Política

Querían Yáñez y Oliver un compadre al frente de Pemex

Días antes del comienzo de este sexenio, Oliver Fernández, socio de Amado Yáñez en Oceanografía, expresó su confianza en que una persona muy cercana a él llegara al frente de Pemex. “Todo está controlado”, refirió según una grabación en poder de El Financiero.

Días antes de la asunción de Enrique Peña Nieto a la presidencia, Amado Yáñez Osuna, accionista mayoritario de Oceanografía, expresó preocupación a su socio y amigo Oliver Fernández, porque no salían contratos que le permitieran pagar 100 millones de dólares del crédito de OSA Goliath, que se vencían en enero. Fernández, que tiene el 5 por ciento de la empresa, le daba confianza de que las cosas cambiarían con el nuevo gobierno, cuya red de relaciones les ayudarían a consolidar la compañía.

La confianza de Fernández quedó de manifiesto en dos grabaciones entre los empresarios, realizadas en noviembre de 2012, y corroboradas en su veracidad por Yáñez Osuna, quien se muestra escéptico ante la optimista actitud de su socio. Y que puedes escuchar a continuación:



​–"Pues los que lleguen quien sabe, cabrón", aireó sus dudas Yáñez Osuna.

–"No mames ya –respondió Fernández–, quítate esas pinches telarañas de la cara, cabrón".

–"Ah bueno güey, ese es mi, ese es mi sentir, ¿no? Pero si tú estás confiado..., es que yo cada vez que hay pinches cambios, puto, el que llega ya sabes, no mames quien sabe quién es, cabrón".

–"Tranquilo inge, tranquilo".

–"Lo sé brother".

Ninguno de los dos sabía o adivinaba que la suerte de Oceanografía estaba a punto de cambiar.

El subdirector de la Coordinación de Servicios Marinos de Pemex Exploración y Perforación (PEP), Mario Ávila Lizárraga, y el director del propio PEP, Carlos Morales Gil, ya habían hablado con Yáñez Osuna para utilizar un mecanismo del que no tenían que enterar a los comités de adquisiciones de PEP y Pemex, y con el cual Ávila le firmaría un contrato de 100 millones de dólares en noviembre, en vísperas del cambio de gobierno, y uno más por la misma cantidad, repartido en pequeños contratos, durante 2013.

Yáñez Osuna estaba seguro que le cumplirían, al menos así lo externa en la conversación con Fernández. "La neta, te voy a ser sincero –le confió a Fernández–, vamos poca madre, digo, el martes me dan dos contratos más, son otros 200 kilitos de dólares a la bolsa, son un barquito más y otro barco que ya teníamos, una renovación de la barcaza, vamos a toda madre.

–"O sea, ahorita traigo un déficit por ejemplo, tengo que pagar... Mi presupuesto las próximas seis semanas es pagar mil millones de pesos. Creo que con 900 millones la libro pa´ pagar todo lo que tenemos salimos bien el año, pagamos todos los compromisos, todas las deudas, limpiamos bien el año y traigo ahorita como dos mil millones de pesos en facturación, que no he sacado de Pemex, que ando documentando y ando en la chinga de cierre de año. Entonces si cierro bien el año y saco esa cobranza, pues tenemos mil millones para enero. Y tenemos algo de liquidez. ¿Qué podemos hacer?".

Fernández respondió lacónico pero eufórico: "¡Gastárnosla cabrón!".
Aunque socio minoritario, Yáñez Osuna confiaba plenamente en Fernández. Y con su otro socio, Martín Díaz, quien tenía 15 por ciento de las acciones de Oceanografía –de quien sospecha que el 5 por ciento de ellas se las entregó a Javier Rodríguez Borgio, quien es investigado por la PGR desde 2012 por supuesto lavado de dinero–, había entrado en conflicto y su relación era tirante.

En la grabación posterior, Yáñez Osuna le comentó a Fernández que el contrato que iba a firmar Ávila, cuyo mecanismo había sido aprobado y refinado por Morales Gil, no iba a salir en la última semana de noviembre de 2012, sino en la primera de diciembre.

