería en México.
Aunque algunos consumidores de acero en EU han recurrido a inventarios para amortiguar la reducción de oferta o han estado protegidos por contratos firmados antes de los aranceles, el próximo año podría ser más difícil, cuando los inventarios se agoten y el acero extranjero resulte muy caro.
En la primera mitad del año, casi 750 millones de dólares en proyectos fueron cancelados por las siete mayores acereras de México, y se perdieron al menos 4 mil empleos directos, dijo una persona con conocimiento del tema que pidió el anonimato porque la información no es pública. La demanda de acero en México cayó 8.1 por ciento en ese periodo, de acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero).
La asociación celebró los esfuerzos del gobierno mexicano por contener el acero chino con aranceles más altos. “Es fundamental contar con medidas que defiendan la producción mexicana, promuevan la competitividad y protejan el empleo”, señaló Canacero en un comunicado en septiembre.
Aunque el arancel principal al acero es de 50 por ciento, en realidad los países enfrentan una tasa efectiva menor. Para el hierro y el acero, en julio fue inferior al 30 por ciento para Canadá, México y Brasil, según datos compilados por Bloomberg que incluyen exenciones negociadas. México y Canadá están relativamente protegidos gracias a una excepción para el metal “fundido y colado” en EU, así como a exenciones de otros aranceles aplicados al contenido no metálico de estos productos, de acuerdo con Bloomberg Economics.

Estados Unidos sigue siendo importador neto de acero y tendrá que continuar comprando al extranjero a menos que su industria doméstica se expanda a gran escala. El destino final de los aranceles de Trump, mientras tanto, sigue en duda luego de que la Suprema Corte aceptó escuchar argumentos sobre la legalidad de estas medidas.
En el corto plazo, sin embargo, proliferan las medidas proteccionistas contra China mientras las acereras en América se tambalean por los gravámenes de Trump.
Además de los aumentos arancelarios de México al acero chino, su gobierno está investigando “acerías fantasma”, que son operaciones que existen solo en papel en Asia y sirven para cubrir importaciones extranjeras, mientras los propietarios buscan evadir aranceles o sanciones. México ya frenó compras de más de mil de estas plantas falsas, de las cuales 40 por ciento estaban vinculadas con China, 10 por ciento con India y 6 por ciento con Irán, comentó en agosto Luis Rosendo Gutiérrez Romano, subsecretario de Comercio de la Secretaría de Economía.
Canadá, por su parte, aplicó aranceles de 25 por ciento al acero chino, y en julio endureció sus cuotas arancelarias —que imponen gravámenes más altos a volúmenes superiores a cierto nivel— para limitar aún más las importaciones de países no socios de Estados Unidos. El gobierno también añadió una sobretasa de 25 por ciento a productos de acero de cualquier país, excepto EU, que contengan acero fundido y colado en China.
Además, las empresas que contraten con el gobierno canadiense estarán obligadas a abastecerse de productores locales, en momentos en que el país incrementa su gasto en defensa, infraestructura y vivienda. Aun así, muchas acereras tendrán que reorientar su producción: Canadá no fabrica vigas, por ejemplo, y cuenta con exceso de capacidad en rollos de acero usados en múltiples industrias, como la automotriz.
El gobierno canadiense ha destinado apoyos financieros, incluyendo una iniciativa de mil millones de dólares canadienses (727 millones de dólares) para respaldar proyectos de inversión, y evalúa nuevas medidas, dijo en septiembre la ministra de Industria, Mélanie Joly, a Bloomberg News. También destacó el acuerdo entre la sueca Swebor Stål Svenska AB y la canadiense Roshel Inc. para producir acero balístico en una nueva planta.
Brasil, en tanto, investiga si son necesarios aranceles antidumping sobre importaciones de 25 tipos de productos de acero provenientes de China. El gobierno implementó un sistema de cuotas arancelarias para limitar ciertas importaciones y apoyar a los molinos locales, una medida que la industria considera ineficaz.
