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Un siglo de provocación y de imposturas

El club América es una provocación,en la que han caído varias generaciones de aficionados empecinados en creer que esa impostura importa al equipo de Emilio Azcárraga.

Menos que un club, el América es una provocación, en la que han caído varias generaciones de aficionados empecinados en creer que esa impostura importa al equipo de Azcárraga.

El primer equipo nacional que, con puros mexicanos, se hizo del torneo de liga de 1925 se convirtió en un tris en el conjunto de los grandes extranjeros. Antes del cambio de piel, fue el causante de la salida de dos grandes conjuntos de la capital: el España y el Asturias, viejos rivales de los 20. César Martino, entonces presidente del club, propuso (vaya, descaro) que los equipos que formaran parte del nuevo circuito profesional alinearan cuando menos a siete jugadores de origen mexicano.

Los clubes españoles reventaron a los pocos torneos de paga. Y el América comenzó su carrera extranjera con rápidos pasos. También fue una provocación el mote de "millonarios". Cuenta Fernando Marcos en Mi amante el futbol que a sus jugadores ya les llamaban así cuando no tenían siquiera campos para entrenar, unas veces era el Israelita, otras el de Ciudad de los Deportes y otras más el patio de una escuela en terrenos ferrocarrileros de Pantaco.

Marcos, el provocador,aprovechó una racha favorable sobre el Guadalajara para crear un chiste lastimoso. "Si quieren llamar a México, marquen 20-20-20", por los resultados sobre los cuadros de Jalisco. Cuando Chivas ganó en la vuelta al DF nació otra impostura: el "Clásico del Futbol Mexicano". Nacho Trelles se burlaría del término: "Clásicos los cerillos". Centenario, pues, el de la Revolución, esa broma.


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