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Catar, el Mundial de la corrupción

"The Sunday Times" tuvo acceso a "mensajes de correo electrónico, cuentas y otros documentos" que registran pagos por 5 millones de dólares que hizo el catarí Mohamed bin Hammam, ex directivo de la FIFA, a funcionarios de futbol africanos con la intención de conseguir apoyo para que su país hospedara la Copa del Mundo en 2022.

Hammam formó parte del comité ejecutivo de la FIFA por 16 años y estuvo al frente de la Confederación Asiática de Futbol, pero fue cesado del cargo en 2012 y vetado para siempre por acusaciones de sobornos con los que intentaba llegar a presidir la máxima organización del futbol mundial.

En 2010, cuando se llevaron a cabo las votaciones para designar las sedes de 2018 y 2022, Ricardo Teixeira, Nicolás Leoz, Jack Warner, entre otros colegas del ex mandatario catarí tuvieron un voto.

Los organizadores de la justa en medio oriente negaron las acusaciones del rotativo inglés y aseguraron que Bin Hammam no estuvo involucrado de ninguna manera con el comité de la candidatura.

La decisión de aceptar a Catar como sede de la Copa del Mundo ha ido sumando elementos en contra y Jim Boyce, vicepresidente de la FIFA, dijo que en caso de demostrarse la corrupción en el proceso electoral (que ya está siendo investigado), apoyaría la celebración de una nueva jornada de sufragios para cambiar al anfitrión.

Las sospechas se levantaron y los problemas fueron creciendo cuando se eligió un país que carece de la infraestructura necesaria; con la filtración del correo electrónico en el que el Secretario General de la FIFA, Jerome Valcke, dice que "Catar había comprado el Mundial"; por la explotación y malas condiciones de los trabajadores contratados para la construcción; la temperatura extrema y el financiamiento por parte de Doha a grupos extremistas islámicos.


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