En un discurso a finales de julio, Zhao Minge, presidente de la Asociación del Hierro y el Acero de China, advirtió sobre posibles medidas proteccionistas en países inundados con acero chino. La exportación masiva de “productos primarios de acero de bajo valor agregado” no está alineada con las políticas de exportación de China, dijo.
Si los principales exportadores de acero a EU descubren “que sus envíos quedan bloqueados, entonces, para equilibrar su propia oferta y demanda interna, reducirán sus importaciones desde China”, agregó.
No obstante, los movimientos proteccionistas podrían no ser suficientes para cambiar la balanza a favor de las acereras americanas, advierten algunos analistas y ejecutivos del sector. En Canadá, el comercio transfronterizo de acero prácticamente se ha detenido y la industria reporta cerca de mil despidos.
Algoma, uno de los mayores productores de acero de Canadá, está dejando su negocio con EU bajo la suposición de que los aranceles de Trump permanecerán en el corto y mediano plazo, dijo el director ejecutivo Michael Garcia en una entrevista el mes pasado.
La compañía mantiene “discusiones muy avanzadas” con el gobierno canadiense para obtener un préstamo federal de 500 millones de dólares canadienses con el fin de contener pérdidas crecientes, añadió.
“Hemos encontrado imposible mantener nuestro negocio en EU”, que representa alrededor de 60 por ciento de la cartera de Algoma, afirmó.
El mercado canadiense enfrenta un exceso de oferta extranjera, que ya representa cerca de 65 por ciento del acero vendido en el país, explicó Garcia. Algoma intenta reemplazar lo más posible su negocio en EU con contratos domésticos, “pero es muy, muy difícil dadas las dinámicas del mercado canadiense”, señaló.
Brasil también se encuentra bajo fuerte presión, ya que los aranceles de EU impulsan a China a redirigir sus exportaciones. El fabricante multinacional de acero ArcelorMittal SA, con sede en Luxemburgo, podría retrasar la construcción de una nueva planta en Brasil, adelantó Jorge Oliveira, jefe de operaciones en el país. “Existe riesgo de inversión, y si las importaciones siguen subiendo, podríamos aplazar el proyecto”, dijo en una entrevista en agosto.
El reacomodo del comercio global también obligó a ArcelorMittal a suspender exportaciones de 400 mil toneladas de planchones de acero producidos en Brasil hacia Canadá, que ya no puede reexportar a Estados Unidos, añadió Oliveira.
En agosto, en una conferencia en São Paulo, André Gerdau Johannpeter, presidente de Gerdau, advirtió que el sector acerero brasileño se acerca a un punto de quiebre: una caída adicional en su capacidad operativa, actualmente de 66 por ciento, podría amenazar empleos. “La gran pregunta es dónde estarán los empleos: ¿en China o en Brasil?”, afirmó.
Un choque político entre Brasil y Trump por el trato a su aliado Jair Bolsonaro ha golpeado la aspiración brasileña de alcanzar un acuerdo bilateral sobre los aranceles al acero. Desde que Trump impuso gravámenes de 50 por ciento a los productos brasileños, los canales diplomáticos entre ambos países han quedado en silencio, y las conversaciones solo se reanudarán cuando disminuyan las tensiones, afirmó Lopes, director del Instituto Aço Brasil.
Barry Zekelman, el multimillonario director ejecutivo de Zekelman Industries Inc., declaró en una entrevista en agosto que las acerías canadienses no sobrevivirán a menos que cambien las políticas comerciales de EU. Su empresa, un fabricante de tubos y tuberías de acero con sede en Chicago, tiene una planta en Ontario y posee una participación importante en Algoma.
Las acerías canadienses “no pueden sobrevivir con los aranceles que están pagando”, dijo. “Van a quebrar si esto continúa”.
—Con la colaboración de Joe Deaux, Laura Dhillon Kane, Brian Platt, Derek Decloet, Ari Altstedter y Alfred Cang
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