After Office

Dupeyron… un milagro escénico

En 27 años de hacer "El gorila", Humberto Dupeyron ha puesto el avance de su esclerosis múltiple al servicio del personaje. "Hay que aceptar lo que te tocó en vida y ser feliz. Entre menos feliz eres, te vuelves más preso de tu vida", dice el actor.

Sin un diagnóstico médico, de los 12 a los 40 años, Humberto Dupeyron (México, 1947) no podía explicarse por qué se le dificultaba moverse ni el origen de su ceceo al hablar.

"Yo creía que era idiota", cuenta. Fue hasta la década de los 80 que le practicaron una resonancia magnética -una de las primeras en México- que identificó su enfermedad, con la que se relaciona a un nivel artístico: para él, la esclerosis múltiple es un personaje más en el escenario de su vida.

El actor cumple este año 27 de protagonizar el monólogo El gorila, de Franz Kafka. El deterioro que de forma paralela ha sufrido su salud, lejos de tumbarlo en cama, dice, le ha permitido dar a su interpretación un crudo realismo.

En cada función, Dupeyron pone su padecimiento al servicio de esta caracterización, que es el distintivo de su trayectoria, que comenzó a los 4 años de edad como un niño actor en el cine.

Para él, el escenario es mágico. Es en escena que logra levantarse de su silla de ruedas y entregarse al personaje kafkiano de una forma inusual.

"Algo pasa, como un milagro y la gente aplaude realmente conmovida. Ya no logro esconder mi enfermedad y en el escenario ya se ve un personaje extraño, loco. Ahora que no camino, me agarro de un mueble y otro, doy un paso con una mano y le ayudo con el pie, creen que estoy actuando como chango, pero en realidad estoy tratando de moverme, usando mi condición para crear otro milagro de la vida: se funde el actor con el parlamento y el público está creyendo lo que ve", dice.

ACUDA
"El gorila"
Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.
Lunes a las 20:00 horas
Localidad: $150


Esta historia comenzó hace casi tres décadas, cuando Humberto Dupeyron aún buscaba personajes bizarros para dar rienda suelta a lo que él creía que era un defecto y no una enfermedad. "Buscaba puros personajes de idiota", bromea.

EL REGALO DE JODOROWSKY
Para interpretar al personaje que ha distinguido su carrera, tuvo que pasar una prueba que le hizo Alejandro Jodorowsky, quien era dueño de los derechos de El gorila, monólogo que estrenó en 1964 con el actor Narciso Busquets, ese año también dirigió a Carlos Ancira en El diario de un loco.

Dupeyron se disponía a protagonizarlo a las órdenes del dramaturgo y director chileno, pero el productor no aceptó pagarle a éste los 20 mil dólares que pedía por los derechos.

Cuenta el actor que Jodorowsky quedó tan complacido con su trabajo, que le prestó la obra, así que se dirigió a sí mismo en un montaje que estrenó en 1989 en el Teatro Xola. Diez años después se convirtió en el dueño de los derechos del texto, que le cedió el chileno al develar una placa en el teatro Rafael Solana por su primera década en cartelera.

Dupeyron ha puesto esta obra en escenarios de todo tipo; su anterior temporada fue en el Teatro Fru Fru y actualmente se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.

EXPERIMENTO EN LIBERTAD
El texto en el que se basa esta pieza fue escrito hace casi un siglo. En el cuento Informe a una academia, Franz Kafka cuestionaba la pérdida de la libertad en los tiempos modernos a través de la voz de un animal, adaptado a la sociedad humana, sobre la que señalaba como distintivos la mentira, la hipocresía y la falsedad. La crítica que en 1917 hacía el autor sigue vigente, afirma Dupeyron.

El actor reconoce como cierto el planteamiento que hace el autor de La metamorfosis en el cuento que Jodorowsky adaptó para el teatro: la libertad no existe.

"La obra habla de que en realidad todos estamos atrapados en diferentes jaulas, de poder, de vicios, de pasiones, de miedos", explica.

Tanto coincide con la tesis de la obra, que decidió no ser preso de su enfermedad, dice. "Kafka hizo un estudio profundo y con él reflexiono: sí, la libertad está limitada; no existe más que para cada uno, que puede ser libre en su ser interior o un esclavo de su cuerpo, su trabajo o sus pasiones. Se puede ser la persona más feliz estando en la cárcel, porque la mente puede viajar. Hay que aceptar lo que te tocó en la vida y ser feliz. Entre menos feliz eres, te vuelves más presa de tu vida".

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