Para Yáñez Osuna, el contrato que le iba a otorgar Pemex no sólo beneficiaba a Oceanografía, sino también a la paraestatal, que necesitaba un buque de esa capacidad para distintas operaciones de cabotaje, porque la segunda opción era contratar el OSA Goliath en otro país.

"Estábamos cabildeando para que nos dieran el contrato. Yo presionaba a Pemex, (les decía) me van a dar el contrato o me lo llevo. El barco era clave para la producción si el barco no continuaba trabajando se le caía la producción a Pemex (en la sonda de Campeche)", dijo el empresario en entrevista.

Yáñez Osuna agregó que fue Morales Gil quien le pidió que no se llevara el barco, sobre la base de todos los trabajos que habían tenido con Pemex. Con él mantenía una vieja relación de trabajo, pero con Ávila, reconoció tener amistad. Los dos vivían en Ciudad del Carmen, y ambos tenían como común denominador su amistad con la familia Mouriño. En todo caso, afirmó que eso no le daba beneficio alguno. Al contrario, precisó, Ávila fijaba precios de referencia a los barcos, lo que limitaba sus ganancias.

Yáñez Osuna recordó que su falta de liquidez fue por el cobro de intereses y porque durante meses buscaron un contrato multianual con Pemex por unos dos mil millones de dólares. Dijo que fue aprobado por todas las áreas de PEP, pero en las oficinas centrales de Pemex se rechazó. "No lo quiso firmar Suárez Coppel, los directores firman los requerimientos jurídicos, pero como el CAOS (Comité de Adquisiciones) de Pemex lo rechazó, y ya no lo firmó (Suárez Coppel)", detalló.

Fernández, en aquél noviembre, era optimista. "Todo está controlado", le dijo. "Es casi casi un pinche, digo casi un hecho porque nada está escrito, que el papá de mi compadre llegue".

Fernández se refería a la llegada de una persona muy cercana a él a la dirección de Pemex.

"Muy probable que llegue", afirmó como preguntando Yáñez Osuna.
"Muy… muy", respondió Fernández. "Si eso pasa, brother, forget it. Ahí consolidamos todo"... "Excelente news".

Escucha la segunda conversación:



Personas cercanas a Fernández declinaron identificar al "compadre"; menos aún a su padre. Preguntado sobre el "compadre", Yáñez Osuna dijo desconocer de quién se trataba. En cualquier caso, quien esperaban que llegara a la dirección de Pemex, no fue nombrado, cuando menos, en esa posición.

El presidente Peña Nieto nombró en ese cargo a Emilio Lozoya, quien desde el primer día le cerró los contratos a Oceanografía y despidió a Ávila y a toda su estructura operativa, en Ciudad del Carmen, Campeche. Sin contratos, el pago por 100 millones de dólares que vencía en enero para el pago del OSA Goliath era imposible de efectuarse.

La falta de liquidez, que reconoce ampliamente Yáñez Osuna en las grabaciones, fue tratada de resolver por Fernández, quien junto con su socio y mentor, Jaime Camil, cabildearon en Pemex para que les dieran los contratos, de acuerdo con funcionarios de la paraestatal. "Camil y Fernández lucharon en diciembre de 2012, y enero y febrero de 2013, que se les diera el contrato", dijo una alta fuente en Pemex, pero sus resultados fueron negativos.

Personas cercanas a Fernández dijeron que Camil no fue a cabildear a favor de Oceanografía, sino que acudió a Pemex porque también, en esos primeros días de la administración, Lozoya suspendió un pago de 500 millones de dólares a Siemens, la empresa alemana con la que tenía una vieja relación Camil. "En esas visitas, le hablaron sobre el OSA Goliath, pero él no tenía nada que ver en ese tema", agregaron los cercanos a Fernández.

Yáñez y Fernández intentaron ver desde un principio a Lozoya, pero el director de Pemex nunca lo recibió.

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